LAS RAZONES OCULTAS DEL PLAN MILITARISTA DE LA UE: AL RESCATE DEL «DECLINANTE» CAPITAL EUROPEO

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Unión Europea, ¿quo vadis?

En un contexto de creciente competencia entre bloques geopolíticos, la Unión Europea ha lanzado un plan militarista de 0,8 billones de euros, que no responde a supuestas amenazas externas, sino a la necesidad de relanzar el capital europeo frente a sus rivales globales. P. A. González Ruiz advierte que este rearme, que busca fortalecer al capital europeo en la lucha por la apropiación de plusvalor mundial, implicará sacrificios sociales, represión interna y una mayor explotación de la clase trabajadora en el continente.

Por P. A. GONZÁLEZ RUIZ (*) PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-

   Actualmente, la acumulación mundial de capital, basada en la reconfiguración de la división internacional del trabajo que descansa a su vez en los cambios en el proceso de producción (desarrollo capitalista de las fuerzas productivas), adopta la forma de un recrudecimiento de la lucha competitiva entre bloques geopolíticos. Entre estos bloques unos están en ascenso, caso de China y Rusia, mientras otros están en declive como USA y la Unión Europea (UE, en adelante).

   El debilitamiento del capital europeo, cuya expresión inmediata es el estancamiento económico (véase el gráfico), se viene poniendo de manifiesto en la pérdida de competitividad en el mercado mundial, en la reducción del peso económico, en el retroceso en las zonas de influencia (África, Asia, Latinoamérica).

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   Puede, incluso, rastrearse en las diversas crisis globales y locales padecidas por la sociedad europea, así como en la respuesta institucional a cada crisis: crisis financiera de 2008 (salvamento a la banca y austeridad social), crisis de los acuerdos de Minsk de 2014 (distanciamiento de Rusia y alineamiento con USA), crisis de la covid de 2020 (fondos Next Generation EU), luego el enfrentamiento con Rusia a través de la OTAN en la guerra de Ucrania (renuncia a la energía barata rusa) y, más recientemente, en el abandono (o traición) de Trump o la crisis armamentística. Un apunte exterior: la actitud de la nueva administración USA pretende lo mismo que la anterior, pero parte de una autocrítica, de ahí el MAGA (hacer América grande de nuevo, porque no lo es) y ello a cualquier precio, incluso sacrificar a sus “aliados”, o sea explotarlos aún más; de ahí el First America (primero America).

   Sin entrar a considerar por qué el capital de la UE tiene este recorrido aparentemente errático y a veces suicida, la respuesta que los líderes europeos, representantes políticos del capital total de la Unión Europea, ante la crisis de la defensa europea es la carrera armamentística a través de un plan de 0,8 billones de euros.

  Este sobreesfuerzo militar no es solo la manera inmediata de abordar el déficit en defensa, ni si quiera es solamente la respuesta a una supuesta amenaza rusa (tres años para conquistar un tercio de Ucrania, cuánto tiempo tardaría en llegar a Alemania, por no hablar de que un conflicto con Rusia pondría al mundo al borde del “game over” nuclear).

   El plan militarista europeo es algo más. Es la forma de garantizar las mejores condiciones para la apropiación del plusvalor mundial al capital europeo en su competencia con el resto de capitales. A través del poder militar y de la disuasión que lo acompaña es como la actual Unión Europea puede ofrecer a las empresas europeas el acceso a recursos estratégicos, tecnologías más avanzadas, rutas de transporte más baratas o mercados más lucrativos.

  Además, el esfuerzo bélico puede reactivar la economía y permitir adquirir tecnologías que mejoren la productividad, y con ella la competitividad de las mercancías y la explotación (aumento de la tasa de plusvalor) de la fuerza de trabajo europea.

   Sin embargo, este esfuerzo bélico implicará serios sacrificios a las sociedades europeas: más impuestos, más inflación y menos gasto público social (servicios públicos y prestaciones públicas). Esto significará un mayor empobrecimiento de la población y creará condiciones para la resistencia popular y la agudización de la lucha de clases. Por ello, es necesario convencer a la sociedad europea de la necesidad primerísima de este sacrificio social consecuencia del rearme bélico al servicio del capital europeo. Extender el miedo al oso ruso y esgrimir el abandono del águila americano, forman parte del discurso necesario.

   Es más, una condición del fin que persigue el capital europeo a nivel mundial es aumentar la explotación a nivel local, lo que significa, además de los recortes sociales comentados, retrocesos laborales y deflación salarial. Esto supondrá empeorar las condiciones de vida y de trabajo de una buena parte de la clase obrera europea. Ante cualquier intento de sobreponerse, generalmente a través de sus organizaciones sindicales, serán reprimidas. Así, es probable que el militarismo hacia el exterior se acompañe de una intensificación de la represión en el interior. 

  Ahora bien, qué forma política es la que mejor puede acompañar la represión interna y el expansionismo externo, para facilitar la valorización y ampliación del capital. Hasta ahora, la forma política idónea que ha encontrado el capital europeo ha sido la gran coalición. Pero, desde hace años, lleva entrenando a la ultraderecha; la ha tenido sentada en el banquillo a la espera de que las “élites” tecnócratas y abobaliconadas (ja) muestren su incapacidad; recientemente las han sacado a calentar y algunos elementos han salido al terreno de juego. Esta es el fascismo, la ultraderecha, la derecha extrema, llamadla como queráis: es el suplente político para el capital si la situación se vuelve ingobernable. 

   Concluyamos. Ciertamente estamos ante un momento zeintenwende o punto de inflexión, lo cual es visto como por algunos como un interregno (cuando lo viejo no acaba de morir y lo nuevo no termina de nacer). Sin embargo, tras la voluptuosidad de las formas emerge, en la realidad capitalista, el mismo contenido. Este plan militarista y el frenesí belicista que el consejo de administración del capital europeo pretende, para reafirmarse competitivamente en el ámbito de la acumulación mundial de capital, tiene un reverso interior que es aumentar la represión para garantizar los sacrificios sociales y la explotación redoblada de la clase obrera europea. No hace falta decir qué proyectos políticos son los más adecuados para estos fines.

(*) P. A. González Ruiz, es autor del blog Criticonomia.

https://canarias-semanal.org/art/37696/union-europea-quo-vadis

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