Mujer: ¡Es hora de rebelarse!

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REVOLUCIÓN OBRERA

Mujer: ¡Es hora de rebelarse! 1

“Si le pasó eso, fue por algo”, “Quien la manda a salir a la calle vestida de esa forma y a andar en ese sitio a esas horas”, “Ella no era una mujer de su casa, tenía muy descuidado a su marido”, “Eso le pasó por andar buscando marido extranjero”, “Si ya saben cómo es la Policía, mejor se hubiera quedado en la casa y no en la calle protestando, por eso la violaron en esa tanqueta”… se podrían llenar innumerables páginas con frases comunes que buscan justificar lo injustificable: la violencia contra la mujer.

Violencia que va desde frases que se convierten en acoso callejero, pasando por la violencia económica, física, psicológica, sexual… hasta llegar a los feminicidios, que es el asesinato de una mujer a manos de un hombre por machismo o misoginia.

Los datos son escalofriantes y revelan que la sociedad capitalista colombiana está descompuesta de cabo a rabo. Según las cifras entregadas por el Instituto Nacional de Medicina Legal, en la tabla de “Lesiones fatales”, es decir, las cifras de muertes, se puede observar que el año pasado fueron asesinadas 1016 mujeres y 582 se suicidaron. Dentro de estos datos terribles, es lamentable informar que, de esas 1016 mujeres asesinadas, 109 eran menores de edad y de los 582 suicidios, 135 fueron suicidios de niñas o adolescentes.

A su vez, el Observatorio Colombiano de Feminicidios informó que en el 2022 se reportaron 612 feminicidios, ¡más de la mitad del total de muertes violentas de mujeres fueron por ser mujer! Esto último, equivale a llenar de cadáveres de mujeres más de 3 buses articulados de Transmilenio, cuya capacidad es de 160 pasajeros.

Igualmente, en su tabla de “Lesiones no fatales” Medicina Legal informa que, durante el 2022, 12.144 mujeres fueron víctimas de Violencia Intrafamiliar frente a una cifra de 8372 hombres, es decir, hay una variación del 18 %. En el ítem donde es más evidente la violencia por causa del género es en el de “Violencia de pareja”: 5519 hombres frente a 35.657 mujeres fueron víctimas de sus parejas, es decir, ¡las mujeres son 6 veces más violentadas por sus parejas a causa de la violencia machista! Y de esos más de 5500 hombres, muy seguramente, muchos fueron el blanco de la legítima defensa de sus parejas mujeres al haber intentado abusar de ellas.

Las cifras de violencia contra la mujer son alarmantes porque a ellas las asesinan, las descuartizan, las abusan sexualmente, las queman con ácido… por la sencilla razón de ser mujeres. Las miles de mujeres agredidas lo son porque la sociedad capitalista le ha dado al machista el derecho de violentar a las mujeres, generalmente de su círculo más cercano: a su pareja, a sus hijas, hermanas, madre y abuelas; a sus vecinas, compañeras de trabajo y estudio… como le sucedió a Rosa Elvira Cely.

Todas las mujeres ─en diversas formas y en distinto grado─ son víctimas de algún tipo de violencia en sus hogares, trabajos, sitios de estudio, en el transporte público, en las fuerzas militares y de policía, en las iglesias… en todos los espacios de esta sociedad burguesa, y todos ellos son abusos inaceptables e intolerables.

No se puede permitir que se siga naturalizando el abuso sistemático contra la mujer: ¡Es necesario rebelarse! Como hombres y mujeres conscientes es preciso levantarse contra esa monstruosa realidad que está asesinando a las mujeres a razón de su género.

Ahora bien, al cruzar las cifras de asesinato y suicidio de mujeres, con los datos de los hombres, es evidente que a los hombres los asesinan más y que también se suicidan más en comparación con la mujer: los hombres asesinados en el 2022 fueron 12.320 y los que se suicidaron 2253.

