LA NUEVA BATALLA POR ÁFRICA: EL DESESPERADO INTENTO DE EUROPA POR COMPETIR CON CHINA Y LOS ESTADOS UNIDOS

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Los contendientes miran a Canarias como posible «cabeza de playa» para continuar el desembarco en el continente

Mientras la UE, EE.UU. y China compiten por el control de los recursos y mercados africanos, el continente sigue atrapado en las dinámicas de explotación y dependencia. Proyectos como el Global Gateway de la UE y la Nueva Ruta de la Seda de China prometen desarrollo y cooperación, pero ¿realmente ofrecen alternativas o perpetúan el neocolonialismo bajo nuevas máscaras?

Por EUGENIO FERNÁNDEZ PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-

   La Unión Europea, el proyecto con el que las grandes potencias de este continente pretendieron recuperar el papel hegemónico perdido tras la II Guerra Mundial a manos de los Estados Unidos, parece hacer aguas por todos sus costados.

  Incapaz de tener una política independiente con respecto a los intereses de Washington , países como Alemania o Francia tienen un peso decreciente en la geopolítica mundial.

  Sin embargo, las burguesías del viejo continente no renuncian a conseguir su parte del pastel en una región del planeta, África, cuyo expolio histórico fue esencial para su propio desarrollo económico.

   En un artículo publicado recientemente en el diario digital Canarias Ahora, José Segura Clavell, exdiputado del PSOE y exdelegado del Gobierno en Canarias se encargaba, en representación de la Casa África que actualmente dirige, de loar las supuestas bondades de la iniciativa Global Gateway de la Unión Europea, diseñada como respuesta a la creciente influencia de China en el mundo a través de su Nueva Ruta de la Seda.

  En su artículo, Clavell reconoce la decreciente influencia geopolítica de Europa en África, en un contexto donde el gran gigante asiático ha ido ampliando silenciosamente sus inversiones, hasta convertirse en un actor hegemónico en la región.

  En este contexto, el Global Gateway pretende redefinir la posición de Europa en el mundo, no solo como competencia frente a China, sino también como un actor que afirma querer promover «valores democráticos y sostenibilidad».

Pero, ¿están realmente dispuestas las grandes potencias europeas a modificar de manera tan drástica la manera en la que se han relacionado con el continente africano desde su colonización?

  Este artículo exploraremos cómo la UE, Estados Unidos y China compiten por el control de los recursos y mercados africanos, analizando sus discursos y estrategias de una forma crítica y en contraste con sus prácticas comerciales y financieras reales.

  El neocolonialismo de la Unión Europea: «valores» al servicio del capital

  La UE, en efecto,  ha lanzado el Global Gateway, un ambicioso proyecto de 300,000 millones de euros hasta 2027 que promete transformar África mediante inversiones en infraestructura, digitalización, energía sostenible y sistemas de salud y educación. Oficialmente, se presenta como una alternativa a la Nueva Ruta de la Seda de China, ofreciendo «cooperación basada en valores democráticos y sostenibilidad». Sin embargo, un análisis somero  del proyecto basta para constatar la enorme distancia que existe entre esta narrativa y las dinámicas neocoloniales que éste reproduce.

Dependencia tecnológica y económica

  Aunque sus promotores y propagandista hablan de «colaboración equitativa», los proyectos del Global Gateway perpetúan la dependencia de África hacia las tecnologías y mercados europeos.

  La construcción de infraestructuras energéticas y digitales planeada, por ejemplo, se basaría en tecnologías controladas por multinacionales europeas, consolidando una relación de subordinación tecnológica.

  Un mecanismo de dominación que impediría  a los países africanos  desarrollar industrias locales, replicando el patrón histórico en el que África es vista como un mercado y proveedor de recursos naturales para las potencias extranjeras.

Críticas a la sostenibilidad

   El discurso de la “sostenibilidad” con el que actualmente se presentan todos los proyectos europeos también resulta más que cuestionable. La construcción de   de infraestructuras como plantas solares o eólicas más que estar orientada a las necesidades locales se presenta como una forma de facilitar la expansión de las empresas europeas , dejando a los países africanos como meros anfitriones de proyectos que exportan beneficios hacia el norte global.

  La falta de transparencia y la escasa, o nula, participación de las comunidades locales en el diseño y ejecución de los proyectos refuerzan la fundada sospecha de que esta iniciativas no están pensadas para favorecer el desarrollo autónomo de África, sino  sino para consolidar la hegemonía económica europea.

  La trampa del endeudamiento

   Otro aspecto de este proyecto que reproduce las formas clásica de dominación económica neocolonial tiene que ver con el sobreendeudamiento que generaría para los países receptores de las inversiones europeas.  

  Según el Banco Africano de Desarrollo, más de la mitad de los países africanos ya enfrentan problemas de deuda que es utilizada por los prestamistas para imponer políticas económicas de desregulación, privatización y apertura favorables a las empresas asociadas a los intereses de los tenedores.  

   El Global Gateway promete préstamos que, en muchos casos, pueden convertirse en una carga insostenible, repitiendo dinámicas de saqueo disfrazadas de ayuda al desarrollo.

