
¿De qué truco se vale París para que sus excolonias sigan financiando al Tesoro galo?
¿Es la independencia africana una ilusión monetaria? ¿Hasta qué punto las estructuras coloniales siguen vigentes bajo ropajes modernos? El exfuncionario del Banco Africano de Desarrollo, Sanou Mbaye, lo explica con claridad brutal
REDACCIÓN CANARIAS SEMANAL.ORG
En un artículo publicado por Sanou Mbaye (1) en la publicación Project Syndicate con el título «Cómo Francia saquea África», el autor senegalés y ex funcionario del Banco Africano de Desarrollo expone con contundencia los mecanismos económicos, políticos y financieros que, en su opinión, perpetúan el dominio neocolonial de Francia sobre sus antiguas colonias en África subsahariana.
Según afirma el autor, el principal instrumento de control francés es el franco CFA, una moneda creada en 1948 y que aún hoy utilizan catorce países africanos.
Mbaye sostiene que esta divisa no es simplemente una herramienta monetaria, sino una vía eficaz para consolidar una relación profundamente asimétrica entre Francia y estos Estados formalmente independientes. De acuerdo a lo expresado por el autor, al aceptar la convertibilidad del CFA garantizada por Francia, estos países se ven obligados a depositar el 65% de sus reservas en el Tesoro francés, lo cual da a París poder de veto sobre su política monetaria.
El comentario de Mbaye no se detiene en la mera descripción técnica del sistema, sino que profundiza en las consecuencias devastadoras que, desde su perspectiva, ha tenido esta dependencia: escasez de dinero, tasas de interés elevadas, baja inversión productiva, fuga masiva de capitales y un endeudamiento crónico que ahoga a los gobiernos y paraliza cualquier intento de desarrollo estructural.
En palabras suyas, este modelo ha “atrapado” a millones de personas en una pobreza persistente mientras facilita grandes beneficios a bancos, especuladores y corporaciones extranjeras.

Según relata el autor, uno de los momentos más críticos de este saqueo encubierto fue la devaluación del franco CFA en 1994, que coincidió oportunamente con un proceso de privatización masiva auspiciado por el FMI y el Banco Mundial.
Sectores clave como la energía, el agua, los bancos y las telecomunicaciones pasaron a manos de compañías extranjeras, consolidando así el control económico externo sobre recursos vitales.
Mbaye no solo denuncia las consecuencias económicas, sino también las implicaciones políticas. De acuerdo con su análisis, Francia y sus élites aliadas dentro del continente han torpedeado de forma activa cualquier proyecto serio de integración regional africana.
En lugar de apoyar propuestas como la Comunidad Económica de los Estados del África Occidental (ECOWAS), promovieron estructuras como la UEMOA y la CEMAC, que aunque monetariamente integradas, carecen de coherencia económica y social. Según sostiene el autor del artículo , estos diseños solo han servido para mantener el control francés y dividir al continente en bloques funcionales a sus intereses.
De manera elocuente, Mbaye califica esta relación como un “desmantelamiento progresivo del futuro africano”. A su juicio, la connivencia entre las élites africanas y las autoridades francesas ha condenado a estos países a ser fuentes de materias primas baratas, mercados cautivos de productos franceses y proveedores de apoyo diplomático en organismos internacionales, mientras su población queda rezagada en el subdesarrollo.
El autor también lamenta que, con la creación del euro, las excolonias no aprovecharan la oportunidad de liberarse de esta estructura. Lejos de romper con el pasado, decidieron vincular su moneda al euro bajo las mismas reglas, instituciones y mecanismos que con el franco francés. Desde su punto de vista, esto augura consecuencias trágicas para los países francófonos africanos.
En definitiva, el texto del artículo de Sanou Mbaye ofrece una crítica feroz al neocolonialismo monetario y político practicado por Francia, argumentando que no se trata de un legado residual del pasado colonial, sino de un sistema activo, vigente y funcional que sigue drenando recursos y obstaculizando el desarrollo autónomo del continente africano.
De acuerdo con el autor , desmantelar este sistema es una condición imprescindible para el renacimiento de África.
(1) Analista político y económico, exmiembro del equipo directivo del Banco Africano de Desarrollo y uno de los grandes especialistas mundiales en economía …