
Las «contraprestaciones» por la «ayuda» se pagarán con la reforma de las pensiones, los cambios en la legislación laboral, privatizaciones y recortes
Los burócratas de Bruselas -mantiene en este artículo nuestro colaborador Manuel Medina- entendieron la semana pasada que se hacía preciso recordar al gobierno «más progresista de la historia de España», a través del Europarlamento, del Consejo Europeo y de la Comisión Europea, que la UE no «aflojaría» un solo euro de los 140 millones que tenía prometidos a España, si el Ejecutivo español no ponía previamente en marcha las «contraprestaciones acordadas». Pero ¿cuáles son esas desconocidas «contraprestaciones»? En principio, el «ultimátum» de la Unión Europea hace referencia a la reforma de las pensiones, de la legislación laboral, en la aplicación de recortes y en privatizaciones…
POR MANUEL MEDINA PARA CANARIAS SEMANAL
Hace tan sólo unos meses, tanto el Presidente como el Vicepresidente del Ejecutivo español parecían estárselas prometiendo muy felices. O al menos eso deseaban que pensáramos cuando gozosamente nos anunciaban la «ayuda desinteresada y fraternal» que íbamos a recibir de nuestros socios de la Unión Europea para que España pudiera afrontar exitosamente la profunda crisis económica que atravesaba por la pandemia.
Coincidiendo con ese «feliz» evento, el vicepresidente del gobierno «in person» no se recataban a la hora de resaltar la «diferencia esencial» que había entre la «ayuda» que la UE había concedido ahora con la que había dado al gobierno del ultraconservador Rajoy, acompañada de fuertes recortes, drásticas reformas laborales y devastadoras privatizaciones, con el «desinterés generoso» mostrado ahora por Bruselas.
La cuestión así planteada nos suscitaba algunos no resueltos interrogantes.¿Qué habría podido cambiar -cavilávamos- en la naturaleza perversa de la UE, tan justamente demonizada antaño por el dirigente de Podemos? ¿Cómo era posible que el gobierno «más progresista» de la Historia de España mantuviera ahora mejor sintonía con los gobiernos conservadores europeos que la que había tenido Mariano Rajoy durante sus años de mandato? Unas «incógnitas» con difícil respuesta.
En aquellos días, no pocos de nuestros conciudadanos debieron llegar a la aventurada conclusión de que por arte de no se sabe de qué milagro, súbitamente, sin que nadie lograra explicarse el por qué, el alma usurera y capitalista de la UE había cambiado radicalmente. Los más memoriones debieron recordar por aquellos días los vigorosos esloganes del líder de Podemos, repitiendo a voz en grito, una y otra vez: «¡Si Podemos accede al gobierno, la deuda no se pagará!».
¿Qué habría podido ocurrir interin para que una deuda considerada por Iglesias como perversa, permutara, en cuestión de un par de años, en ventajosa?
Desde que nuestro vicepresidente anunciara que gracias a esas «ayudas» altruistas España iba a poder dar un «giro copernicano» al país, reconvirtiendo – (¿no suena a nada este otrora socorrido término?) – su obsoleta estructura de servicios en una economía industrial, tecnológicamente avanzada y altamente productiva no han transcurrido más que tres o cuatro meses. Pero ha sido el tiempo suficiente de para que Bruselas nos haya aclarado que nuestro gozo en un pozo, que la ayuda no es a «fondo perdido», que va a haber unos costes económicos y sociales que hay que pagar, que…
ANTE TANTA ALEGRIA SIMULADA LA OLIGARQUIA EUROPEA PONE LOS PUNTOS SOBRE LAS IES.
Ante tanto jolgorio, los burócratas de Bruselas entendieron que se hacía urgente puntualizar algunas cosillas. A través del Europarlamento, del Consejo Europeo y de la Comisión Europea, los probos funcionarios del aparato burocrático de la Unión, decidieron la semana pasada formular una severa advertencia España acerca de cómo iba a proceder la UE a la hora de «aflojarnos» la tan conmemorada «pastasin contrapartidas».
Según anunciaron los de Bruselas, la Unión Europea no desembolsará ni un solo céntimo -salvo un 13% de adelanto – hasta que el Ejecutivo español no ponga en práctica las «reformas» solicitadas por los organismos económicos de esa institución.
Y para que no quedara la más leve duda , el Parlamento -la cámara legislativa integrada por 705 eurodiputados-, el Consejo Europeo – compuesto por los 27 jefes de Estado– o de Gobierno de los países y su presidente, así como la Comisión Europea -integrada por 26 comisarios – han reiterado que los 140 mil millones de euros prometidos no se pondrán a disposición de España hasta que, por ejemplo, quede claramente definido en qué van a consistir las «reformas» a aplicar en la legislación laboral y así como en las pensiones, dos aspectos claves exigidos por Bruselas, que afectarán de manera decisiva a los intereses de asalariados y pensionistas. Lo extraño es que en los días de las «celebraciones» nadie había hablado de esas «contraprestaciones».
Los burócratas de Bruselas, que como es sabido son tan sólo fieles amanuenses de los designios marcados por los grandes bancos, las financieras y los consorcios europeos, han puntualizado ahora que hasta que no se vayan alcanzando los «hitos pactados» de esas y otras reformas, no se desembolsará ni un euro de lo hasta ahora se había prometido.
Pero ¿cuáles son esos misteriosos «hitos pactados» de los que nunca nos habló ni el Presidente, ni tampoco el vicepresidente. ¿En nombre de quién «pactaron» nuestros representantes políticos esos hasta ahora desconocidos «hitos»? ¿Figuraban estos, por ventura, en los programas electorales de la llamada «coalición progresista»?
Y, además, para que nadie se llamara a engaño, los tecnócratas de la UE, asesorados por la galaxia de lobbies empresariales que los rodean, que para tomar la decisión de autorizar la liberación de los 140 mil millones, la Comisión deberá consultar con el Comité Económico y Financiero de la UE para que este, una vez constatado el cumplimiento de los mentados hitos, dé su opinión en cuatro semanas, sobre si el «cumplimiento de lo acordado» por parte de España ha sido «satisfactorio o no».
Y para que el lector pueda despejar sus dudas acerca de en manos de quienes está la llave de la «caja del tesoro», conviene precisar que citado Comité es un órgano consultivo de la Unión Europea que está integrado por altos funcionarios de las Administraciones nacionales, por los Bancos centrales, el Banco Central Europeo y por la propia Comisión.
¿Tiene usted claro ahora lector, -asalariado o pensionista-, qué es lo que realmente se nos está avecinando ?