Sobre la huelga del calzado: mientras la socialdemocracia lleva la huelga al fracaso, los revolucionarios bregamos por ella y nos preparamos para luchas futuras.

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Reproducimos el siguiente posicionamiento del Comité Revolucionario del Vinalopó que hemos recibido en nuestro correo electrónico.

Comité Revolucionario del Vinalopó (29 de noviembre de 2022)

El calzado muestra la explotación salvaje e inhumana del sistema capitalista

La palabra “calzado” es sinónimo de trabajo en negro, de jornadas de 10 horas, de nóminas que siempre rozan el salario mínimo (¡en ocasiones ni eso!), de pocas vacaciones, de nula seguridad en el trabajo, de contratos en fraude de ley o de aparadoras en condiciones de semiesclavitud. Calzado significa que de los casi 50.000 trabajadores del sector, tan solo están llamados a la huelga 30.000, porque el resto son invisibles trabajando en negro. ¡Más de 17.000 aparadoras invisibles! ¡Cientos de trabajadores chinos y marroquíes invisibles en talleres clandestinos! Calzado significa explotación para nosotros, la clase obrera.

Pero para los empresarios, para los capitalistas, calzado significa fuente inagotable de riqueza. EL sector lleva facturando más de 3 mil millones de euros cada año durante la última década, que se traducen en cientos de millones de euros limpios de beneficios al año para un reducidísimo grupo de empresarios que se enriquecen del trabajo ajeno. Por ejemplo, Tempe (Inditex) ingresó 20 millones de euros limpios durante 2018. De cerca, les siguen Pikolinos, Panamá Jack o Hispanitas.

Calzado significa ingresos millonarios para menos de 1.000 personas, que se lucran gracias a la explotación para más de 50.000. ¡Y luego dicen que la clase obrera no existe, cuando hay más clase obrera que nunca!

El próximo jueves 1 de diciembre hay huelga en el calzado. Legalmente, la convocatoria es porque la patronal se niega a negociar para que las plantillas no pierdan poder adquisitivo tras la enorme subida del IPC. Pero la clase obrera sabe que había motivos para una huelga desde siempre. Prácticamente en ninguna empresa se cumple el convenio, y eso que hablamos de uno de los peores convenios que existen en la industria. Incluso Tempe (Inditex), que tiene un convenio propio, un convenio “bueno” y se vende a sí misma como empresa “socialmente responsable”, lo incumple. La huelga es un fuerte instrumento de lucha de nuestra clase, y por ello apostamos.

La socialdemocracia llevará la huelga del calzado al fracaso: ni asambleas en las fábricas, ni difusión en los barrios, ni nada de nada

La huelga es un potente instrumento de lucha de los obreros. Une a la clase contra el enemigo común, el burgués, organizando la lucha de masas en torno a la contradicción principal del capitalismo: la contradicción capital-trabajo. El capital se privatiza en manos de unos pocos, los capitalistas, mientras el trabajo se socializa entre los obreros. Las huelgas son potentes escuelas de lucha para los proletarios, además que sirve al objetivo de mejorar las terribles condiciones de vida que imponen los patronos.

La huelga del calzado podría ser un duro golpe contra el monopolio del calzado, unos verdaderos capitalistas criminales que explotan salvajemente a miles. Pero no lo será, por culpa de la socialdemocracia, que es la que controla y dirige al movimiento sindical.

Los sindicalistas honestos, aquellos que quieren luchar contra la explotación en sus centros de trabajo y quieren mejorar las condiciones de vida de sus compañeros, trabajan incansablemente cuando se avecina una huelga. No solo se lucha el día del paro, se lucha varios días, semanas o incluso meses antes. Se hacen asambleas en todos las fábricas, se realiza propaganda en los barrios, se difunde en todos los medios la necesidad de la lucha, de la unión de los obreros, etc. Así prepara las luchas el proletariado, con disciplina y organización. En otras palabras: las huelgas hay que prepararlas.

