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Las autoridades de Shanghai actuaron frente a 400 casos, España acumuló 56.633 en sólo cinco días
Esta semana el Gobierno chino ha procedido a ejecutar el mayor confinamiento de la población en un núcleo urbano desde que hace dos años se produjera el primer contagio por coronavirus en ese país y en el mundo, en respuesta a la detección de 400 casos sintomáticos de contagiados por Covid. Mientras, en el Estado español y en otros países occidentales se ha decretado un irracional «fin de la pandemia», como si la difusión vírica pudiera responder a órdenes burocráticas y no a una adecuada profilaxis científica (…).
POR MÁXIMO RELTI PARA CANARIAS SEMANAL
Esta semana el Gobierno chino ha procedido a ejecutar el mayor confinamiento de la población en un núcleo urbano desde que hace dos años se produjera el primer contagio por coronavirus en ese país y en el mundo.
En efecto. Se trata del mayor confinamiento de población en un núcleo urbano desde el inicio de la pandemia. Las autoridades sanitarias de la ciudad de Shanghai, que cuenta con la friolera de 24 millones de habitantes y constituye un centro financiero de primera magnitud, han sometido a su población a un drástico confinamiento.
¿Qué cosa terrible es la que ha podido suceder en esa importante ciudad para que las autoridades se hayan visto obligadas a proceder a tan radical confinamiento? Pues la verdad es que nada más grave de lo que pueda estar sucediendo en España en el lugar más recóndito de su geografía, donde menos haya afectado la pandemia.
Según las autoridades de Shanghai, las drásticas medidas se han tomado porque se detectaron 400 casos sintomáticos de contagiados por Covid.
Sin embargo, para que el lector disponga de elementos comparativos que le permitan tener una visión mas precisa de lo que está sucediendo en esa ciudad, es importante saber que, entre el pasado viernes y hoy martes, 29 de marzo, sólo en las Islas Canarias, con apenas 2 millones de habitantes, se han detectado 4.087 nuevos casos de Covid, de los que 17 se encuentran en la UCI, 188 en ingreso hospitalario y 9 de ellos han fallecido.
Pero las cifras en este mismo intervalo de tiempo correspondientes a todo el Estado español son aún más astronómicas: entre el pasado viernes y hoy martes, momento en el que escribimos estas líneas, se han registrado en toda España 56.633 nuevos positivos de Covid.
CHINA: UN MODELO DE ESTRATEGIA SANITARIA A SEGUIR
A lo largo de estos más de 24 meses de pandemia, en China, con más de 1.400 millones de habitantes, los contagios por la pandemia han afectado a 100.000 personas, provocando alrededor de 4.000 muertes. En cambio, en los Estados Unidos y en los países de Europa occidental han fallecido más de 2 millones de personas.
Con la rápida intervención de las autoridades chinas, cuya actuación es acompañada por campañas masivas de pruebas PCR en los distritos afectados por el confinamiento, se ha evitado que la pandemia se convierta en una tragedia humana y también en una catástrofe económica. En España, la errática estrategia sanitaria aplicada ha facilitado que se produzcan a la vez una y la otra.
Incomprensiblemente, en España y en otros países occidentales se ha decretado un irracional «fin de la pandemia», como si la difusión vírica pudiera responder a órdenes burocráticas y no a una adecuada profilaxis científica. El objetivo de este «decreto» parece estar orientado – de otra forma no podría explicarse – a tratar de evitar que los efectos contables de las empresas puedan verse afectados. Se trata de una estrategia dramáticamente irracional, pues la experiencia de estos dos años nos ha indicado, de manera perseverante, que tanto desde el punto de vista humano como del económico resulta preferible proceder a confinamientos rápidos, drásticos y eficaces, en los que pueda ejercerse un efectivo control sobre los movimientos de la población, que permitir como se ha hecho, que el descontrol social y sanitario reproduzca, una y otra vez, reiteradas y masivas «olas pandémicas».
Actualmente, a través de la errática política sanitaria del Gobierno central y de los Gobiernos de las Comunidades autónomas, se está intentando difundir la irresponsable sensación de que la «pandemia ha concluido» y que, por fin hemos entrado en una etapa de «normalización».
Lo increíble es que para que esa sensación de vuelta a la normalidad pueda cundir, las autoridades sanitarias ya omiten, incluso, el parte contable diario de contagiados y de muertos intentando, al modo de Bolsónaro o Donald Trump, «gripalizar» por decreto e irresponsablemente la pandemia.
El gobierno ha contado con dos factores claves para ejecutar este plan: Por una parte, el agotamiento sufrido por la sociedad española, tras dos años de una estrategia de combate contra el coronavirus, preñada de contradicciones, de órdenes y contraórdenes. Y por otra, con el silencio cómplice de partidos políticos y sindicatos, entre cuyas funciones también se debería de encontrar la defensa a ultranza de la salud de la población.