Surgimiento y desarrollo del concepto de sociedad civil (I)

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REDACCIÓN

En la literatura política actual, con mucha frecuencia, se emplea el término sociedad civil1 por dirigentes políticos, sociólogos, filósofos y periodistas, para hacer referencias a hechos sociales, intereses políticos y los más diversos objetivos, sobre todo a partir de las décadas del 80 y el 90 del siglo pasado, coincidiendo con el proceso de desmantelamiento del socialismo en Europa del Este y la desintegración de la URSS. En Cuba, en los últimos tiempos, también se aprecia un incremento del debate político filosófico en torno al binomio sociedad civil – Estado.

Posiblemente existan pocas expresiones en el lenguaje filosófico y político que se empleen con más frecuencia en la actualidad que este término. Sin embargo, ocurre que no en todos los casos tiene idéntica significación. En dependencia de la corriente política que defiende el autor o sustenta sus puntos de vistas, así será la interpretación que se le de a este concepto.

Al igual que Miguel Limia, compartimos con Isabel Monal que el término sociedad civil “(…) se presenta en la historia de las ideas hasta nuestros días como ambiguo, de fronteras imprecisas y hasta nebulosas; una ambigüedad inadecuada, además por el hecho de que en alemán sociedad civil y sociedad burguesa se escriben de la misma manera y las traducciones no siempre saben hacer la mejor selección (…)2

En la diversidad de interpretaciones acerca de este término aparecen diferentes enfoques, pudiéndose agrupar en tres posiciones teóricas al respecto: la burguesa, que defiende sus puntos de vistas y concepciones filosóficas; la marxista leninista, que a partir de las posiciones científicas de los postulados de Marx, Engels y Lenin y de otros pensadores revolucionarios contemporáneos, analizan este fenómeno como algo consustancial al modo de producción y a su sistema de valores; y, por último, la de los traidores y vende patrias, neoliberales servidores a sueldo del imperio que con sus interpretaciones tergiversadas y mal intencionadas se esfuerzan por internacionalizar sus puntos de vista y concepciones al respecto.

En particular, en el discurso de los más diversos representantes de la ultraderecha norteamericana, el término de sociedad civil nada tiene que ver con la concepción que en sus inicios tuvo el concepto ni mucho menos con la desarrollada por Gramsci 3 en los años treinta del siglo pasado. De modo tal que resulta, para el lector común, un poco complejo, encontrar la verdad cuando se encuentra con el citado término.

El concepto sociedad civil tiene ya una larga historia. Algunos autores han rastreado el origen de esta expresión en la teoría política medieval, e incluso en la de la Antigüedad. Junto con el pensamiento liberal aparece en la modernidad la idea de sociedad civil, constituyendo uno de sus elementos básicos.

En el siglo XVI la lucha antifeudal se presentaba como el enfrentamiento de la ciudad contra el campo. La ‘’sociedad’’ de la ciudad (civitus, en latín) se denominaba ‘’sociedad civil’’ . La burguesía era la clase predominante en ella. Carlos Marx decía que el proletariado se encontraba en la ‘’sociedad civil’’, pero no pertenecía como tal a ella, ya que no decidía nada en aquella ‘’sociedad de la ciudad’’ o ‘’sociedad civil’’. Además, al ser la clase burguesa la protagónica en esta, y como en idioma alemán ‘’ciudad’’ se dice con la palabra ‘’burgo’’, también para referirse a la ‘’sociedad de la ciudad’’ se empleaba la expresión de ‘’sociedad burguesa’’.

Estas son las raíces etimológicas del término. No obstante, en su larga trayectoria ha sido utilizado por diferentes personalidades históricas y no siempre con la misma significación.

A partir del siglo XVII, producto del ciclo de revoluciones sociales iniciadas por la Revolución Inglesa y continuado por la de las Trece Colonias y la Francesa, en Europa surge una crisis en el orden social, que da origen al surgimiento de la idea de la sociedad civil, como expresión del intento de resolver la crisis ideológica provocada por la quiebra de los modelos de la idea de orden. Estos procesos sociales condujeron al cuestionamiento de los modelos de orden social y de autoridad hasta entonces existentes, dando lugar a disímiles interpretaciones y concepciones acerca de la relación Estado – sociedad civil.

