Dos años de genocidio, asesinatos en masa con los medios de destrucción más mortíferos, incluidas bombas estadounidenses, armas incendiarias y otros, todos dirigidos contra civiles en general.
Durante dos años completos de agresión, el enemigo «israelí» hizo del desplazamiento forzado uno de sus principales objetivos contra el pueblo palestino en Gaza.
El enemigo «israelí» atacó las mezquitas de Gaza, más de 1.000 de ellas, así como el 95% de las escuelas, deteniendo por completo la educación. Incluso los cementerios fueron bombardeados, más de 40 de ellos, y más de 2.000 cuerpos fueron robados.
[La agresión «israelí»] tuvo como objetivo a periodistas, trabajadores humanitarios y miembros de la defensa civil, y atacó a todos en Gaza con una brutalidad y un salvajismo inigualables. Todas las formas de crimen cometidas en Gaza son evidencia de la horrible crueldad del enemigo, incluido el lanzamiento de perros de ataque contra los ancianos y los enfermos.
El enemigo «israelí» torturó a detenidos y prisioneros, lo que en muchos casos condujo al martirio.
La Operación Al-Aqsa Flood fue un acontecimiento grande, bendecido y significativo, un momento crucial y un punto de inflexión importante en la yihad del pueblo palestino en las últimas décadas. La operación tuvo su contexto: no fue lanzada por el pueblo palestino o sus combatientes para crear un nuevo problema con «Israel». El contexto de la inundación de Al-Aqsa se deriva de 77 años de crímenes judíos sionistas contra el pueblo palestino.
Toda la presencia «israelí» en Palestina es una presencia de agresión, crimen, ocupación y opresión diaria, una usurpación y confiscación de derechos. Antes de la inundación de Al-Aqsa, los esfuerzos del enemigo por liquidar la causa palestina se habían intensificado, creyendo que había llegado el momento de finalizarla.
La parte más peligrosa del plan para liquidar la causa palestina ha sido el impulso para involucrar a los regímenes árabes, como se ve en el llamado «Acuerdo del siglo». Bajo el pretexto de «remodelar el Medio Oriente», intentan reclutar regímenes regionales contra sus propias naciones.
La liquidación de la causa palestina se demostró más claramente en los últimos dos años, ya que algunos regímenes árabes se negaron incluso a romper los lazos diplomáticos con el enemigo «israelí».
Permaneceremos en un estado de alerta y preparación, con un seguimiento preciso y cuidadoso de la fase de aplicación del acuerdo. Lo que esperamos es que se ponga fin al genocidio contra el pueblo palestino y que el enemigo se comprometa a una cesación del fuego, que originalmente era nuestro objetivo al proporcionar apoyo. Hay que entender que lo ocurrido fue un solo asalto, y que los enemigos continúan con sus esquemas, conspiraciones y ambiciones, que siguen múltiples pistas.
Después de cada ronda, el enemigo «israelí» se ha preparado para una nueva agresión; por lo tanto, incluso si se logra un alto el fuego, siempre nos preocupa prepararnos para las próximas rondas como parte de la orientación agresiva de los enemigos de esta Ummah [comunidad musulmana].
Frente a los intentos de los enemigos de imponer la aceptación de una ecuación de permisividad total, nuestra ecuación debe ser la liberación de ellos, expulsando su maldad y expulsándolos de la región.
La ecuación de liberarnos de los enemigos y expulsarlos de la región logra la seguridad de nuestra Ummah, la plena independencia, la disuasión y la protección contra la tiranía y la recuperación de Palestina y los lugares sagrados.
En cuanto al acuerdo, si se logra el resultado, tanto mejor —eso es lo que esperamos—, de lo contrario continuaremos nuestro camino de apoyo y respaldo.
Estamos en vigilancia continua durante estos días, con un seguimiento continuo y una coordinación plena con nuestros hermanos palestinos, a nivel del Eje y con los pueblos libres del mundo.
