Rusia y China ya no son países socialistas… ¿Qué es lo que puede suscitar los temores del Occidente capitalista?
Según escribe nuestro colaborador Máximo Relti en este artículo, ni Rusia ni China constituyen hoy un reto ideológico desafiante frente a los países capitalistas de Occidente. Tanto en Rusia como en China, se ha impuesto lo que nuestros economistas neoliberales llamarian «sociedades de libre mercado». ¿Qué es entonces lo que lo ha convertido Occidente en un renuente reconocedor de las conquistas científicas de ambos paises, hasta el punto de provocar que medios de comunicacion occidentales encubran el hecho de que el próximo Octubre, Rusia comenzará la vacunación masiva de su población?
POR MÁXIMO RELTI PARA CANARIAS SEMANAL
Con la vacuna rusa contra el coronavirus se está produciendo en los medios de comunicación occidentales algo similar a lo que ya tuvo lugar, hace seis u ocho meses, en relación con los eficaces procedimientos utilizados por los chinos para combatir este virus devastador en su país. Todavía permanece fresco en nuestra memoria el menosprecio olímpico con que los medios de comunicación occidentales, ya fueran escritos, internáuticos o televisivos, se refirieron a lo que se estaba haciendo en China – el el primer país en el mundo en ser afectado por el coronavirus- para combatirlo. Resultó dramática, por ridícula, la actitud despectiva sostenida hacia la sanidad china en los medios españoles por tertulianos, supuestos «especialistas» o, incluso, por el incomprensiblemente venerado portavoz del gobierno de coalición, doctor Fernando Simón.
UNA ALTANERA ARROGANCIA DECIMONÓNICA
En realidad, aquella arrogancia no era otra cosa que la expresión altanera correspondiente a una época en la que los avances científicos sólo se podían producir en la Europa occidental o en los Estados Unidos. Una etapa histórica que, aunque muchos occidentales no se hayan enterado, quedó atrás hace ya más de un siglo.
Sin embargo, la soberbia ignorante de no pocos continúa perseverantemente arraigada en la superestructura cultural de «Occidente» y, por tanto, en parte de la mentalidad ciudadana.
Ni que decir tiene que esa prepotente y despectiva soberbia ha generado los catastróficos resultados que hoy es posible apreciar: 19 millones de personas contagiadas por el coronavirus y centenares de miles de muertos como consecuencia de sus letales efectos. Un altísimo precio que los pueblos han debido pagar como consecuencia de la arrogante ignorancia de sus autoridades políticas y sanitarias.
Sin entrar a juzgar la posible eficacia de la llamada «vacuna rusa» contra el coronavirus, pues carecemos de la cualificación requerida para ello, parece claro que el solo anuncio urbi et orbi de las autoridades rusas de que los laboratorios de ese país han obtenido ya una vacuna efectiva para combatir esta letal pandemia, merecería, cuando menos, una prolija información y el consiguiente debate por parte de unos medios de comunicación occidentales tan acostumbrados, por otra parte, a convertir lo trivial en un gran evento, según convenga a los intereses políticos y económicos de sus propietarios.
RUSIA Y CHINA, ¿RETOS IDEOLÓGICOS?
La cuestion es que hoy ni Rusia ni China constituyen un reto ideológico serio ni desafiante frente a los países capitalistas de Occidente. Tanto en Rusia como en China se ha impuesto lo que nuestros economistas neoliberales llamarían sociedades de libre mercado. ¿Qué es entonces lo que convierte a Occidente en renuente reconocedor de sus conquistas científicas o avances sanitarios y tecnológicos?
La respuesta está a la vista. Ambos países, particularmente China, se han convertido en avasalladores competidores en diferentes áreas, que amenazan con arrebatarle la hegemonía comercial, económica y militar a los Estados Unidos y a la Europa occidental. Un escenario, por otra parte, nada novedoso en la historia de los últimos siglos, y que Vladimir Lenin había caracterizado en su momento como «contradicciones interimperialistas».
Es ahí, y no en otras estrambóticas circunstancias, donde hay que encontrar las razones del hermético silencio mediático occidental en relación con la vacuna rusa anticoronavirus.
UN REFLEJO DE OTRAS DEBILIDADES
Que este tipo de cosas puedan ocultarse con total impunidad, a la espera de que los ingleses o los laboratorios de la estadounidense Moderna anuncien la edición de sus propias vacunas, en unos dramáticos momentos en los que el apocalíptico fantasma de la pandemia amenaza a toda la humanidad, obedece también a razones muy específicas del momento que estamos viviendo.
¿Puede el lector imaginarse, por un instante, que este deliberado encubrimiento pudiera tener lugar en sociedades articuladas a través de organizaciones reivindicativas y de clase, o con la existencia de sindicatos de asalariados capaces de movilizar a centenares de miles de sus afiliados? Es, ciertamente, impensable. Ante la perspectiva de la enfermedad o la muerte, miles de ciudadanos en rebelión reclamarían no solo la información sobre ese hallazgo cientifico sino también la posibilidad de acceder al remedio inmediato frente a la amenaza letal.
La cuestión realmente es que nunca antes en la historia de este último siglo y medio las llamadas «clases subalternas» han estado tan inermes, tan indefensas, tan desguarnecidas ideológica y orgánicamente frente al arrollador poder concentrado en manos de sus enemigos de clase. Que estos últimos sean hoy capaces de ocultar que puede haber un remedio a la enfermedad que amenaza a la humanidad, constituye tan solo un diminuto botón de muestra de hasta dónde podrían llegar en otras circunstancias. Piense el lector, por ejemplo, qué no serían capaces de hacer si lo que estuviera realmente cuestionado fuera su propio poder como clase dominante. El resultado de esa suposición nos dará no solo la medida de la envergadura del enemigo, sino también del tamaño del trabajo político que los sectores más avanzados de las clases populares tienen por delante.
VÍDEO:
Hace ya más de una semana, el Fondo Ruso de Inversión Directa confirmó que la nación eslava suministrará a siete países latinomericanos un fármaco contra el covid-19. Además, la institución informó que la primera vacuna rusa contra el coronavirus está ya cubriendo las últimas etapa de esos registros, y que empezará a ser suministrada a la población, entre el presente mes de agosto y el próximo de septiembre.
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