  Estados Unidos: el poder militar como herramienta de control imperialista

  En competencia principal con China, Estados Unidos también desempeña un papel clave en esta competición global por el control de los recursos africanos, en muchos casos esenciales para el desarrollo de las industrias más punteras.

  Programas como Prosper Africa y Power Africa se promocionan como esfuerzos para expandir el comercio y el acceso a energía, aunque  en realidad sirven para reforzar la influencia estadounidense en el continente.

Prosper África y la subordinación económica

   Lanzada en 2018, Prosper Africa busca aumentar el comercio bilateral entre Estados Unidos y África. El modelo, sin embargo, prioriza los intereses de las corporaciones estadounidenses, conectando a inversores de ese país con mercados africanos, mientras ofrece financiamiento en condiciones que aumentan la dependencia hacia la economía estadounidense.

El control militar

   Aunque los Estados Unidos han ido perdiendo la hegemonía económica de la que disfrutaron en el pasado reciente, no ha sucedido lo mismo con su potencia militar.  El garante último de los intereses de las grandes corporaciones norteamericanas.

  El papel del Comando África de Estados Unidos (AFRICOM) ilustra perfectamente el uso de la fuerza militar para proteger los intereses estratégicos representados por Washington . El AFRICOM ha establecido bases militares y acuerdos de cooperación en varios países africanos, justificando su presencia por la supuesta  “lucha contra el terrorismo”. No es ningún secreto que esta presencia militar  tiene el objetivo de proteger  inversiones estadounidenses en sectores clave, como el petróleo y los minerales estratégicos.

China: el  presunto «win-win» que esconde más relaciones capitalistas

  En este contexto,  China ha logrado posicionarse como un actor clave en África a través de su Iniciativa de la Franja y la Ruta, con inversiones en infraestructura que superan los 200.000 millones de dólares desde 2013.

  En un continente que mantiene las heridas abiertas por el colonialismo y necolonialismo europeo y de los Estados Unidos, con un largo historial de golpes de estado, magnicidios de líderes antiimperialistas e intervenciones militares,  el discurso comercial chino, que promete una relación de mutuo beneficio bajo el lema «win-win», se ha vendido como una auténtica alternativa de desarrollo.

   La realidad de las  prácticas de las multinacionales chinas, sin embargo,  demuestra que siguen las mismas lógicas que caracterizan, necesariamente,  al capitalismo global.

Infraestructura y deuda

   Los grandes proyectos de infraestructura promovidos por China, como puertos, ferrocarriles y plantas energéticas, son financiados mediante préstamos que también colocan a los países africanos en situaciones vulnerables.

  Un ejemplo paradigmático es el puerto de Hambantota en Sri Lanka, que tuvo que ser cedido a China tras el impago de su deuda, en un claro recordatorio de cómo estas inversiones se convierten en herramientas de dominio económico.

  Según datos del Banco Mundial, al menos 18 países africanos tienen deudas sustanciales con China, lo que refuerza su dependencia económica y política.

  Si bien China se presenta como una alternativa al neocolonialismo occidental, su expansión en África no rompe con las dinámicas capitalistas.

  Los proyectos de infraestructura suelen ser ejecutados por empresas chinas, utilizando trabajadores chinos y exportando los beneficios de vuelta a China. Además, el modelo de desarrollo impulsado por Beijing prioriza la extracción de recursos naturales —como el petróleo y los minerales— que alimentan la industrialización china, mientras perpetúa la estructura de centro-periferia que define al sistema capitalista global.

Canarias: el puente estratégico para las potencias

  En esta lucha por África, Canarias se perfila como un punto clave para las potencias en liza debido a su proximidad al continente. La UE ha destacado la importancia de las islas como un puente para el comercio y la logística. De igual forma, Estados Unidos y China han mostrado interés estratégico en el archipiélago. Las visitas del presidente chino, Xi Jinping, a Gran Canaria en los últimos años han generado interpretaciones sobre el potencial uso del puerto de Las Palmas como base para su expansión en África Occidental.

La lógica capitalista como raíz del problema

  Aunque los discursos de la UE, China y Estados Unidos varían, todos comparten un objetivo común: consolidar su dominio sobre África bajo las reglas del capitalismo global. Estas reglas, basadas en la acumulación de capital y la explotación, hacen que cualquier promesa de cooperación «equitativa» sea poco más que una ilusión irrealizable.

  En las relaciones capitalistas, siempre hay ganadores y perdedores, y en este caso, África seguiría siendo relegada al papel de proveedor de recursos y mercado dependiente

  La verdadera emancipación de África no puede venir  de las promesas de las potencias capitalistas, sino de un cambio estructural que coloque los intereses de sus pueblos por encima de las lógicas de mercado.

   Sin una ruptura con el sistema capitalista, cualquier iniciativa extranjera será, en esencia, otra forma de dominación.

https://canarias-semanal.org/art/33213/la-nueva-batalla-por-africa-el-desesperado-intento-de-europa-por-competir-con-china-y-los-estados-unidos

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