Bajo el título “La trampa en la competencia material”, el número 233 de octubre de 2021 de la revista Initiative Communiste, editada por el PRCF (Polo de Renacimiento Comunista de Francia), publica unos extractos de una reciente entrevista concedida a Pravda por Guenadi Ziugánov, Secretario General del Partido Comunista de la Federación de Rusia. A pesar de su brevedad y, por consiguiente, de su insuficiencia, establece con nítida claridad los estrictos límites ideológicos que encuadran hoy en día la necesaria reunificación y reconstitución de los partidos comunistas. Y no se trata de la opinión de un intelectual desligado de las masas proletarias, sino del portavoz del partido que representa a un 20% de los electores rusos, según los resultados oficiales de las últimas elecciones, y a la mayor parte de los proletarios más conscientes del país que, en el último siglo, fue centro de la revolución y luego de la contrarrevolución internacional. Los hechos son incuestionables: el socialismo y, con él, la URSS fueron derrotados, no porque el marxismo-leninismo haya fallado, sino porque su partido obrero lo sustituyó por el revisionismo tras morir Stalin. Las organizaciones e individuos comunistas que no advirtieron el cambiazo deben rectificar su error, sin escudarse en los otros errores que cometieron los comunistas antirrevisionistas con los que confrontaron desde entonces. Y éstos también deben corregir los suyos, en particular su metafísica tesis de que el revisionismo en el poder convierte inmediata y plenamente a un Estado socialista en capitalista o imperialista. Sólo aplicando íntegramente la teoría marxista-leninista, podremos construir la política y la organización que vuelvan a unir a la clase proletaria revolucionaria hasta vencer definitivamente a la burguesía.
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Los comunistas rusos explican las causas y consecuencias de la destrucción de la URSS
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En su opinión, ¿cuáles fueron las razones y los acontecimientos más importantes que llevaron al colapso de la Unión Soviética?
Los comunistas nos guiamos por el materialismo dialéctico. Por lo tanto, entendemos muy bien que todo fenómeno de ninguna manera puede ser provocado por una sola causa o por la mala voluntad de una sola persona. Hubo todo un conjunto de causas en el centro de la mayor catástrofe geopolítica del siglo XX. La destrucción de la Unión Soviética por parte de Occidente y de la contrarrevolución interna cambió la faz del mundo entero.
Uno de los «puntos de inflexión» más importantes fue la llegada al poder de Jruschov tras la muerte de Stalin. A partir de ese momento, la política del Partido Comunista y del Estado soviético comenzó a cometer más y más errores. Se produjo una peligrosa desviación del marxismo-leninismo, como teoría viva y creativa que requiere una combinación de principios firmes y un desarrollo constante. En el nivel más alto del partido, el objetivo de la construcción comunista se redujo a un contenido primitivo y puramente utilitario: la competencia material y técnica con Occidente.
Al hacerlo, lamentablemente, no se tuvieron en cuenta muchos otros factores. En primer lugar, estaban las enormes posibilidades financieras y económicas del imperialismo mundial, que había estado saqueando al mundo durante siglos. En segundo lugar, la Unión Soviética se encontraba en una posición muy difícil, ya que después de sobrevivir a la guerra más grave, después de perder 27 millones de los mejores hijos e hijas de nuestra patria, el país tenía que soportar la carga de grandes gastos militares para alcanzar la paridad estratégica con los Estados Unidos. En tercer lugar, fue un error fundamental dar prioridad a lo material sobre lo espiritual. Como resultado, el sistema socialista comenzó a perder terreno frente al sistema capitalista a los ojos de algunos ciudadanos soviéticos.
Otra consecuencia fue el renacimiento de la pequeña burguesía, el atesoramiento y la priorización de los valores materiales. Ciertamente, la Unión Soviética ya había comenzado a construir el socialismo incorporando las fuerzas y las actitudes pequeñoburguesas como elemento peligroso. Así que la posibilidad de su rápida restauración, por supuesto, existía. Sin embargo, bajo Stalin, ésta fue combatida con éxito. Se combatió por todos los medios: instrucción, educación, ejemplo personal de los dirigentes, política de cuadros bien pensada.
