La “diversidad” demócrata mantiene la arquitectura imperial pintándola de tono caoba
Las televisiones españolas han recibido con alborozo la victoria del tándem Biden-Harris en las presidenciales de Estados Unidos. Alguna incluso ha dicho que tener como vicepresidenta a Kamala Harris envía “un mensaje de empoderamiento a millones de mujeres jóvenes”. De nuevo, la manida trampa de la «diversidad» -de sexo, raza, etc.- para ocultar, en este caso, la verdadera carrera de la señora Harris como defensora de las políticas reaccionarias y represivas contra las que amplios sectores de la sociedad estadounidense llevan rebelándose durante los últimos meses.
Por CLARA LÓPEZ GONZÁLEZ PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
La jurista Kamala Harris, hija de jamaicano e india tamil, ha sido Fiscal de Distrito de San Francisco desde 2004 a 2011, Fiscal General de California desde 2011 a 2017, y, hasta su reciente triunfo electoral, senadora por California. Ella se define como una “fiscal progresista”. Su historial, sin embargo, lo desmiente totalmente.
Desde su cargo de fiscal, Kamala Harris contribuyó significativamente a la sórdida historia de injusticia del sistema judicial estadounidense. Siempre hizo oídos sordos a las demandas de reforma de una justicia penal que encarcela a más gente pobre por delitos leves que todos los demás países del mundo.
La ex-fiscal hizo todo lo que pudo para ratificar sentencias a sabiendas de que se habían dictado tras la presentación de pruebas manipuladas, falsos testimonios y ocultación de información crucial. Se negó, además, a hacerle una prueba de ADN a un preso que se hallaba en el corredor de la muerte y se sospechaba que era inocente. En 2014, apeló una decisión judicial dirigida a reformar el sistema de pena capital en California, de modo que hoy todavía se aplica a los reos una muerte lenta y cruel.
Desde su cargo de fiscal, Kamala Harris ha contribuido significativamente a la sórdida historia de la injusticia del sistema judicial estadounidense
Todo esto y mucho más, como es público y notorio incluso entre colegas juristas como Lara Bazelon, que escribió un artículo en el New York Times titulado “Kamala Harris no fue una ‘fiscal progresista‘”.
Kamala Harris -a la que más bien habría que llamar ‘Kémala’– ha sido especialmente lesiva para negros y pobres -hombres y mujeres-, a los que ha puesto en prisión de manera desproporcionada. Esto la convierte en lo que en Estados Unidos se llama una “demócrata negra corporativa”, es decir, la que, lejos de ninguna consideración de solidaridad de sexo o raza, apuesta por defender los intereses de la clase dominante.
La «empoderada» señora Harris se opuso a una ley que hubiera permitido a la oficina del Fiscal General investigar de manera independiente los asesinatos policiales, y también a que los policías llevasen cámaras incorporadas. Algunos la llaman CopMala por sus simpatías hacia los sindicatos policiales.
La ex-fiscal estuvo a favor de penalizar a los padres cuyos hijos hacen novillos, de elevar las fianzas a los procesados -sabiendo que la mayoría no pueden hacer frente a ellas- para mantenerlos encerrados y así poder utilizarlos en trabajos forzados. Recientemente hemos visto utilizar a presos para combatir los incendios, arriesgando sus vidas, por 2 dólares al día.
La próxima vicepresidenta «progresista» propuso asimismo que se diera parte a laPolicía de Fronteras (Immingration and Customs Enforcement) cuando se arrestara a jóvenes indocumentados.
Kamala Harris ha sido especialmente lesiva para negros y pobres, a los que ha puesto en prisión de manera desproporcionada
En cuanto a relaciones internacionales, la señora Harris mantiene una lealtad inquebrantable al Estado sionista de Israel. En 2018 se filtró una transcripción de los comentarios que hizo ante la AIPAC (American Israel Public Affairs Committee), en los que la próxima vicepresidencia equiparaba la lucha por el supremacismo sionista en Palestina a la lucha de los negros contra el Ku Klux Klan y el supremacismo blanco, nada menos.
En Estados Unidos prevalece el mito de que el Partido Demócrata es el motor de la “diversidad” y la “inclusión”. Estas son las palabras mágicas de la tribu demócrata y de sus epígonos social-liberales en tantos otros países de Occidente, como estamos viendo en las reacciones a su victoria electoral. Así se mantiene la arquitectura capitalista y racista de los Estados Unidos pintándola de tono caoba, rosa o arcoiris.
En cuanto a relaciones internacionales, la señora Harris mantiene una lealtad inquebrantable al Estado sionista de Israel
El proyecto de la “diversidad” enarbolado por los Demócratas sirve para reproducir de forma más efectiva las relaciones de clase de un imperio en decadencia. Kamala Harris encarna los peligros de la trampa de la diversidad mejor que ningún otro candidato en la disputada carrera electoral que acaba de concluir.
Aunque se debe criticar al Departamento de Justicia de la ya mortecina administración Trump por no procesar a los policías asesinos, pocos hacen referencia a que han sido Fiscales de Distrito y Fiscales Generales como Harris quienes han hecho todo lo posible para que los homicidios policiales no se investiguen a fondo y sean castigados.
Biden eligió a Kamala Harris porque sabe que su alegado progresismo y su identidad de mujer «de color» sirven de manto para tapar su lealtad al sistema de explotación capitalista que no trae más que miseria y destrucción dentro y fuera de sus fronteras.
Fuentes: