«Si el presidente francés pretendía reforzar su figura ha escogido la peor de las opciones posibles»
Le “Petit Napoleón” vive días aciagos. Acosado por la presión popular – escribe Eduardo Luque – es incapaz de encontrar soluciones a una crisis sistémica de enorme calado. La situación de desgobierno y de enorme malestar es una de las razones por las que el mandatario francés parece que ha perdido el timón (…).
Por EDUARDO LUQUE PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
«La movilización no es la guerra. en las circunstancias
presentes, aparecen por el contrario, como el mejor
medio para asegurar la paz con honor».
Raymond Poincarre. Presidente de la República Francesa discurso pronunciado a 2 de agosto de 1914.
Le “Petit Napoleón” vive días aciagos. Acosado por la presión popular, es incapaz de encontrar soluciones a una crisis de enorme calado. La situación de desgobierno y de enorme malestar es una de las razones por las que el mandatario francés parece que ha perdido el timón mientras lanza por la borda el escaso capital político que le quedaba.
En el frente interno la revuelta se extiende: los chalecos amarillos, los agricultores con sus tractores, los pensionistas, la crisis migratoria, el auge de la extrema derecha, la pérdida de las colonias, la crisis energética; todo ello conduce a la parálisis gubernamental e incluso a fracturas internas cada vez más evidentes; en los últimos días hemos podido ver como se Insultaban miembros del propio Ejecutivo. La ministra de Cultura, Rachida Dati, llamó “pedazo de mierda» al ministro de Economía francés y amenazó al primer ministro con convertir su perro en un “kebab”.
Por si este panorama no fuera suficiente, el déficit público se dispara; la previsión era de 4,9% pero se acercará al 6%. El ministro de Economía, en un intento de recortar el gasto, ha introducido medidas para atajar el peso de la deuda, recortando en 10.000 millones de euros el presupuesto para el 2024, La crisis de la deuda en ciernes es calificada por la prensa gala como «el tobogán del infierno».
Por otra parte, la previsible debacle electoral para el partido del presidente francés en las próximas elecciones europeas no ayudan a calmar la situación. Con este panorama y una imagen pública en caída libre. Emmanuel Macron intenta, en un salto desesperado, galvanizar a la sociedad francesa tras su figura. Por otra parte, con el anuncio de enviar tropas a Ucrania, desplaza el interés informativo de las elecciones presidenciales en Rusia que han proporcionado una enorme espaldarazo a Vladimir Putin. El atentado en Moscú le complica enormemente la situación, le sitúa como instigador, o al menos como colaborar útil del grupo terrorista.
Será a mediados de abril cuando se produzca el despliegue en territorio ucraniano, aún no sabemos con qué objetivo, de las tropas de la “Legión Extranjera». Se espera que intervengan unos 1500 efectivos y otros dos mil como auxiliares “civiles”, cifra que se ampliará con los sucesivos relevos. Nadie en su sano juicio puede creer que con tan pocos efectivos se pueda cambiar el sentido de esta guerra. Desde el inicio de la operación militar especial por parte de Rusia ya han sido eliminados más de la mitad de los quince mil mercenarios que habían acudido a la guerra, El ejército francés ha perdido, en los últimos meses, casi dos centenares de soldados, la mayoría antes de entrar en combate. La cifra total de muertos no se ha hecho pública porque Macron teme el impacto social cuando se conozcan las cifras de bajas y la población ponga caras y biografías a los muertos.
La propuesta francesa ha causado gran revuelo en la prensa europea, que ha llegado a afirmar que el presidente francés estaba bajo el efecto de algunas sustancias psicotrópicas cuando hizo esas declaraciones. No es para menos, los líderes europeos quedaron impactados por la posición del presidente galo. Nadie atendió a su propuesta porque suena a bravuconada aunque, eso sí, terriblemente peligrosa e irresponsable.
Francia no entrará en un conflicto a mayor escala con Rusia puesto que la decisión última la tomaría Estados Unidos. Washington controla las aproximadamente doscientas cabezas nucleares que están almacenadas en el continente europeo. Si el presidente francés pretendía reforzar su figura ha escogido la peor de las opciones posibles. Las disensiones en el propio ejército francés, la falta de material militar…hace que la propuesta suene a chulería.
Las tensiones geopolíticas en Europa están en un punto crítico, con múltiples actores y agendas en juego. Francia, por un lado, Alemania por otro, desde Inglaterra hasta los Estados Unidos, cada movimiento y cada declaración pueden tener consecuencias significativas para el futuro de la región y del mundo en su conjunto.
La guerra de la OTAN en Ucrania va de mal en peor y las tropas rusas avanzan. El ejército ucraniano se desangra; datos aportados por el Ministerio ruso de defensa sitúan las bajas desde comienzo de año en más de 71000. Las noticias para Ucrania no pueden ser peores y se acumulan día a día. Jake Sullivan asesor de Seguridad Nacional de EEUU llegó el día 20 de marzo a Kiev supuestamente para reforzar la posición de Zelensky.
Los 60.000 millones prometidos por Biden para alimentar la guerra no se concretarán en un futuro inmediato. En medio de una situación militar absolutamente catastrófica sólo cabe, desde la perspectiva europea, que sea la UE la que sustituya como financiadora al Pentágono norteamericano. Para ello, nuestros políticos atizan la campaña del miedo; las redes sociales y los medios de comunicación están preparando a la población europea para asumir como inevitable la guerra contra Rusia. Las alarmas han sonado hasta el punto de que incluso el primer ministro sueco ha tenido que pronunciar un mensaje por la radio nacional para calmar al país.
Pretenden y en parte lo consiguen, inocular el miedo en la población y con él la resignación por lo que puede ocurrir. Las élites globales, los grandes fondos de inversión, presentan a Rusia como un enemigo común. Han invertido mucho en Ucrania y observan con terror que no podrán rentabilizar sus inversiones.
Mientras la guerra en Ucrania sirve de cortina de humo, la UE legisla contra sus propios ciudadanos. Los grandes acuerdos internacionales con Latinoamérica, Turquía o Marruecos han beneficiado a los productos industriales alemanes sacrificando la agricultura europea, incapaz de competir.
Los beneficios de Alemania han ido en perjuicio de la agricultura común que sobrevive gracias a las ayudas cada vez más menguantes. La retirada de las subvenciones para alimentar la guerra en Ucrania condena a toda la Unión Europea. La guerra desatada por la élite financiera contra los agricultores comunitarios encierra una inminente crisis alimentaria. La situación es de tal confusión y ausencia de salidas que se va a producir, se está produciendo ya, una desafección política enormemente preocupante. El “jardín europeo” de Borrell es en realidad un lodazal.
La fuerza de la extrema derecha neofascista tendrá desgraciadamente mucho que decir en las próximas elecciones europeas. En política no existen espacios vacios. Frente a la desaparición de la izquierda «alternativa» o los partidos socialdemócratas clásicos este espacio político es ocupado en parte por la extrema derecha y por la desafección política de aquellos que, hoy por hoy, no tienen referentes.
https://canarias-semanal.org/art/35950/macron-le-petit-napoleon-esta-en-apuros