
¿El ocaso del arcismo marca el regreso definitivo de Evo?
¿Qué ha llevado a Luis Arce a enfrentar la mayor crisis de su mandato? ¿Puede Evo Morales salir fortalecido de un nuevo intento de persecución política? Las respuestas podrían estar en la historia reciente de Bolivia y en la conexión de Evo con el pueblo.
REDACCIÓN CANARIAS SEMANAL.ORG
Rubricado bajo el seudónimo de Rupa, el digital Rebelión publicó recientemente un artículo titulado «Por qué Evo superará la persecución y Arce terminó por sepultar su futuro político».
En él se abordan las implicaciones que podrían tener los recientes acontecimientos en Bolivia para las figuras de Evo Morales y el presidente Luis Arce, en los que facciones del MAS (Movimiento al socialismo) se enfrentaron violentamente en las calles de La Paz, resultando como de los mismos un muerto y varios centenares de heridos.
Según el autor del artículo, mientras que Morales se enfrenta a una nueva e intensa campaña de desprestigio, que se espera que la supere, como ha ocurrido en ocasiones anteriores, el presidente Arce parece haber comprometido su futuro político al intentar vincularse con los sectores conservadores en un intento por perseguir a Morales.
El autor del artículo que comentamos, utiliza la analogía del «sesgo de supervivencia» para ilustrar cómo el gobierno de Arce y sus opositores han fallado en su intento de debilitar a Morales. Este concepto, que proviene del análisis de los aviones de guerra durante la Segunda Guerra Mundial, se refiere a la tendencia de reforzar los lugares visibles de daño en los aviones que regresaban de combate, ignorando que los puntos verdaderamente críticos eran aquellos que no habían sido alcanzados.
De manera similar, se argumenta que los ataques contra Morales han errado en identificar los aspectos fundamentales que mantienen su popularidad y liderazgo intactos. Según Rupa, los intentos de Arce de desacreditar a Evo repiten las mismas acusaciones usadas por sus adversarios históricos, lo que evidencia la falta de comprensión sobre la verdadera fuente de apoyo del exmandatario.
CONTINUIDAD EN LA OPOSICIÓN A EVO
El autor señala que la persistencia de Morales en el escenario político boliviano refleja la incapacidad de sus detractores para debilitar su conexión con el pueblo. La figura de Evo, asegura, simboliza la lucha contra siglos de exclusión y humillación del pueblo indígena, por lo que su liderazgo ha trascendido las múltiples campañas de desprestigio a lo largo de los años. Las acusaciones que se han utilizado en su contra, desde vínculos con el narcotráfico hasta corrupción, han sido recicladas por diversos actores políticos, desde gobiernos neoliberales hasta el actual de Arce.
De acuerdo con el autor, Arce y sus colaboradores no logran captar la esencia del respaldo popular a Morales, que se basa en la memoria colectiva de opresión y en el reconocimiento del papel de Evo en la mejora de la calidad de vida del pueblo boliviano. Por ello, los ataques recientes en su contra no lograrán más que infligir nuevas heridas superficiales, sin tocar el núcleo de la energía que mantiene su liderazgo vivo.
EL DECLIVE DEL «ARCISMO»
Para Rupa, la estrategia de Arce de perseguir judicialmente a Morales marca el principio del fin de su gobierno. El presidente actual, sostiene el autor, subestimó el rol de Morales en su propio ascenso al poder y erró al creer que podría consolidar una base de apoyo independiente de su mentor político. La enemistad con Evo, combinada con la crisis económica y la erosión de las organizaciones sociales, ha terminado minando el respaldo que Arce tenía. Sus decisiones han debilitado tanto el Estado Plurinacional como la estructura de apoyo que alguna vez lo sostuvo, dejando en evidencia su incapacidad para gestionar el país en tiempos de escasez económica.
La persecución de Morales con casos originados durante el gobierno interino de Jeanine Áñez representa, según el autor, una traición explícita al bloque popular que llevó a Arce a la presidencia. Esto ha puesto al mandatario en una posición de aislamiento político, ya que la base social que alguna vez lo apoyó ha comenzado a retirarle su respaldo, mientras que la derecha tradicional, por su parte, no lo aceptará en sus filas debido a su origen en el Movimiento al Socialismo (MAS).
Rupa concluye su artículo expresando que Arce ha cavado su propia tumba política al alinear sus acciones con los intereses de la derecha y alejarse de los sectores populares, un hecho que lo ha convertido en un «huérfano político» incapaz de reunir apoyos significativos para futuras elecciones.
En contraste, Evo Morales se perfila una vez más como un símbolo de resistencia que ha logrado superar los embates de sus detractores, gracias a su conexión histórica con la base del pueblo boliviano.