Sam Altman y OpenAI: ¿un giro hacia el lucro en desmedro del bien común?
¿Qué camino debe seguir la inteligencia artificial: servir al bienestar humano o convertirse en una herramienta para el lucro corporativo? Este artículo explora el caso de OpenAI, la visión original de sus fundadores, y las tensiones internas que revelan un debate más amplio sobre el futuro de la IA.
POR ADAY QUESADA PARA CANARIAS SEMANAL
La inteligencia artificial (IA) se encuentra en una encrucijada, debatiendo entre su potencial para enriquecer la humanidad y el riesgo de convertirse en una máquina de hacer dinero para unos pocos.
OpenAI, inicialmente concebida como una entidad sin ánimo de lucro para fomentar una IA benéfica, está siendo desde hace un tiempo centro de un auténtico torbellino de controversias. La destitución de Sam Altman, su fundador, por parte de la junta directiva, ha puesto a flote las tensiones inherentes al desarrollo de tecnologías como ChatGPT y la IA generativa en general.
El debate se centra en si la IA, y específicamente los modelos de aprendizaje de idiomas como ChatGPT, serán catalizadores de una era de beneficios sin precedentes para la humanidad, o si, por el contrario, marcarán el inicio de una era dominada por la tecnología, ahondando aún más la brecha entre ricos y pobres.
La visión de Altman, apoyada por grandes corporaciones como Microsoft, parecía inclinarse hacia una OpenAI más comercial y lucrativa, en contraste con la junta directiva que aspiraba a mantener su espíritu original no lucrativo.
La historia de OpenAI refleja un dilema más amplio en el campo de la IA: ¿Debe el desarrollo de esta tecnología revolucionaria estar en manos de entidades privadas motivadas por el lucro, o debería ser un bien común, gestionado y controlado democráticamente?
La situación actual en OpenAI sugiere una inclinación hacia un modelo más comercial, lo que plantea interrogantes sobre el futuro de la IA y su impacto en la sociedad.
En este contexto, se propone un modelo alternativo para el desarrollo de la IA, inspirado en el CERN de física nuclear: un instituto de investigación internacional, no comercial, dedicado a la IA. Esta propuesta aboga por un enfoque democrático y de propiedad pública en el siglo XXI, asegurando que los beneficios de la IA sean accesibles para todos y no sólo para unos pocos privilegiados.