Una biografía política poco «edificante»
El pasado domingo, Joe Biden anuncia su renuncia a presentarse a la elección presidencial, expresando su apoyo como candidata a su actual vicepresidenta Kamala Harris, defendida en su día por sectores «progresistas» del estado español por ser una mujer afroamericana (…).
Por EUGENIO FERNÁNDEZ PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
El pasado domingo, Joe Biden acabó cediendo al abrumador peso de las presiones que estaba recibiendo de sus correligionarios del Partido Demócrata para que renunciara a presentarse a la reelección como presidente de los Estados Unidos.
Biden, cuya incapacidad mental para desempeñar cualquier cargo político era más que evidente, tiró finalmente la toalla y pidió el voto para su vicepresidenta Kamala Harris.
El camino a la candidatura demócrata para Harris, sin embargo, está lejos de ser expedito. La actual vicepresidenta ha recibido el respaldo de algunos gobernadores, congresistas y del matrimonio Clinton. Sin embargo, otros influyentes miembros del partido, como el expresidente Barack Obama, no la han apoyado, defendiendo un «proceso de elección más abierto», entre distintos candidatos demócratas.
Y es que Harris, cuya elección como vicepresidenta fue aplaudida por buena parte de la «progresía» por el mero hecho de ser una mujer negra, cuenta actualmente con una baja valoración entre los propios votantes demócratas, lo que no garantiza la movilización masiva que su partido requiere para tratar de hacer frente a Donald Trump.
Pero… ¿quién es realmente Kamala Harris?
Para recordarlo, recuperamos la información ofrecida por nuestra compañera Clara López González en su artículo «Kamala Harris: Una colorida vicepresidenta para Joe Biden».
La jurista Kamala Harris, hija de un jamaicano y una india tamil, ha tenido una notable carrera en el ámbito de la justicia y la política. Fue Fiscal de Distrito de San Francisco de 2004 a 2011, Fiscal General de California de 2011 a 2017, y, antes de su victoria electoral junto a Joe Biden, senadora por California.
Harris se autodenomina una “fiscal progresista”, aunque su historial profesional parece contradecir esta afirmación. Durante su tiempo como fiscal, Harris jugó un papel importante en la perpetuación de las injusticias del sistema judicial estadounidense. A menudo ignoró las demandas de reforma de un sistema penal que encarcela a más personas por delitos menores que cualquier otro país del mundo.
En su desempeño, Harris hizo esfuerzos significativos para mantener sentencias basadas en pruebas manipuladas, testimonios falsos y la ocultación de información crucial. Se negó a realizar una prueba de ADN a un condenado a muerte que podría haber sido inocente. Además, en 2014, apeló una decisión judicial destinada a reformar la pena capital en California, lo que ha llevado a la continua aplicación de ejecuciones inhumanas.
Estas acciones, y muchas otras, han sido ampliamente reconocidas, incluso por colegas juristas como Lara Bazelon, quien escribió en el New York Times que “Kamala Harris no fue una ‘fiscal progresista’”. Harris, que podría ser apodada «Kémala», tuvo un impacto especialmente negativo en la comunidad negra y en los pobres, a quienes encarceló de manera desproporcionada. Este comportamiento la ha convertido en lo que se conoce en Estados Unidos como una “demócrata negra corporativa”, alguien que defiende los intereses de la élite dominante, sin importar la raza o el género.
La «empoderada» Harris también se opuso a una ley que hubiera permitido investigaciones independientes sobre los asesinatos cometidos por la policía y a que los agentes llevaran cámaras corporales. Su afinidad con los sindicatos policiales le valió el apodo de CopMala.
Harris apoyó políticas que penalizaban a los padres de niños que faltaban a la escuela y abogó por aumentar las fianzas, manteniendo a los acusados en la cárcel debido a su incapacidad para pagarlas, lo que permitía utilizarlos como mano de obra barata en trabajos forzados. Recientemente, se ha visto a presos combatiendo incendios forestales por un salario de 2 dólares al día.
Como vicepresidenta «progresista», Harris propuso que se informara a la Policía de Fronteras (ICE) cuando se arrestara a jóvenes indocumentados. En cuanto a relaciones internacionales, Harris ha mostrado una lealtad inquebrantable hacia Israel. En 2018, se filtraron sus comentarios ante la AIPAC, donde comparaba la lucha por el supremacismo sionista en Palestina con la lucha contra el Ku Klux Klan y el supremacismo blanco en Estados Unidos.
En EE.UU. persiste el mito de que el Partido Demócrata es el motor de la “diversidad” y la “inclusión”, palabras clave para la tribu demócrata y sus aliados social-liberales en otros países occidentales. Sin embargo, este enfoque sirve para mantener la estructura capitalista y racista de Estados Unidos, disfrazada con colores más diversos.
El proyecto de “diversidad” promovido por los demócratas efectivamente perpetúa las relaciones de clase de un imperio en decadencia.
Biden eligió a Kamala Harris porque su supuesto progresismo y su identidad como mujer «de color» ocultan su lealtad al sistema capitalista de explotación que causa miseria y destrucción tanto dentro como fuera de sus fronteras. Harris ejemplifica los peligros de la trampa de la diversidad mejor que cualquier otro candidato.