De estas frías cifras es que se valen los que niegan que a las mujeres las asesinan por ser mujeres. Pero detrás de cada número existe una realidad inocultable.

Si bien los datos muestran que los hombres son más víctimas de asesinatos y suicidios que las mujeres, esto se debe a dos cosas:

• Porque la tradición machista hace que los hombres tengan que demostrar su “hombría” y “valentía” a través de la violencia entre sus iguales y contra la mujer y, por lo tanto, cualquier muestra de sensibilidad por parte de un hombre es tachado como “debilidad” o “cobardía” que la sociedad machista no tolera, de allí que muchos de ellos mueran en medio de riñas defendiendo su “hombría”, “haciendo respetar a su pareja”, entre otras situaciones que tienen como raíz el machismo generalizado en la sociedad. A pesar de todo esto, es innegable que a los hombres no los asesinan a razón de su género, lo que sí sucede con las mujeres.

• Porque la sociedad también le ha impuesto al hombre la carga principal de “sacar adelante su hogar”, de ser “proveedor”, y ante las crisis generalizadas y cada vez más profundas del capitalismo, esto se ha vuelvo imposible; en consecuencia, muchos de ellos acuden al suicidio como forma de escape a esa realidad, es decir, de nuevo el machismo como una de las causas del suicidio en la sociedad.

De todo lo anterior se desprende que los hombres también están llamados a combatir de raíz el machismo, es necesario que estudien a profundidad el problema y que tomen medidas prácticas para que no se conviertan en ejecutores ni siquiera del sutil machismo que oprime a las mujeres en la sociedad; y que, sobre todo, se comprometan con la lucha directa contra el capitalismo, raíz de la desigualdad entre hombres y mujeres.

Saliéndose del ámbito doméstico, también el Estado burgués-terrateniente ejerce violencia contra la mujer por medio de sus fuerzas militares y de policía. Cuando el pueblo se levantó contra el régimen de la mafia, fueron abusadas sexualmente compañeras a razón de su género, ocasionando incluso el suicidio de Alison Meléndez, en Popayán. ¿De qué sirven las esposas púrpura que le pusieron al asesino de la DJ Valentina Trespalacios, en Bogotá, si cada vez que los oprimidos se rebelan, la mujer se convierte en un botín de guerra para las instituciones de represión estatal?

Es necesario combatir la violencia de la que es víctima el género femenino, hay que detener la matanza y violencia generalizada contra las mujeres. Esto sólo puede ser obra del pueblo en general, pues:

• La pequeña burguesía llama inútilmente a confiar en la mutilada democracia burguesa que, según ellos, puede ser reformada para ponerla al servicio del pueblo en general y en particular, de los intereses de la mujer.

• Para las clases dominantes la mujer obrera no es más que un instrumento para superexplotar y la mujer burguesa es apenas una figurita social para mostrar.

De todo esto se desprende que sea la clase obrera consciente la llamada a comprender, sentir y llevar a la práctica la necesidad de organizar la lucha revolucionaria para conquistar las reivindicaciones de la mujer, a través de un Movimiento Femenino Revolucionario (MFR) que organice la rebeldía de las mujeres y la encauce en una lucha verdaderamente revolucionaria.

Un MFR que proponga medidas y formas de defensa de las mujeres, para evitar que las sigan matando. Un MFR que invite a las mujeres a sumarse a la lucha por construir un nuevo poder, por un nuevo Estado de Obreros y Campesinos donde las mujeres puedan desarrollar toda su iniciativa física y mental en pro del bien general de la sociedad, donde no sean criminalizadas por abortar, en donde su trabajo sea remunerado equitativamente, en donde los oficios del hogar y el cuidado de los hijos sea una responsabilidad social, y en la que todo aquel que se atreva a violentar a una mujer, reciba el peso de la justicia popular que será ejercida por medio del armamento general del pueblo para evitar los crímenes y abusos que hoy son tan comunes en la sociedad burguesa.

UNIÓN OBRERA COMUNISTA MARXISTA LENINISTA

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