
«La prostitución puede ser tanto una puerta de entrada como una consecuencia de la trata»
Canarias, conocidas por sus paisajes idílicos y clima envidiable, ocultan una realidad menos visible pero profundamente preocupante: la explotación sexual de mujeres, muchas de ellas víctimas de trata. Un reciente estudio revela las deficiencias en los protocolos de actuación y la necesidad de una respuesta integral para erradicar esta forma de violencia.
Por CLAUDIA MELIÁN SANTANA PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
Las Islas Canarias, conocidas por sus paisajes idílicos y clima envidiable, ocultan una realidad menos visible pero profundamente preocupante: la explotación sexual de mujeres, muchas de ellas víctimas de trata. Un estudio coordinado por la socióloga Esther Torrado de la Universidad de La Laguna revela que las deficiencias en los protocolos de actuación dificultan la identificación de las víctimas y complican la denuncia y persecución de los responsables.
El estudio destaca la estrecha relación entre la trata y la prostitución. Muchas mujeres que inicialmente entran en la prostitución por necesidad terminan siendo víctimas de trata debido a deudas acumuladas. Por otro lado, algunas que han sido víctimas de trata y han logrado saldar sus deudas continúan en la prostitución. Esta interdependencia refleja cómo la prostitución puede ser tanto una puerta de entrada como una consecuencia de la trata.
El incremento los índices de pobreza en las islas incrementala vulnerabilidad de estas mujeres, dejando a muchas de ellas en manos de organizaciones benéficas para recibir ayuda. La falta de protección y apoyo adecuado impide que la mayoría de las víctimas denuncien su situación.
Además, el estudio revela que la mayoría de las víctimas en Canarias son extranjeras, aunque se ha observado un aumento en la captación de mujeres locales. La proximidad geográfica y la facilidad de acceso las convierten en blancos atractivos para los tratantes.
Sorprendentemente, el estudio señala también el papel de algunas familias en el reclutamiento de mujeres para la trata. A pesar de la alta estima en la que se tiene a la familia en España, hay casos en los que las propias familias promueven o se benefician de la explotación de sus miembros. Esta realidad desafía la percepción idealizada de la familia como un espacio seguro y protector.
Otro hallazgo preocupante es la disminución en la identificación de víctimas de trata, especialmente en los años posteriores a la pandemia del Covid 19.. Esta situación refleja una falta de esfuerzo en la persecución del delito y en la implementación de medidas de protección para las víctimas. La invisibilidad de estas mujeres perpetúa su explotación y dificulta su acceso a recursos y apoyo.
UNA INTERPRETACIÓN SOCIAL
La trata y la prostitución pueden entenderse como manifestaciones extremas de la explotación capitalista. En un sistema donde todo se mercantiliza, incluso los cuerpos de las mujeres se convierten en mercancías. En la mayoría de los casos, la prostitución no es una elección libre, sino una consecuencia de las desigualdades estructurales que empujan a las mujeres más vulnerables a vender su cuerpo para sobrevivir.
La demanda de servicios sexuales, impulsada por una cultura patriarcal y consumista, alimenta una industria que se beneficia de la miseria ajena. Las redes de trata operan como empresas que maximizan sus beneficios explotando a mujeres y niñas, muchas veces con la complicidad de instituciones que miran hacia otro lado.