Pero los sindicatos que tienen la mayoría absoluta de la mesa negociadora del convenio y que controlan a la inmensa mayoría de delegados de personal, que son CCOO y UGT, no han hecho absolutamente nada. Especialmente en la comarca del Vinalopó (Alicante), que es donde se concentra la producción zapatera de todo el Estado español -recordemos que tan solo en Elche se produce el 42% de toda la producción, sin contar Elda, Petrer o Villena-.

Ni asambleas en fábricas y centros de trabajo, ni organización de piquetes, ni agitación en los barrios obreros ni movilización de ningún tipo. A dos días de la huelga -es 29 de noviembre mientras se redacta este texto- no hay convocatoria pública de concentración o manifestación de ningún tipo. Por no hablar con el trabajo entre los invisibles de esta huelga, como las aparadoras o los trabajadores chinos. El trabajo preparatorio brilla por su ausencia, y ejemplo de ello es la pantomima -no podemos llamarla de otra forma- de la concentración en la sede patronal de AVECAL, dónde no hubo agitación de ningún tipo. Miles de trabajadores ni si quiera saben que el próximo jueves hay huelga.

¡Elche entera podría arder en llamas de lucha obrera y los dirigentes sindicales, los burócratas de despacho, no hacen nada! El revisionismo del PCE e Izquierda Unida ha controlado el calzado desde los años 80, tanto en influencia como en personas físicas que la practicaban. ¡Todo para acabar practicando el sindicalismo amarillo durante 40 años! ¡El revisionismo ha destruido el movimiento sindical!

De aquellos barros, estos lodos: 40 años de sindicalismo amarillo en el calzado ha destruido el movimiento sindical

El calzado es el sector productivo de la provincia de Alicante con mayor potencial de lucha. La patronal lleva 40 años imponiendo ideas para apagar la movilización, como que “el calzado no tiene solución”, que no es un sector combativo, que los trabajadores se dejan pisotear y que de nada sirve protestar porque hay otro que aceptará trabajar en otras condiciones. La realidad es bien distinta.

La capacidad movilizadora y de lucha del calzado está sobradamente probada en la historia. El sector estuvo a la cabeza de la lucha antifranquista en la provincia de Alicante, especialmente en sus últimos años. Las potentes huelgas que había, el asesinato de Teófilo del Valle por la policía militar o la enorme dimensión del movimiento asambleario de verano de 1977 demuestran como, en intensa y aguda lucha de clases, la clase obrera del calzado se puso a la cabeza de todas las luchas de masas. Todas y cada una de los partidos y organizaciones comunistas presentes en la zona tenían células en fábricas zapateras y destinaban gran parte de sus fuerzas a este sector. Entonces, ¿cómo deviene el poderoso movimiento asambleario de verano del 1977, que movió los cimientos del orden burgués, en la catastrófica situación actual del calzado?

El revisionismo ha dinamitado el movimiento sindical desde dentro.

Debemos comprender que aunque existía numerosas organizaciones comunistas que trabajaban dentro del calzado, y que el propio movimiento asambleario sobrepasó toda estructura orgánica existente y fueron las propias masas las que se organizaron, el PCE era quien controlaba la estructura orgánica sindical de los centros más combativos del calzado. Esto ha sido así siempre, desde las primeras elecciones sindicales dentro del sindicato vertical. Desde que el PCE tomó posición por el Estatuto de los Trabajadores de 1980 y por todo el sistema legal de las elecciones sindicales, que se mantiene hasta la actualidad, se dinamitado progresivamente el movimiento sindical en el calzado. Año tras año, generación tras generación, se ha destruido un sector movilizado, consciente y combativo. Tal es el daño que ha hecho el revisionismo que nos encontramos con un generación entera que trabaja en el calzado que no ha visto ninguna lucha en el calzado. Y no hablamos de luchas potentes, hablamos de ninguna.

Las derrotas del proletariado nunca es por culpa de las masas, sino de su dirección. La culpa del hundimiento del movimiento sindical del calzado no es culpa de las masas obreras, sino de la dirección: de los revisionistas del PCE que dirigían este movimiento sindical.

