La Guerra en Ucrania: Un Juego de Intereses Económicos y Militares de intereses interimperiales
Pero, no nos engañemos, advierte el autor de este articulo, Bernard Roux. En su amenaza de militarizar Francia, Macron no se encuentra solo. Líderes de los Estados Unidos, Reino Unido, Alemania, Italia, Rusia, China y Japón, entre otros, han adoptado también políticas de aumento de los gastos militares. » Ni los trabajadores, ni el pueblo en general, tenemos nada que ganar en la guerra de Ucrania»
POR BERNARD ROUX, PARA CANARIAS SEMANAL.ORG
La guerra en Ucrania, lleva ya dos años activa. Su evolución está empujando a un número de países a un significativo incremento en sus actividades militares y económicas, expresándose a través de estas tendencias un claro deslizamiento hacia una sociedad más militarizada y con menos libertades.
Hace muy pocas fechas, el periódico francés, «Les Echos», llegó a expresar una idea alarmante, pero altamente reveladora: la guerra, a pesar de ser terrible, es vista por algunos como una oportunidad para obtener beneficios económicos.
Esta perspectiva nos sugiere que la guerra no solo es una gran tragedia humana, sino que es también la estrategia de algunos sectores empresariales para incrementar sus ganancias, a costa de los trabajadores y del conjunto de la sociedad en general.
En cualquier caso, esta forma de pensar no es nueva. El capitalismo históricamente ha utilizado la guerra como una provechosa herramienta para intentar superar sus crisis internas, multiplicando las ganancias a través del sufrimiento ajeno.
Ha sido en este contexto, en el que el presidente francés, Emmanuel Macron ha anunciado un significativo aumento en el gasto militar francés, justificándolo como necesario para la defensa del país y tratando, posiblemente, preparar a la población para contraer un mayor compromiso militar en Ucrania.
Pero, no nos engañemos. Este enfoque no está siendo exclusivo de Francia. Líderes de los Estados Unidos, Reino Unido, Alemania, Italia, Rusia, China y Japón, entre otros, están adoptando también políticas de aumento del gasto militar.
Esta situación plantea una pregunta que hoy resulta crucial para los trabajadores y también para la población en general: ¿Deberíamos apoyar este tipo de políticas?
La respuesta es clara: ni los trabajadores, ni el pueblo en general, tienen nada que ganar en este conflicto, alineándose junto a uno de los lados que con inenarrable crueldad se están disputando la hegemonía económica del planeta.
En lugar de seguir a los líderes que encabezan el conflicto así como a otras corrientes ideológicamente confusas que pugnan por alinearnos a uno de los dos bandos de este conflicto fratricida, los trabajadores deberíamos oponernos rotundamente a convertirnos cómplices ingenuos en una guerra imperialista, exigiendo la salida de nuestros respectivos países de alianzas militares como la OTAN, y luchar por un futuro de paz y por el socialismo.
Esta es la única manera eficaz de evitar ser arrastrados a una guerra que solo beneficia a unos pocos a expensas de muchos.