
¿Fue el rey Leopoldo II de Bélgica un criminal sanguinario o un monarca progresista que permitió el desarrollo social de Bélgica y que combatió el esclavismo en África? Maxime Dussart, catedrático de Historia que trabaja e investiga en Bélgica, nos ayuda a resolver este dilema hoy tan polémico, después de las protestas suscitadas por el asesinato del afro norteamericano George Floyd.
REDACCIÓN CANARIAS SEMANAL
Después del asesinato de George Floyd en los Estados Unidos, una nueva oleada de protestas anti-racistas se ha extendido por todo el mundo, incluyendo a Bélgica, sacando de nuevo a la luz el debate sobre la cuestión colonial. En el centro del debate está el papel que tuvo Leopoldo II en el Congo. Algunos piden que se desmonten sus estatuas, otros defienden la acción de un “rey constructor” y que los acontecimientos históricos deberían recontextualizarse. ¿Leopoldo II fue un criminal sanguinario o un progresista que permitió el desarrollo social de Bélgica y que combatió el esclavismo en África?
Maxime Dussart, un catedrático de Historia que trabaja e investiga en Bélgica, nos ayuda a resolver este dilema en una entrevista recientemente concedida a Grégoire Lalieuy publicada en blog belga INVESTIG’ACTION, que dada su extensión nos hemos visto obligados a resumir.
¿Fue Leopoldo II alguien que se preocupaba por los trabajadores belgas y por los avances sociales?
En estos últimos días estamos viendo florecer efectivamente este discurso en las redes sociales. Es una respuesta al debate sobre la colonización belga. En realidad, se trata de una copia del discurso tradicional de la monarquía: es decir, el sabio y bondadoso rey guiando a su pueblo hacia el progreso. Desgraciadamente, esto es completamente falso que el rey haya sido bueno con los blancos y malo con los negros. Dicho de otra forma, no debemos pensar que existió un “Leopoldo II rey-colonizador” y un “Leopoldo II rey-industrializador”. En realidad, la colonización y la industrialización son las dos caras de la misma moneda de esa época: el desarrollo capitalista frenético.
Leopoldo II era ambicioso y megalómano. En 1861, cuando aún era príncipe heredero sin todavía colonias, decía que Bruselas debía convertirse en el faro del Imperio Belga. Él era un gran defensor del capitalismo, pero para el capitalismo no existe la situación “win-win”: para que el capitalismo se enriquezca y que se desarrolle, el capitalista deberá aumentar su beneficio bajando los precios. Para que el capitalismo gane, el obrero deberá imperativamente perder.
Si examinamos los hechos de cerca, éstos quedan confirmados: Leopoldo II fue un firme opositor del movimiento obrero belga. En 1867, dos años después de que llegase al trono, comenzaron las primeras huelgas fuertes de los obreros del sur del país. Estas huelgas tuvieron su apogeo en el 1869, fecha muy importante. En abril de ese mismo año, el rey envió al Ejército a Seraing para reprimir la huelga que afectaba especialmente a la siderurgia Cockerill, cuyo principal accionista era el hermano de Leopoldo II. Fue el momento de la masacre de Seraing. Durante tres días, las tropas mataron indistintamente a obreros, mujeres y niños. En la prensa extranjera, estas masacres hicieron mucho ruido. El propio Karl Marx la llamó “la masacre belga”. En una publicación anónima, decía que Bélgica era:
“el estado modelo del constitucionalismo continental, el pequeño paraíso bien protegido por el propietario, el capitalista y el cura. Al igual que el planeta tierra hacía su revolución anual, el gobierno belga también hace su masacre anual contra los trabajadores. El gobierno belga es el policía del capital contra el trabajador”.
En un momento dado se dieron cuenta que la represión de los cuerpos no era suficiente para acallar todas aquellas reivindicaciones. El rey sabía que también tenía que convencer a los espíritus. Por eso ordenó una comisión que dio inicio a las primeras leyes sociales. A disgusto y como para soltar lastre, el rey, el gobierno y los capitalistas, todos con diferentes intereses, aprobaron todas aquellas leyes. Los avances sociales de aquella época no fueron entonces un regalo otorgado por un rey benevolente, sino las conquistas arrancadas con el precio de la sangre del movimiento obrero.
