EL TRANSGENERISMO Y LA ‘IZQUIERDA WOKE’: IDEAS RETRÓGRADAS DISFRAZADAS DE PROGRESISMO (VÍDEO)

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¿Quién gana y quién pierde con el engaño?

El reciente congreso internacional “La ideología de la identidad de género en las aulas”, organizado por Docentes Feministas por la Coeducación (DoFemCo), ha puesto de relieve cómo una ideología reaccionaria y acientífica se está introduciendo en los currículos de todos los niveles escolares con el firme apoyo de los poderes públicos. Esto da al traste con cualquier Plan de Igualdad y esfuerzo por dotar a las jóvenes generaciones de una enseñanza pública, laica y libre de sexismo.

   Por TITA BARAHONA PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-

   Del 19 al 21 de noviembre se ha celebrado el Congreso Internacional de DoFemCo (Docentes Feministas por la Coeducación), con el título “La ideología de la identidad de género en las aulas”, al que tuve el gusto de asistir. Ha estado dividido en tres sesiones bajo los siguientes epígrafes:

– “La Universidad y el pensamiento único”,

– “La invasión del Transgenerismo en la escuela”,

– y “Efectos de la Ideología de la Identidad de Género en la población infantil y juvenil y sus familias”.

   Las ponencias han estado a cargo de docentes de primaria, secundaria y universidad, así como otros profesionales de la educación, procedentes de EspañaEstados UnidosReino UnidoCanadáBrasilSuecia y Argentina. A estas se han sumado los testimonios de jóvenes que han experimentado o vivido de cerca el proceso “transgénero”, y de madres que han sido o son testigos de esas “transiciones” en sus hijas e hijos.

   Este congreso online ha sido tan oportuno como necesario e ilustrativo, en un momento en que los poderes públicos, en las distintas Comunidades Autónomas del Estado español, están introduciendo en los currículos de todos los niveles escolares una ideología reaccionaria y acientífica, que, además de poner en riesgo la integridad física y psíquica de niños y adolescentes, da al traste con cualquier Plan de Igualdad o esfuerzo por dotar a las nuevas generaciones de una enseñanza pública, laica y libre de sexismo, es decir: de una verdadera coeducación.   Oportuno también en el sentido de a tiempo. Porque, de haber entrado ya en vigor la llamada Ley Trans a nivel estatal, este congreso habría sido cancelado o sancionado con una fuerte multa por incurrir en “transfobia” y “delito de odio”. Estamos a las puertas de una nueva mordaza legal que, de todos modos, aquí como en otros países, ya está operativa de facto, como muestra que algunas de las ponencias y testimonios se hayan impartido de manera anónima por temor a represalias. Esto sin que hayan faltado cartas calificando el congreso de excluyente e intolerante y con amenaza de ser denunciado.

   A la “inclusividad» rogando y con el mazo dando, la ideología de la «identidad de género» y su neolenguaje se están imponiendo estilo Gestapo a las y los disidentes de la que bien podemos llamar una nueva religión, con sus dogmas, anatemas y brazo punitivo: la “queer-inquisición” de la que dimos cuenta en otro lugar.

   Es sabido que la teoría queer, subproducto del posmodernismo, de la que deriva la ideología de la “identidad de género”, lleva tiempo bien instalada y subvencionada en las Universidades e instituciones políticas y mediáticas de todo el mundo. Lo que no se conoce tanto es la manera subrepticia en que esa ideología y su neolengua se están filtrando en la educación de niñas, niños y adolescentes de primaria y secundaria, tanto en la escuela pública como en la privada a nivel estatal, lo que afecta a todas las clases sociales y territorios.

   Se trata de un fenómeno que merece un debate público, abierto y respetuoso entre docentes, familias y toda la sociedad en general, a lo que sin duda contribuye el congreso internacional de DoFemCo. Es mucho lo que está en juego. La ideología de la «identidad de género» -o lo que he llamado en otros artículos el “transgenerismo”– nos retrotrae en muchos aspectos a un pensamiento propio de épocas pre-modernas y pre-científicas, con distinta envoltura pero con la misma esencia.

   Se trata de un pensamiento anti-científico e irracional que fomenta y refuerza el sexismoel individualismo egoísta propio del capitalismo, la explotación sexual y reproductiva de las mujeres, y erosiona los derechos adquiridos por éstas. La ideología de la «identidad de género» es, por tanto, anti-feminista y contraria a cualquier otro movimiento de emancipación social.

   Todo ello se puede comprobar en las ponencias del congreso, disponibles en este enlace, y que animo a consultar. Especialmente ilustrativa de los contenidos anti-científicos y sexistas de esta ideología en los currículos escolares es, entre otras, la ponencia de Ana Hidalgo Urtiaga, profesora de secundaria, impartida en el segundo día dedicado a “La invasión del transgenerismo en la escuela”.

    Contexto y correas de transmisión de la ideología de la «identidad de género»

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   Aunque todas las ponencias y testimonios son muy instructivas, las dos provenientes de Brasil me han llamado en especial la atención, pues hacen mención a dos temas claves que no se relacionan con el contenido de la ideología de la «identidad de género» en sí, sino con algunas de las condiciones que le abrieron las puertas a la misma y sus correas institucionales de transmisión.

   El primer tema es el polémico concepto de “género”, de cuyo abuso y tergiversación en las décadas pasadas he tratado en más de un artículo (1). La periodista brasileña Eugenia Rodrigues, nos cuenta que en las universidades “se entronizó la palabra género”. En efecto, el género, como categoría de análisis, comenzó a usarse en sustitución de sexo, de mujeres e incluso de feminismo. Y, siento tener que decirlo, fueron las propias académicas de los llamados “estudios de género”, asumiendo acríticamente lo que llegaba de las universidades anglosajonas, así como las políticas de los partidos gobernantes (especialmente el PSOE e IU), quienes sacaron -seguro que sin intención- el género de madre.

   Al final, como señala Rodrigues“Género significa todo y nada” y ahora “es imposible estudiar sobre género sin basarse en la teoría queer”, que lo inunda todo. Es verdad, como también indica Rodrigues, que hubo profesionales que llamaron la atención y criticaron, con argumentos sólidos, esta tendencia. Ella cita a las autoras francesas, algunos de cuyos artículos se recogen en el libro dirigido por la difunta Silvia TurbertDel sexo al género. Los equívocos de un concepto (2). A estas cabe añadir las críticas realizadas por Celia Amorós, Lidia Falcón y Amelia Valcálcer, entre otras.

   Es cierto que algunas académicas no se dieron cuenta del peligro que implicaba borrar el sexo o los roles sexistas y a las mujeres del vocabulario científico, tal como nos animaba a hacerlo, desde la disciplina histórica, Gisela Bock en 1991 (3). Y esto lo reconoce honestamente la profesora Juana Gallego, a la que muchas admiramos, en su ponencia.

   Como dije en otro lugar, la gallina de los huevos de oro del género incubó huevos de los que eclosionaron pollitos transgénero. Es hora de reflexionar -la autocrítica no daña la salud- y, sobre todo, de aunar fuerzas para combatir el retroceso que supone la ideología de la «identidad de género» para las mujeres (especialmente para las que no se benefician de ella) y la sociedad en su conjunto.

   El segundo tema, lo aborda en su ponencia la profesora brasileña de secundaria Thalita Silva, y tiene que ver con el protagonismo que han tenido en la promoción de la ideología de la «identidad de género» los partidos de la izquierda reformista, con representación parlamentaria, muy influidos por el pensamiento posmoderno y lo que en el mundo anglosajón se conoce como lo woke, que, además, se presentan como feministas.

   Estas fuerzas políticas “progresistas” han sido y siguen siendo las abanderadas de una ideología que está dando munición a los sectores más derechistas del espectro político. Es significativo que, en Brasil, fue bajo el gobierno del Partido de los Trabajadores cuando se introdujeran dos proyectos de ley que daban rango legal a la “identidad de género”.

   Thalita Silva cuenta cómo a partir del golpe parlamentario que destituyó a Dilma Rousself, la derecha comenzó a acusar a la izquierda de querer lavar el cerebro a la infancia para que se hiciesen niños y niñas trans; acusaciones que fueron determinantes -según Silva– para el ascenso de la extrema derecha evangelista de Jail Bolsonaro.

   Oportunistamente, bajo el paraguas de lo que esa derecha llamó “ideologías de género” la derecha incluyó no solo el transgenerismo, sino también temas ajenos a éste pero propios de la agenda feminista como la discusión sobre la violencia machista, el embarazo precoz (Brasil es el cuarto país con mayor incidencia), el matrimonio de niñas, la educación sexual, la prevención de enfermedades de transmisión sexual, la pobreza y otros problemas que aquejan a la educación pública en Brasil, más que el número -creciente en los últimos cinco años- de alumnos y alumnas que se autoidentifian como «trans».

   Sin embargo, a día de hoy los materiales didácticos siguen todos empapados de “identidad de género”Silva señala que, en un país que tuvo como referencia la pedagogía liberadora de Paulo Freire, se está retrocediendo en derechos. No se puede hablar libremente de la abolición de los roles sexistas, porque quienes lo hacen son tachadas de conservadoras. Las docentes feministas como Silva sienten que «están siendo expulsadas del espectro político que siempre fue el suyo: la izquierda«.

   De momento, las y los docentes brasileños tienen autonomía para elaborar sus propios contenidos, pero el gobierno actual prepara una ley de reforma educativa que previsiblemente acabará con ella. Está por ver si también borrará los contenidos transgeneristas que inundan los materiales didácticos. Personalmente, lo dudo. A lo sumo cambiará algunos detalles. Mientras tanto, el paraguas de las “ideologías de género”, donde la derecha engloba al feminismo contrario a la ideología de la identidad de género, le viene bien para evitar que se debata y se luche contra la violencia machista y la creciente desigualdad social en Brasil.

   Este no es un proceso exclusivo del país americano. La ideología de la “identidad de género” se presenta en todo el mundo con las credenciales de la “inclusividad”, la “diversidad” y la “transversalidad”, que ha hecho suyas ese licuado reformista, posmoderno y populista que hoy pasa por ser “la izquierda”, y del que tenemos versiones en todos los países del centro capitalista.

   La política y la policía de las identidades -especialmente la de género– manda a su turba de «transactivistas» a boicotearcancelarinsultardenunciar y hacer la vida imposible a los críticos y las críticas de su ideología o a quienes consideran una amenaza a sus creencias. En el mundo anglosajón se llama “cancel culture” (cultura de la cancelación). Los ponentes del Reino Unido, Canadá y EE.UU que participaron en el congreso lo saben muy bien.

   El “no me siento a salvo ante esa persona o en ese espacio” es la frase aprendida y repetida por los «transactivistas» para justificar la denuncia de un o una docente, especialmente en los ambientes universitarios. Cuántas veces hemos tenido que aguantar, como alumnos, a profesores que hacían comentarios clasistas, machistas o racistas en clase. Y, si presentabas quejas a la autoridad, esta siempre se ponía del lado del docente. Ahora, sin embargo, esa misma autoridad se pone invariablemente de parte del alumno o alumna trans que señala y hasta puede conseguir que despidan al profesor o profesora con el/la cual no “se sienten a salvo”. Ejemplos hay ya para llenar varias páginas en el mundo de habla inglesa.

   Mientras todos estos desmanes los alienta, justifica y protege la “izquierda», la derecha consiente en silencio y sonríe. Lo hace porque toda la sinrazón en que se ha convertido la política de las identidades y su ideología de la «identidiad de género», con su cultura de la cancelación, la achaca a la “izquierda”, incluso nada menos que a la “extrema izquierda” y a lo woke, que califica de “marxismo cultural” (aunque de marxismo no tiene absolutamente nada, pero todo sea por seguir denostando un pensamiento realmente emancipador).

   Al estar las posturas críticas con la ideología de género vetadas en los medios de comunicación de tendencia “progresista” (algunos de los cuales reciben financiación de uno de los mayores financiadores del transgenerismo), son los medios derechistas y libertarianos los únicos que las acogen y publican. Son ellos y ellas, los ultraliberales, quienes se convierten en los portavoces del raciocinio y la sensatez. Saben que la ideología de la «identidad de género» y su policía política está provocando una fuerte reacción, no solo en el feminismo, sino también en amplios sectores de la sociedad de donde pueden pescar electoralmente.

   La ideología de la «identidad de género» ¿A quiénes beneficia? No solo es anti-científica, irracional, anti-feminista y profundamente clasista y anti-obrera, como sostenedora del capitalismo que es; sino que está también alimentando a la extrema derecha. Sus patrocinadores de la “izquierda líquida” son responsables y debemos decirlo alto y claro.https://www.youtube.com/embed/AeZmeIQZHaI?feature=oembed

https://canarias-semanal.org/art/31669/el-transgenerismo-y-la-izquierda-woke-ideas-retrogradas-disfrazadas-de-progresismo-video

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