Publicado por MLToday
EL PARTIDO COMUNISTA DE IRLANDA
1 de febrero de 2024
La decisión del Partido Unionista Democrático [DUP, que favorece la unión con Gran Bretaña] de regresar a Stormont [el gobierno transferido de Irlanda del Norte] ha sido recibida como una victoria de la democracia por los gobiernos irlandés y británico, así como por los principales partidos políticos. Dentro de los seis condados de Irlanda del Norte. Michelle O’Neill, del Sinn Féin, se convertirá en Primera Ministra, la primera no unionista en encabezar una administración descentralizada desde que Gran Bretaña dividió Irlanda hace más de 100 años. Esto será aclamado como prueba de que el pequeño estado de seis condados es ahora una democracia estable, y sus políticos han madurado bajo la influencia benigna del gobierno británico, que actúa como un intermediario honesto para frenar la animosidad mutua de las dos tribus hostiles.
La realidad, por supuesto, es muy diferente. El papel de Stormont es proporcionar una fachada democrática a la continua negación de la democracia en Irlanda. Es una institucionalización del sectarismo, donde los nacionalistas se enfrentan a los unionistas, en una inútil búsqueda de dominar a los demás dentro de un conjunto de instituciones diseñadas e incorporadas para negar cualquier control de sus respectivas vidas. La función de Stormont es disfrazar la realidad de dónde reside el poder político. La clase dominante británica mantiene el poder ejecutivo. El Ejecutivo retornado continuará con las mismas políticas que antes, es decir, supervisando la implementación de los recortes del gobierno británico.
La elección de la primera Primera Ministra no unionista, que se describe a sí misma como republicana irlandesa, refleja las realidades políticas cambiantes de la relación entre el imperialismo británico e Irlanda, del norte y del sur. La elección de O’Neill refleja cómo el Sinn Féin se ha convertido en coadministrador, junto con el unionismo, del gobierno británico en los seis condados. Esto ha llevado a una crisis de identidad dentro del unionismo como protectores de la Unión y de los intereses de Gran Bretaña en Irlanda. Sin embargo, la posición de Gran Bretaña no se ha debilitado; ahora tiene al republicanismo, en la forma del Sinn Féin, compitiendo con el unionismo por el papel de administrador principal del gobierno de Londres en los seis condados, mientras que las comunidades de clase trabajadora compiten sobre una base cada vez más sectaria por su parte de las migajas.
La realineación/renegociación del imperialismo británico en Irlanda del Acuerdo del Viernes Santo apunta, a primera vista, a una consideración de la posibilidad de una Irlanda unificada y mucha alusión al potencial de una encuesta fronteriza que proporcione el mecanismo mediante el cual esto pueda suceder. Está claro que cualquier decisión de celebrar una votación fronteriza corresponde al Secretario de Estado británico y cualquier decisión sobre los resultados de una nueva votación está firmemente en manos exclusivas de los británicos. El acuerdo de la semana pasada entre el DUP y el Gobierno británico, “Salvaguardar la Unión”, establece en el punto dos del Resumen Ejecutivo que las negociaciones se llevaron a cabo para garantizar “la consolidación del lugar integral de Irlanda del Norte en el mercado interno del Reino Unido”. También afirma que el documento es el resultado de negociaciones entre el Gobierno británico y el DUP “junto con el compromiso con otros partidos políticos de Irlanda del Norte y la comunidad empresarial”. Hasta aquí la “paridad de estima”. El punto 65 del documento establece que “El Gobierno (del Reino Unido) proporcionará garantías legales de que Irlanda del Norte sigue siendo una parte integral del Reino Unido. El Gobierno legislará para afirmar el lugar de Irlanda del Norte en la Unión”.
No hay nada en este documento que haga avanzar la lucha por la democracia en Irlanda. El Partido Comunista de Irlanda sigue comprometido con la construcción de una República irlandesa socialista y unida. Hacemos hincapié en que “Irlanda del Norte” es un Estado fallido y que no puede haber una solución interna sostenible. Exigimos una Declaración Británica de Intención de Retirarse de Irlanda, que permita al pueblo irlandés decidir su propio destino mediante el establecimiento de un Estado nacional democrático. Los trabajadores, del norte y del sur, no podemos permitirnos una estrategia pasiva que permita a otros decidir nuestro destino. Necesitamos presentar demandas y desarrollar estrategias que pongan en primer plano los intereses de la clase trabajadora. Necesitamos educar, agitar y organizar para construir la unidad, la paz y el socialismo a través de la unidad de la clase trabajadora, planteando demandas y desarrollando luchas en toda Irlanda, cuando sea posible, para convertir la aspiración de una Irlanda Unida en formas concretas de desarrollo social. y campañas políticas.