Dicen que las tiranías de Leopoldo II en el Congo habrían sido exageradas. Dicen que terminó con la esclavitud en ese país. Así que las cifras del historiador Morel que le atribuye diez millones de muertos sería errónea. La historia de las manos cortadas como castigo a los malos rendimientos sería un mito, según una encuesta de 1904-1905. Leopoldo II, al enterarse que se estaban cometiendo algunos excesos en su colonia declaró:
“Nosotros queremos el bien. Si el mal ocurre en vuestro país, queremos saberlo para reprimirlo.”
¿Podría ocurrir que tengamos una imagen distorsionada de colonizador sanguinario en Leopoldo II?
Como respuesta esa pregunta hay que responder que, si Albert es el rey de los soldados, entonces Leopoldo II fue el rey de los capitalistas. En su juventud, visitó numerosos imperios coloniales, incluidas algunas colonias de explotación económica donde se dio cuenta de que este modelo les generaba muchísimas ganancias a los imperios holandeses, franceses, ingleses y alemanes. A vista de todo esto, decidió grabar en un pedazo de mármol de la Acrópolis un mensaje para el ministro de finanzas, Frère-Orban: “¡Bélgica necesita una colonia!” Toda la “obra” de Leopoldo II está orientada hacia un objetivo de prosperidad para la economía belga. De hecho, así lo confirma en unos correos enviados a su hermano en 1888.
El rey conocía a la perfección los sistemas de colonización que pudo estudiar y analizar en el extranjero. Incluso los perfeccionó: “El hecho es que entre los años 1880 y 1910, la acción leopoldista llegó al límite de abusos coloniales”, resume el historiador en asuntos coloniales Elikia M’Bokolo.
Es interesante realizar un análisis de las misiones civilizadoras de Leopoldo II a partir de 1878. Aquellas misiones se encargaban de establecer una base territorial para reivindicarlas cuando llegase el momento. Y de hecho es lo que hizo en la Conferencia de Berlín en la cual las potencias europeas se repartieron el continente africano. ¿Y que lecturas podemos obtener de esos hechos ? De entre todos los encargados de colonizar el país a partir de 1878, no había ni un solo médico, profesor o ingeniero. Aparte del explorador Stanley, ¡todos los demás eran militares! Curiosa manera de civilizar un país, a base de fusiles y cañones Krupp. Sin embargo, esta delegación correspondía perfectamente a lo que efectivamente se hizo: obtener por todos los medios posibles los acuerdos de exclusividad de explotación con los jefes territoriales locales. ¡Estos contratos estipulaban que todos estos pueblos debían ceder sus tierras a Leopoldo II!
Haría falta enseñar la historia de Bélgica bajo el reinado de Leopoldo II como lo que realmente fue: la historia del desarrollo capitalista de Bélgica con el liderazgo del rey y en detrimento de las víctimas de la industrialización que eran los obreros belgas y las víctimas de la colonización que fueron los pueblos del Congo.
Bélgica tiene la obligación de reconocer el trabajo de los historiadores belgas y sacar buenas conclusiones de ello. El Estado belga tiene que presentar excusas, tiene que indemnizar y también replantearse claramente su injerencia en la economía y política del Congo en la actualidad. La cuestión y las consecuencias de la colonización por Occidente del resto del mundo también deberían ser tratadas. En la actualidad podemos encontrar en las redes sociales la extendida opinión que que mantiene en el Congo “estaban mejor cuando estábamos nosotros. Para ello basta con conocer el estado de África hoy en día”
Si África sigue estando subdesarrollada, no es porque no consiga salir de ese subdesarrollo, sino simplemente porque no la dejan salir de el. La Société Générale una vez más, fue la que logró provocar la secesión de la provincia de Katanga, la más rica del Congo, después de su independencia. E incluso después de la reunificación nacional, la Société Générale continuó controlando hasta el 70% de la economía congolesa, por lo menos hasta los años 1980. Si hablamos de los líderes africanos que han luchado por la emancipación de su país, todos han terminada asesinados como Sankara o Lumumba. De hecho, la Société Générale estuvo implicada en el asesinato de Patrice Lumumba… La verdad es que para desgracia de los países neocolonizados , el capitalismo ha unido nuestros destinos más allá de los océanos. Y solo lograremos librarnos de él si lo combatimos todos juntos.
https://canarias-semanal.org/art/28088/leopoldo-ii-un-rey-genocida-belga-que-sigue-dominando-el-congo-despues-de-muerto