La filosofía premarxista acerca de la sociedad civil

A partir del siglo XVIII la filosofía premarxista designaba con el término de sociedad civil a las relaciones sociales y, en particular, a las relaciones de propiedad. Entre los representantes más destacados de esta posición se encuentran los filósofos materialistas ingleses Thomas Hobbes (1588 – 1679) y John Locke (1632 – 1704), quienes empleaban dicho término para designar a la sociedad que ha dejado de ser primitiva para pasar a un estadio de organización acorde a los principios de un poder político comúnmente aceptado. La idea de la sociedad civil, para ellos, no implicaba tan solo un concepto político, sino también una concepción antropológica y ética. “Si en la ideología medieval, señala Jorge L. Acanda, los fundamentos del orden social y los valores morales eran colocados hasta ahora en principios de carácter externo al hombre y su mundo, con el surgimiento del capitalismo era necesario relocalizar estos fundamentos en el mundo del hombre, en una concepción de la Razón, como algo existente por encima del hombre pero a la vez en el hombre”4

Jean Jacques Rousseau, (1712 – 1778), filósofo francés, por su parte, al analizar desde su propia concepción revolucionaria y filosófica este fenómeno, considera que la sociedad civil basada en la propiedad privada representaba un avance al compararla con el primitivo “estado natural”, pero a su vez, no deja de señalar que era un retroceso, pues llevaba dentro de sí desigualdades, miserias y otros males. Al valorar la significación de la propiedad privada en el contexto de la sociedad civil Rousseau plantea que “El primero que, habiendo cercado un terreno, descubrió la manera de decir: Esto me pertenece, y halló gentes bastantes sencillas para creerle, fue el verdadero fundador de la sociedad civil”5 Para Rousseau la sociedad civil se vincula al tipo de sociedad en la que ya existe todo un sistema de relaciones sociales del cual forman parte la familia, las relaciones de propiedad (privada) y los fenómenos de desigualdad (desposeídos, ricos) que le son consustanciales, así como la religión y otros. Una sociedad en la que también se ha constituido el Estado.

Rousseau enriquece considerablemente la teoría existente hasta entonces sobre la sociedad civil y desarrolla su teoría sobre el “contrato social”. “El establecimiento del cuerpo político como un verdadero contrato entre el pueblo y los jefes de su elección; contrato por el cual las dos partes se obligan al cumplimiento de las leyes por él estipuladas y que constituyen los lazos de unión”6 En la concepción de Rousseau la solución de las contradicciones del Estado con el pueblo y con la sociedad civil se encontraban en la base misma del Estado. Si el Estado había nacido de un contrato, cuando éste se tornase desventajoso el pueblo podía anularlo y crear una nueva forma de asociación que responda a sus intereses y necesidades.

El error más significativo de la concepción de los filósofos ingleses y franceses acerca de la sociedad civil consistió en no comprender la dependencia en que la sociedad civil se halla respecto al modo de producción y a la clase social dominante en él, es decir, en no ver su naturaleza clasista, en explicar la formación de la misma por las propiedades naturales del hombre, los objetivos políticos, las formas de gobierno y de legislación, la moralidad y otros importantes aspectos.

Un gran aporte a la concepción de la sociedad civil en las postrimerías del siglo XVIII realizó G. W. F. Hegel (1770 – 1831). Según su concepción, la sociedad civil nació de la desintegración del nivel de organización social meramente familiar que dio lugar al surgimiento de las clases y a los elementos del Estado.

