
La situación política en Bolivia se ha vuelto extraordinariamente tensa en el seno del movimiento reformista MAS
La creciente controversia entre el expresidente Evo Morales y el actual ministro de Justicia, Iván Lima, está generando un debate político en Bolivia. Acusaciones de mentiras y corrupción han llevado a una confrontación pública que podría desembocar en acciones legales.
Por A. RAMÍREZ PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
La situación política en Bolivia se ha vuelto extraordinariamente tensa en el seno del movimiento reformista MAS (Movimiento al Socialismo) cuya figura histórica más destacada era Evo Morales
En efecto, debido a una serie de acusaciones mutuas entre el expresidente Evo Morales y el ministro de Justicia, Iván Lima. El Movimiento al Socialismo, partido de Gobierno en Bolivia, ha expresado su rechazo a las recientes declaraciones de Lima, quien ha anunciado su intención de llevar a Morales ante la Justicia por supuestas «mentiras» y «calumnias».
Gerardo García, vicepresidente del MAS, en una rueda de prensa, señaló que las declaraciones de Lima marcan un punto de quiebre irreversible en la relación entre el Partido y el Gobierno de Luis Arce. García enfatizó que la postura del ministro de Justicia, que amenaza con procesar y encarcelar a Morales, ha roto definitivamente cualquier posibilidad de diálogo entre el Partido y sus propios correligionarios en el Gobierno.
La controversia se ha agravado en los últimos días debido a las acusaciones que han terminado saliendo a la luz. Según Evo Morales, el ministro Lima estaría vinculado a un bufete de abogados que asesora a una empresa privada en una demanda contra el Estado boliviano por 35 millones de dólares. El ex presidente y todavía líder del MAS indicó que este bufete, llamado «Lima y Asociados «, podría recibir una comisión sustanciosa en caso de éxito de la gestión.
En respuesta a esta acusación, el ministro Lima afirmó que no tiene ninguna relación laboral con dicho bufete desde hace dos años y medio. Advirtió que Morales debe dejar de insinuar «mentiras» y afrontar las consecuencias legales de sus acusaciones. Lima resaltó que las acusaciones han sobrepasado límites y deben ser presentadas ante la Justicia.
No obstante, la controversia no se quedaron en este rifirafe en el que el ministro del MAS y uno de sus principales líderes. La controversia trascendió a las redes sociales y Lima precisó que el proceso contra Morales se llevará a cabo de manera judicial. También manifestó que su enfoque debe estar en políticas públicas que beneficien a los ciudadanos.
A Evo Morales le faltó tiempo para replicar al ministro. Calificó la intención de Lima de judicializarlo como un intento de «inhabilitación política». Aseguró que estas acciones «forman parte de un plan para debilitar al MAS–IPSP y tachó las acusaciones de «guerra sucia». Morales acusó al ministro y a su Ministerio de falta de avances en casos importantes y criticó duramente la protección que se ha prestado a figuras de la Administración golpista anterior.
En medio de esta controversia, la política boliviana se encuentra seriamente dividida. Las acusaciones mutuas entre Morales y el ministro Lima han servido para afectar al panorama político del país. La incertidumbre sobre las posibles implicaciones legales de esta disputa sigue creciendo, mientras Bolivia observa cómo se desarrolla este capítulo en su historia política.
La confrontación pública entre Morales y Lima ha dejado en evidencia las tensiones que subyacían en la política boliviana. A medida que ambas partes continúan presentando sus argumentos, el futuro de las relaciones políticas y las acciones legales pendientes siguen siendo inciertos.
ÚLTIMO MENSAJE DE EVO MORALES
Por otra parte, a últimas horas de este jueves, 17 de agosto, cuando concluíamos esta información, hemos recibido de la cuenta de Twiter de Evo Morales el mensaje que sigue:
La militancia conoce muy bien que los ampliados son para fiscalizar a nuestras autoridades y por eso no pueden ser manejados por los fiscalizados. Históricamente, los que atacan y cuestionan al MAS-IPSP son neoliberales acostumbrados a dividir al movimiento popular.
Las y los verdaderos militantes del MAS-IPSP no son corruptos ni protegen al narcotráfico. Tampoco preparan planes para eliminar compañeros de lucha. Los masistas hacen política por la Patria, no por la plata.