Durante 40 años se han dedicado a ver la negociación de los convenios colectivo como un fin en sí mismo y no como un instrumento. Durante 40 años han hecho todas las “guarradas” hechas y por haber para tener más delegado de personal que los sindicatos rivales. Delegados que son hijos del jefe, encargados, elecciones sindicales falsas y amañadas con la empresa, y un largo etcétera. Ha habido verdaderos propósitos, como que hubiese delegados que incluso eran los propios encargados que llevaban la faena a las aparadoras. Por eso hablamos de una práctica amarilla, y no de práctica reformista o poco combativa: ha sido práctica amarillo porque abiertamente se negociaba en contra de los trabajadores a cambio de una mayor número de delegados. A los delegados y trabajadores afiliados de base que eran honestos y combativos, se les marginaba o excluía en la práctica de las direcciones sindicales.

Así se ha destruido al movimiento sindical. Ahora el sector del calzado tiene más delegados que nunca, y sin embargo, el proletariado zapatero está completamente desorganizado.

No pretendemos darle más peso al viejo y falso PCE del que realmente tiene. En la actualidad, su influencia es muy reducida, no tienen ninguna presencia en la producción y hay muchos que practican o han practicado este sindicalismo amarillo que no eran miembros del revisionista PCE, pero el origen de la desastrosa situación del calzado lo encontramos en esta idea socialdemócrata de defensa de la paz social que aplicaron mediante sindicalismo amarillo. Hoy, quienes dirigen el sector del calzado dentro de los principales sindicatos son una panda de burócratas que bien son miembros de Izquierda Unida/PCE o defienden estas posiciones socialdemócratas.

¿Qué puede hacer el proletariado consciente ante una huelga que nace muerta? ¡Acudir y bregar por la lucha! ¡Señalar a los burócratas y prepararse para éxitos futuros!

Las masas hacen la historia y los revolucionarios lo sabemos. Tenemos confianza en las masas y en la rueda de la historia, que gira inevitablemente hacia el comunismo. Pese a que la burocracia sindical haya convocado una huelga con nula preparación, sabemos que la convocatoria llegará a trabajadores dentro de este grupo de 50.000 obreros. Y sabemos que pese a la poca difusión, muchos trabajadores harán huelga y se atreverán a luchar de muy diversas formas. Las masas claman rebelión por más que los revisionistas y la burguesía difundan que no hay futuro.

Por eso los revolucionarios bregamos por la huelga, porque los comunistas nunca abandonan al obrero que lucha, vamos a las fábricas con propaganda llamando a su participación y acudimos a los barrios para desarrollar la solidaridad obrera. Señalamos los errores en el trabajo previo y las traiciones que ha hecho la socialdemocracia durante más de 40 años, llamamos al proletariado a seguir organizándose, a exigir asambleas de fábrica en sus sindicatos y a exponer públicamente a los amarillos y burócratas que han permitido esta situación.

Los capitalistas también han aprovechado décadas de paz social para multiplicar, como en ningún momento anterior, sus millonarios beneficios. Hay problemas futuros que solo la práctica resolverá, como qué hacer con la organización sindical en un sector tan destruido (sindicalmente) por el revisionismo y la socialdemocracia. Las propias masas obreras, en el curso de intensa lucha de clases, resolverá el problema sindical del calzado, y esto consigo traerá nuevos problemas. La historia del calzado demuestra que la dirección del movimiento proletario es la clave de bóveda del problema. La reconstitución del Partido Comunista de España es, entonces, tarea indispensable para el proletariado.

Compañero,

¡Exige asambleas de sección sindical en tu fábrica y pide responsabilidades!

¡Denuncia a los amarillos y burócratas que te traicionan!

¡Trabaja activamente por un sindicalismo clasista y combativo!

¡Demuestra que el proletariado del calzado no se deja pisotear!

¡Demuestra que las aparadoras no se dejan pisotear!

¡A la huelga, a la lucha!

FUENTE: SERVIR AL PUEBLO

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