Para Hegel el Estado estaba separado de la sociedad civil, pero a la vez, concebía vínculos entre ellos e incluso interpenetración. La sociedad civil no era una esfera totalmente fuera del Estado, sino interactuante con él. Marx valora que “Lo más profundo de Hegel reside en que siente como contradicción la separación de la sociedad civil y de la política. Pero lo falso es que se contenta con la apariencia de esta disolución y nos ofrece como la cosa misma”7

La sociedad civil concebida por Hegel se sustentaba en estamentos sociales, de la cual formaban parte el “sistema de necesidades” basado en la propiedad privada, así como “la justicia” y la policía, que se encargaría de proteger la propiedad y se caracterizaba por trabajo, división del trabajo, riqueza y trabajo, moral y decadencia moral. Abarca, además, toda el área de la economía y también de la justicia y la administración. Para Hegel la sociedad civil representaba la antítesis de la familia, mientras que el Estado funge como una síntesis de ambas. En ella se incluía no sólo las relaciones económicas, sino también la regulación estatal de dichas relaciones. Esa sociedad civil la entendía con características propias del Estado y con posibilidades de convertirse en Estado cuando llegara a su unificación en una totalidad orgánica.

En la sociedad civil, según Hegel, correspondía el ejercicio del poder político a la nobleza (no era partidario de los ideales demoliberales burgueses de libertad política). La burguesía, (comerciantes, fabricantes) constituía otro estamento importante de esta sociedad, en la cúspide de la cual se encontraba la burocracia, encargada de asegurar los intereses universales de la sociedad.

El pueblo desorganizado, como agregado de particularidades, era para Hegel, condición de injusticia, de inmoralidad e irracionalidad. Concebía la participación del pueblo, como momentos orgánicos, como clases. En tanto, el Estado lo concebía como “reunión del principio de la familia y de la sociedad civil”

En su concepción idealista, Hegel consideraba que la contradicción entre la sociedad civil y el Estado era inevitable, esencial, como una verdad de la razón, pero tal contradicción encontraría solución pacífica en la monarquía constitucional estamental.

No caben dudas que en la concepción hegeliana sobre la sociedad civil aparecen algunas manifestaciones de las verdaderas leyes del desarrollo de la sociedad; sin embargo, sus puntos de vista al respecto, resultan, en su conjunto, inconsistentes. Su idealismo no le permite llegar a la verdadera esencia de los fenómenos, penetrar en ellos, ver su interconexión. Hegel ve la sociedad civil como dependiente del Estado, concebido como forma verdadera del espíritu objetivo, mientras que la sociedad civil no es más que una forma “final” del espíritu.

Marxismo y sociedad civil

Karl Marx en 1875

Como es sabido, Marx y Engels también emplean este término en varias de sus obras, pero a diferencia de los materialistas ingleses y franceses y de Hegel, situaron este término en un nuevo campo teórico, con ideas diferentes en cuanto a las relaciones y los límites entre la sociedad civil y el Estado. En sus obras de juventud, Marx utiliza este término, en 1843, por primera vez, al exponer su crítica de Hegel. En la “Crítica del 43”, la Crítica de la filosofía hegeliana del derecho, Marx afirma que en Hegel el sujeto es el Estado y el predicado es la sociedad civil, mientras que en realidad es exactamente lo contrario: el sujeto se busca en la sociedad civil. Dice Marx: “Familia y sociedad civil son los presupuestos del Estado, son ellos justamente los activos. Pero en la especulación resultan lo contrario: mientras la idea se transforma en sujeto, aquí los sujetos reales, la sociedad civil, la familia (…) devienen los momentos objetivos de la idea, irreales, alegóricos”.8

En su concepción, la sociedad civil consiste en la organización de la familia, de los estamentos y de las clases, las relaciones de propiedad, las formas y procedimientos de distribución, en general las condiciones que hacen posible la existencia y el funcionamiento de la sociedad, las condiciones de la vida real y de la actividad del hombre. Marx subraya el carácter objetivo y la base económica de tales condiciones.

Marx y Engels cuando aún no habían creado su nuevo aparato conceptual, también emplean el concepto ‘’sociedad civil’’, pero producto de sus investigaciones le dan una solución verdadera y radicalmente científica a la relación Estado-‘’Sociedad civil’’. El propio Carlos Marx lo resume en el Prólogo de su obra ‘’Contribución a la Crítica de la Economía Política’’ del siguiente modo:

‘’[…] Mi investigación desembocaba en el resultado de que, tanto las relaciones jurídicas como las formas de Estado no pueden comprenderse por sí mismas ni por la llamada evolución general del espíritu humano, sino que radican, por el contrario, en las condiciones materiales cuyo conjunto resume Hegel, siguiendo el precedente de los ingleses y franceses del siglo XVIII, bajo el nombre de ‘’sociedad civil’’, y que la anatomía de la sociedad civil hay que buscarla en la Economía Política (…)”9

Por su parte Federico Engels en su trabajo ‘’Contribución a la historia de la Liga de los Comunistas’’ precisa que:

‘’[…] no es el Estado el que condiciona y regula la sociedad civil, sino ésta la que condiciona y regula el Estado, por tanto, la política y su historia hay que explicarlas por las relaciones económicas y su desarrollo , y no a la inversa (…)’’10

Aunque la problemática en torno al binomio Estado – sociedad civil estuvo presente en la obra de Marx desde su juventud, el uso del término, que él mismo considera poco preciso, como categoría integradora fue cediendo espacio a otras categorías, integradoras también, pero con mayor capacidad de reflejo de la realidad social, por conceptos científicos, como estructura económica de la sociedad, base económica, superestructura, modo de producción.11

En la concepción de Marx y Engels la sociedad civil es un elemento de la estructura de la sociedad. Cuando hablan de sociedad civil se refieren al proceso real de producción que desarrollan los hombres y sus relaciones de intercambio. El contenido de esta sociedad “(…) abarca toda la relación material de los individuos en una determinada fase de desarrollo de las fuerzas productivas, abarca toda la vida comercial e industrial de una fase (…) ” 12

El estudio detallado de la obra de Marx y Engels conduce inexorablemente a nuevos enfoques y puntos de vista que van definiendo y precisando el contenido de la sociedad civil en correspondencia con una u otra fase del desarrollo social. Así, en Carta a P. V. Annekov, Marx precisa que “A determinadas fases de desarrollo de la producción, del comercio, del consumo, corresponden determinadas formas de constitución social, una determinada organización de la familia, de los estamentos o de las clases; en una palabra, una determinada sociedad civil. A una determinada sociedad civil, corresponde un determinado Estado político, que no es más que la expresión oficial de la sociedad civil” 13 En Marx, la sociedad civil no es un concepto invariable, sino en evolución, que requiere contextualizarlo. En “La Guerra Civil en Francia” Marx desarrolla nuevas ideas sobre la problemática Estado – sociedad civil, destacando que en la nueva sociedad surgida de la revolución proletaria el Estado le restituye a la nación elementos y funciones que le había tomado y que con la Revolución se produce una reunificación de la sociedad civil y el Estado.

La relación Estado – sociedad civil también fue objeto de análisis y estudio por Engels. Partiendo del concepto de que en la historia moderna las luchas políticas son luchas de clases, y que no obstante esa forma política que adquieren, en lo esencial las luchas de emancipación de clases giran en torno a la emancipación económica, concluye que “El Estado, el régimen político, es un elemento subalterno, la sociedad civil (“el reino de las relaciones económicas”) es el elemento decisivo; las necesidades de la sociedad civil , (cualquiera que sea la clase que gobierne) tienen que pasar por la voluntad del estado, para cobrar vigencia general en forma de leyes; (…) en la historia moderna la voluntad del Estado obedece, en general, a las necesidades variables de la sociedad civil, a la supremacía de tal o cual clase, y en última instancia, al desarrollo de las fuerzas productivas y de las condiciones de intercambio”14

Lenin empleó muy poco este término, cosa que por demás no le era necesario ya que él heredó – y desarrolló creadoramente – todo el aparato conceptual elaborado por Marx y Engels. Al igual que en ellos, en él estuvo muy presente la problemática Estado – sociedad (lucha de clases, teoría de la revolución socialista, dictadura del proletariado, democracia socialista.) aunque al abordarla no empleara el término sociedad civil.

Gramsci y la sociedad civil

Antonio Gramsci en una fotografía a principios de los años 20 del siglo pasado.

En otro contexto histórico y teórico el comunista y filósofo italiano Antonio Gramsci, uno de los más importantes pensadores políticos del siglo XX y quien con mayor fuerza abordó este tema, en su obra, “Cuadernos de la cárcel”, (ya que la dictadura fascista italiana de Benito Mussolini lo encarceló proclamando cínicamente: ‘’Hemos de impedir durante veinte años que este cerebro funcione’’) , vuelve a retomar el término ‘’sociedad civil’’ y lo incluye en su arsenal conceptual junto a la ‘’filosofía de la praxis’’, ‘’intelectual orgánico’’, ‘bloque histórico’’, ‘’hegemonía’’, ‘’sociedad política’’ y otros.