El enorme entusiasmo por la industrialización y la victoria en la Segunda Guerra Mundial demostraron que los vestigios burgueses podían ser superados con éxito. Sin embargo, a partir de la década de 1950, el proceso avanzó en sentido contrario. El ejemplo negativo lo dieron el propio Partido y el mismo Estado, donde empezaron a proliferar cada vez más el formalismo, el arribismo, la burocracia, el localismo y las intrigas. La teoría marxista-leninista, que tenía un gran potencial de desarrollo, comenzó a ser utilizada sólo como una cubierta, una cáscara. Se redujo a eslóganes, a menudo correctos, pero formales. Los nuevos dirigentes del país y del Partido ignoraron la advertencia de Stalin poco antes de su muerte:
«Deben ocuparse del desarrollo de la teoría en un futuro próximo. Podemos cometer errores en la economía, pero de una u otra manera podremos enderezar las cosas. Pero si metemos la pata en la teoría, todo se vendrá abajo. Sin la teoría, estamos muertos».
Los acontecimientos basados en las decisiones de Jruschov han causado un daño irreparable al socialismo en la URSS y al movimiento comunista mundial. El voluntarismo de estas decisiones adquirió a veces un carácter criminal. El informe sobre el «culto a la personalidad» de Stalin, que fue hábilmente presentado a los delegados del XX Congreso del PCUS fuera del orden del día aprobado, ocupa un lugar especial. El fuerte deterioro de las relaciones con China también desempeñó un papel extremadamente negativo para el movimiento comunista mundial.
La llegada al poder de Gorbachov marcó el inicio de la destrucción de la Unión Soviética. Camuflados bajo consignas de aceleración, perestroika [reconstrucción] y glasnost [transparencia], los nuevos dirigentes comenzaron a destruir metódicamente todos los pilares clave del sistema socialista, desde la economía hasta la ideología. Este proceso culminó con la tragedia de 1991. Sus tremendos ecos aún se pueden escuchar en todas partes, desde el conflicto militar en el Donbass hasta los combates en Palestina.
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¿Qué impacto tuvo el colapso de la Unión Soviética en la causa socialista mundial?
El colapso de la URSS tuvo un impacto verdaderamente global. Tuvo su efecto más negativo en el movimiento comunista y obrero mundial. Rusia es el país donde triunfó la primera revolución socialista del mundo. ¡Y de repente este país emprende el camino del capitalismo! Y esto ocurría en la versión más destructiva, neoliberal. Esto condujo a la transformación efectiva de una superpotencia en un apéndice del sistema mundial burgués. La desindustrialización, el empobrecimiento de la población, el florecimiento de una clase parasitaria de oligarcas y una monstruosa estratificación social siguen marcando fuertemente a Rusia.
También se han producido contrarrevoluciones en los países de Europa del Este, que han conducido a su incorporación al sistema capitalista. Tras ingresar en la OTAN y en la Unión Europea, la mayoría de estos países sirven ahora a los intereses particulares y a las aspiraciones agresivas de la élite financiera y política de Washington y Bruselas. En sus territorios se han desplegado bases militares. Se han convertido en cómplices de la invasión de Estados independientes. Sus gobiernos son culpables de la destrucción de Yugoslavia y del debilitamiento del Estado en Afganistán, Irak y Libia. Occidente ha apostado por utilizar para sus propios fines a grupos terroristas reaccionarios que se esconden tras la bandera del Islam. Su política está totalmente enlazada con las vergonzosas sanciones contra Rusia y los intentos de presionar a China y otros países.
La destrucción de la URSS y la crisis del movimiento comunista internacional han desatado las manos del capital mundial. Anteriormente, estaba obligado a actuar teniendo en cuenta la potencia soviética. No se atrevía a cruzar ciertos límites so pena de que le saliera el tiro por la culata.
Ahora, el capitalismo vuelve descaradamente a su esencia original de gánster, de ladrón, de colonizador.
UNIÓN PROLETARIA
