
Por Amy Goodman y Denis Moynihan
“Si estas palabras llegan a ti, sabe que Israel ha logrado matarme y silenciar mi voz”.
Esas fueron las palabras que circularon en X y se expresaron al aire en Al Jazeera, de Anas Al-Sharif, un periodista de 28 años en Gaza, después de que murió en un ataque aéreo israelí el 10 de agosto. Anticipando su muerte, escribió su declaración en abril pasado.
He vivido el dolor en todos sus detalles, he experimentado el sufrimiento y la pérdida muchas veces, pero nunca dudé en transmitir la verdad tal como es, sin distorsión ni falsificación, para que Dios dé testimonio contra quienes guardaron silencio y aceptaron nuestra muerte. No se olviden de Gaza… Y no me olviden en sus sinceras oraciones de perdón y aceptación.
Anas al-Sharif, corresponsal de Al Jazeera en árabe, era uno de los periodistas más destacados que aún trabajaban en el norte de Gaza, cubriendo el asedio y los ataques israelíes. Murió junto con su colega de Al Jazeera, Mohammed Qreiqeh, los camarógrafos Ibrahim Zaher y Mohammed Nufal, y los periodistas independientes Moamen Aliwa y Mohammed Al-Khaldi, cuando Israel bombardeó su carpa de prensa, ubicada justo afuera del Hospital Al-Shifa en la ciudad de Gaza.
El ejército israelí emitió un comunicado confirmando su responsabilidad en el ataque, afirmando falsamente que Al-Sharif era un «líder de célula» de Hamás. Israel llevaba tiempo amenazando a Anas Al-Sharif, lo que llevó a Irene Khan, relatora especial de las Naciones Unidas para la libertad de opinión y de expresión, a emitir un comunicado el 31 de julio, tan solo diez días antes del asesinato de Al-Sharif. El comunicado decía, en parte: «Los ataques en línea y las acusaciones infundadas del ejército israelí contra el periodista de Al Jazeera, Anas Al-Sharif, constituyen un intento flagrante de poner en peligro su vida y silenciar su cobertura del genocidio en Gaza».
En declaraciones al programa de noticias de Democracy Now!, dos días después del asesinato de Anas Al-Sharif y los demás periodistas y trabajadores de los medios, Irene Khan dijo:
Anas me contactó, y Al Jazeera también, para informarme de esta amenaza inminente. Ya lo habían visto antes. No es el primero. Hay entre 26 y 30 periodistas que han sido blanco de esta campaña de asesinatos. Anas quería que yo lo hiciera público, quería que otros lo hicieran público, para detener lo que Israel estaba haciendo.
Mohamed Moawad, editor jefe de Al Jazeera, declaró a Democracy Now !:
El patrón es claro: degradar, deslegitimar, difamar y luego asesinar, justificando los asesinatos con acusaciones infundadas. … Anas y Mohammed eran las voces que se escuchaban desde las calles destrozadas de Gaza, la melodía constante que hacía comprensible el caos, el ojo tras la lente que captaba todos los detalles para el mundo desde la ciudad de Gaza. Eran las dos únicas voces prominentes que quedaban en Gaza.
El momento del asesinato es clave. Eran de los últimos periodistas en el norte de Gaza, dispuestos a informar, con un enorme riesgo personal, sobre la renovada invasión israelí de la ciudad de Gaza para despoblar la ciudad de un millón de palestinos, obligándolos a desplazarse más al sur.
Desde octubre de 2023, Israel ha prohibido la entrada de la prensa internacional a Gaza. El domingo, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, se dirigió a los periodistas en una rueda de prensa y declaró: «He ordenado al ejército que traiga a periodistas extranjeros, a muchos más periodistas extranjeros». Por supuesto, si se les permite la entrada, los periodistas que se integren con las Fuerzas de Defensa de Israel tendrán restricciones sobre lo que pueden ver, y su cobertura solo se publicará tras la aprobación de la censura militar israelí.
Dirigiéndose a los periodistas, Netanyahu añadió: «Existe un problema de seguridad, pero creo que se puede hacer de forma responsable y cuidadosa para preservar la propia seguridad». Horas después, el ejército israelí asesinó al equipo de Al Jazeera.
El ataque israelí contra Gaza ha sido el conflicto más mortífero para periodistas y trabajadores de los medios de comunicación en la era moderna, en cualquier parte del mundo, con más de 200 muertos desde octubre de 2023, y otros heridos o arrestados. Los periodistas palestinos se enfrentan a riesgos similares de violencia militar y de colonos israelíes en la Cisjordania ocupada, como lo demuestra el asesinato selectivo por parte del ejército de la reconocida corresponsal de Al Jazeera, Shireen Abu Akleh, ciudadana estadounidense, en Yenín el 11 de mayo de 2022.
“Las voces de Anas y Mohammed no se han silenciado”, dijo Mohamed Moawad, de Al Jazeera. “La verdad que han transmitido al mundo desde el comienzo de la guerra resonará en nuestra cobertura. Continuaremos con la cobertura”.
La violencia de Israel contra periodistas es solo un componente de la limpieza étnica en curso en Gaza. Ninguna de estas violencias sería posible sin el apoyo constante del gobierno estadounidense. Es crucial que los periodistas estadounidenses se unan a sus colegas de todo el mundo para exigir el acceso sin restricciones a Gaza para los periodistas internacionales, el cese inmediato de los asesinatos de periodistas palestinos por parte de Israel y que los responsables rindan cuentas.
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