¿Qué revela el arresto del coronel ucraniano Chervinsky sobre las operaciones encubiertas?»
En un giro dramático de eventos, el Washington Post sacude el panorama geopolítico con una revelación realmente explosiva: un coronel ucraniano fue el brazo ejecutor del notorio ataque al oleoducto Nord Stream. Este descubrimiento abre un nuevo capítulo en la compleja red de intrigas y operaciones encubiertas, planteando serias preguntas sobre la verdadera naturaleza de los conflictos internacionales actuales.
REDACCIÓN DE CANARIAS SEMANAL.ORG
Nada menos que el periódico norteamericano «The Washington Post» acaba de lanzar este mismo fin de semana, una auténtica bomba, al dar a conocer a sus lectores que fue el coronel ucraniano Roman Chervinsky «fue parte integran y decisiva de la descarada operación de sabotaje» en el oleoducto Nord Stream, «según ha manifestado funcionarios en Ucrania y de otros países europeos, así como otras personas conocedoras de los detalles de la operación encubierta».
La voladura, que fue calificada en aquellos momentos como un «peligroso ataque a la infraestructura energética europea» por los propios funcionarios estadounidenses y occidentales, marcó un momento crítico en las tensiones actuales entre Rusia y Occidente. Al atacar el oleoducto, los agentes – fueran estos quienes fueran-, asestaron un duro golpe a una arteria crítica de las exportaciones de energía rusas, un sector que ha estado en el corazón de las relaciones económicas entre Europa y Rusia.
Además, la acusación formulada en términos auténticamente goebbelianos de que «Rusia era la culpable», fue ampliamente propulsada por los principales medios de comunicación occidentales, permitiendo con ello que los países occidentales redoblaran sus «ayudas» a Ucrania para «la protección de sus intereses».
CHERVINSKY, EJECUTOR DEL SABOTAJE, PERO NO SU PLANIFICADOR
Chervinsky, una figura hasta ahora clave dentro de las Fuerzas de Operaciones Especiales de Ucrania, fue supuestamente el «coordinador» del ataque al oleoducto Nord Stream. La operación, ejecutada con precisión matemática y en absoluto secreto, implicando el buceo en aguas profundas y las correspondientes cargas explosivas. La resultante de aquella operación fueron daños sustanciales al oleoducto del que Ucrania se había estado quejado durante mucho tiempo, porque permitiría a Rusia evitar los oleoductos ucranianos, privando a Kiev de enormes ingresos por el tránsito en su territorio.
Por supuesto, como era de esperar, el coronel ucraniano, a través de su abogado, ha negado la implicación que le atribuye el Washington Post de haber sido el ejecutor del sabotaje del oleoducto. Chervinsky culpa a Rusia de esta acusación.
«Sin mérito, la propaganda rusa está difundiendo todos los rumores sobre mi participación en el asalto a Nord Stream«,
afirmó Chervinsky en una declaración escrita para el Washington Post y el Der Spiegel, realizadores ambos, de manera conjunta, de la investigación sus actividades.
El «Washington Post» informó que Chervinsky es un oficial condecorado con amplia experiencia en operaciones encubiertas, en las que supuestamente se incluyen planes para atrapar a los mercenarios rusos del ejército privado ruso de la «Wagner» y de los ataques en contra de a los separatistas prorrusos, destacando un patrón de operaciones agresivas y de alto riesgo contra intereses rusos.
EL PRESIDENTE ZELENSKI ATRAPADO EN UN EMBROLLO
Además, «The Washington Post» informó, igualmente, que Chervinsky no sólo no actuó en solitario, sino que tampoco planeó personalmente la operación de sabotaje, recibiendo órdenes procedentes de funcionarios ucranianos de mayor rango, quienes en última instancia reportaron al general Valery Zaluzhny, el general ucraniano de mayor rango, «según personas familiarizadas con los métodos utilizados para llevar a cabo la operación».
Según el «Washington Post», lo más problemático del tema es que la participación de Chervinsky en el ataque al «Nord Stream» entra en contradicción con las negaciones públicas formuladas en su día por el presidente Zelensky, respecto de la participación de Ucrania.
«Soy presidente y doy órdenes en consecuencia», dijo Zelensky en una entrevista de prensa en junio, respondiendo a un informe del Washington Post de que la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos se había enterado de los planes de Ucrania antes del ataque.
“Ucrania no ha hecho nada parecido. Yo nunca actuaría de esa manera”, dijo Zelensky.
Curiosamente, el rotativo estadounidense informa, igualmente, que Chervinsky se encuentra en estos momentos detenido en una cárcel de Kiev, acusado de «abuso de poder» a raíz de un complot para atraer a un piloto ruso para que desertara a Ucrania, en julio de 2022.
Las autoridades ucranianas alegan que Chervinsky, que fue arrestado el pasado mes de abril, actuó sin contar con el permiso de sus superiores, y que durante la operación reveló las coordenadas de un aeródromo ucraniano, lo que provocó un ataque con cohetes rusos que mató a un soldado e hirió a otros 17.
Este informe del «Washington Post» se produce en un momento delicadamente crucial del juego de ajedrez geopolítico, cuando los deseos de incrementar los gastos de la ayuda militar a Ucrania, en lo que está pareciendo ser una causa militar perdida, están decreciendo rápidamente en la opinión pública occidental, especialmente en la estadounidense. Según el «Washington Post», posiblemente ello brinde al presidente Biden una «excusa» para reducir el monto de ayuda, a partir de esta «revelación impactante», sobre la que la Administración norteamericana ha negado de manera tan rotunda como vehemente, cualquier tipo de implicación en una voladura que los Estados Unidos han calificado como «imprudente»