A diferencia de Marx, quien emplea el término, como hemos visto con anterioridad, para referir al conjunto de relaciones económicas, Gramsci, después de realizar un pormenorizado estudio de este problema, tomando como base la anatomía de los Estados modernos, con mayor énfasis en Italia, Francia y Estados Unidos, refiere como sociedad civil al complejo institucional donde se organiza el enfrentamiento ideológico y político de las clases sociales, rescatando esta idea del olvido a que había sido sometida por la ideología liberal desde mediados del siglo XIX, pero en una nueva dimensión. Este concepto es empleado en relación con la cuestión de la hegemonía y la dominación.

Como puede apreciarse, en la concepción de Marx la sociedad civil se encuentra fundamentalmente en la estructura de la sociedad, en tanto Gramsci la ubica en la superestructura de esta última, concibiendo a su vez, que el Estado o sociedad política es un aparato de coerción, cuya función es de dominio o de mando, valiéndose de la legalidad y del aparato coercitivo asegura la disciplina de aquellos grupos que no dan su consenso y la acción ante momentos de crisis del mando y de la dirección, cuando decrece el consenso; en tanto, la sociedad civil estaba conformada por el sistema de instituciones a través de las cuales se ejerce la hegemonía, entre las que señala a las escuelas, los sindicatos, la iglesia, los medios de difusión masiva y otros, pero sin incluir la estructura económica de la sociedad. A ella le corresponde la función de hegemonía que los grupos dominantes ejercen sobre toda la sociedad.

Lo jurídico y lo moral predominante en una sociedad dada, son para Gramsci, fenómenos tan políticos como el Estado. De modo tal que no hay antagonismo entre la sociedad civil y la sociedad política, entre lo público y lo privado.

En la concepción de Gramsci resalta un aspecto vital para el estudio de la sociedad civil: los nexos reales actuantes entre ésta y la sociedad política.

Los trabajos de Gramsci tienden a exponer cómo el dominio de la sociedad política y la dirección en la sociedad civil realmente se refuerzan una a la otra, como el poder de la coerción y el poder de producir consenso son interrelacionados.

Del mismo modo, Gramsci distingue entre sociedad política y sociedad civil, pero para propósitos de análisis ya que los aparatos de una son precisamente diferentes de los aparatos de la otra. Lo que no se encuentra en su obra es separación entre la sociedad política y la sociedad civil como Estado y no-Estado; al contrario, los ve como los elementos constitutivos de una entidad integral única: el Estado burgués-liberal moderno. La distinción entre sociedad política y sociedad civil es puramente metodológica y no orgánica; en la vida histórica concreta, la sociedad política y la sociedad civil son una sola entidad.15 Estos dos elementos están en permanente relación dialéctica. “Mientras que la sociedad política está compuesta por los órganos de las superestructuras encargadas de desarrollar la función de coerción y dominio, la sociedad civil la conforma el conjunto de organismos vulgarmente considerados “privados”, que posibilitan la dirección intelectual y moral de la sociedad mediante la formación del consentimiento y la adhesión de masas. La sociedad civil está articulada por múltiples organizaciones sociales, de carácter cultural, educativo, religioso, pero también político e incluso económico. Por mediación de ella se difunden la ideología, los intereses y los valores de la clase que domina al Estado, y se articula el consenso y la dirección moral e intelectual del conjunto social. En esta se forma la voluntad colectiva, se articula la estructura material de la cultura, y se organiza el consentimiento y la adhesión de las clases dominadas”16.

El lugar de la hegemonía es la sociedad civil; ella es el terreno donde la clase dirigente extiende y refuerza su poder por medios no violentos.

Precisamente esta ubicación de la sociedad civil como parte del estudio de los fenómenos superestructurales desarrollado por Gramcsi es la concepción que actualmente predomina en el tratamiento y debate de este concepto.

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