JENIN Y EL TEMOR DE ISRAEL A UNA NUEVA REBELIÓN PALESTINA ARMADA

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Los sucesos de mayo de 2021 en la Palestina ocupada han cambiado muchas cosas

Mientras Israel renueva sus matanzas en la Franja de Gaza y la Jerusalén ocupada resiste la demolición de sus casas, el campo de refugiados de Jenin se levanta, lo cual, según el periodista e historiador Ramzy Baroud, es presagio de que una nueva Intifada armada puede estar en camino. Israel lo sabe y lo teme, y por eso tratar de dar “otra lección”, matando a jóvenes y niños, para que tome nota toda la Palestina ocupada.

RAMZI BAROUD* / MINTPRESSNEWS.COM

Traducción de Eva Lagunero para Canarias-Semanal.org.-

   La muerte de cuatro jóvenes palestinos a manos de soldados israelíes en el campo de refugiados de Jenin (norte de Cisjordania), el pasado 16 de agosto, es un suceso de importantes consecuencias que seguramente se hagan sentir en las próximas semanas y meses.

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   Los cuatro palestinos –Saleh Mohammed Ammar, 19 años; Raed Ziad Abu Seif, 21; Nour Jarrar, 19; y Amjad Hussainiya, 20- acababan de nacer o estaban apenas echando a andar cuando el ejército de Israel invadió Jenin en abril de 2002 (1). El objetivo de entonces, según declararon oficiales y generales del ejército israelí, era dar una lección a Jenin con la esperanza de que tomaran nota otras zonas de resistencia palestina en la ocupada Cisjordania.

   En mi libro Searching Jenin, publicado pocos meses después de la conocida como “Masacre de Jenin” o “Batalla de Jenin”, intenté transmitir el espíritu revolucionario de este lugar. Aunque, en algunos aspectos, este campo representaba la lucha palestina más general, en otros aspectos fue un fenómeno singular que merece analizarse y comprenderse a fondo.

   Al final de la batalla de 2002, todo parecía indicar que Israel había eliminado por completo la resistencia armada de Jenin. Cientos de combatientes y civiles murieron o resultaron heridos, cientos más fueron arrestados y se destruyeron numerosos hogares. Incluso las voces que simpatizan con la lucha palestina han subestimado la capacidad de Jenin para revitalizar su resistencia en circunstancias aparentemente imposibles.

   Gideon Levy y Alex Levac, en un artículo de Haaretz del 10 de junio de 2016, describían así la situación:

   “Jenin, siempre el más militante de todos los campos de refugiados, fue golpeado y destruido, aplastado y bañado en sangre por Israel. En estos días su espíritu parece haberse quebrado. Cada persona se ocupa de su propia suerte, de su lucha privada por la supervivencia”.

   Titularon el artículo “Jenin, otrora el más militante de los campos de refugiados palestinos, enseña la bandera blanca”.

   No obstante, ser reprimido y destruido por una fuerza aplastante es muy diferente a “enseñar la bandera blanca. De hecho, este tópico no sólo aplica a Jenin sino a toda la Palestina ocupada, donde los palestinos a veces se ven luchando en múltiples frentesocupación israelícolonos judíos armados e ilegales, y la cooptada Autoridad Palestina.

   Pero mayo de 2021 dio un giro a muchas cosas. La limpieza étnica que Israel lleva a cabo entre las familias palestinas del vecindario de Sheikh Jarrah en Jerusalén oriental, la subsiguiente guerra en Gaza y el levantamiento unitario sin precedentes, que juntó a palestinos de todas partes, han sacado a Jenin y otras zonas palestinas de su estado de abatimiento. La férrea resistencia de Gaza, en particular, ha tenido un impacto directo en varios grupos combatientes de Cisjordania que se hallaban en desbandada o marginados.

   Podemos cifrar toda la historia en una escena sin precedentes que tuvo lugar el 17 de mayo en Ramala. Decenas de combatientes, pertenecientes a las Brigadas de los Mártires de Al-Aqsa, filial del movimiento Fatah -partido político que domina la Autoridad Palestina de Mahmoud Abbas– salieron en manifestación por las calles de Ramala, sede de la Autoridad, en un ambiente de relativa calma. Los combatientes iban clamando contra la ocupación israelí y sus “colaboradores” antes de chocar con los soldados israelíes que comandaban el puesto de control de Qalandiya.

   Este fue un suceso poco común pero que anunciaba la vuelta de un fenómeno que Israel, con la ayuda de sus “colaboradores”, había erradicado durante la Segunda Intifada Palestina entre 2000 y 2005.

   Los militares de Israel entienden que la guerra y la revuelta de mayo pasado han provocado en la sociedad palestina un cambio no deseado. Los palestinos, que sufren un largo período de represión y ocupación, están listos para la rebelión, deseosos de tirar para adelante, pasando por encima del octogenario Abbas y su camarilla corrupta, de las asfixiantes facciones y los discursos políticos autocomplacientes. La cuestión es cómo, dónde y cuándo.

   Esta es precisamente la razón de que Israel haya vuelto a Jenin intentando de nuevo dar una lección a los cerca de 12.000 refugiados, lección que también va dirigida a todos los palestinos de Cisjordania. Israel cree que si reprime ahora la incipiente resistencia armada en Jenin, mantendrá “tranquila” al resto de Cisjordania.

   Según el periodista palestino, Atef Daghlas, las fuerzas de ocupación de Israel mataron a diez palestinos durante las frecuentes redadas nocturnas en Jenin. Solo desde el final de la guerra de Gaza cayeron ocho de esas víctimas.

   Hay dos razones principales que explican el incremento de bajas palestinas de los últimos meses: primero, el aumento de las redadas israelíes -donde los soldados ocupantes, a menudo disfrazándose de palestinos, entran al campo por la noche e intentan capturar a los combatientes jóvenes; segundo, el número creciente de jóvenes que se alistan en los grupos de resistencia. Según Daghlas, los rifles que portan estos jóvenes los compran ellos mismos, no se los suministra ningún grupo o facción.

   “Sangre por sangre, bala por bala, fuego por fuego” eran algunos de los gritos que se oían en la ciudad de Jenin y su adyacente campo de refugiados, cuando los residentes palestinos trasladaban los cadáveres de dos de los cuatro jóvenes muertos para darles sepultura en el atestado cementerio de los mártires. El hecho de que Jenin esté de nuevo apostando por la lucha armada resuena en toda la Palestina ocupada. Israel está preocupado porque se avecina una nueva Intifada y Abbas sabe muy bien que cualquier tipo de Intifada presagia su perdición.

   Es obvio que lo que ocurre en la actualidad en Jenin es indicio de algo mucho más grande. Israel lo sabe, de ahí la extremada violencia sobre el campo. De hecho, dos de los cuerpos de los palestinos muertos aún esperan ser devueltos a sus familias para su entierro. Israel recurre a menudo a esta táctica como forma de presión y castigo psicológico a las comunidades palestinas, especialmente las que se atreven a resistir.

   Es importante señalar que el campo de refugiados de Jenin se formó oficialmente en 1953, pocos años después de la Nakba de 1948, año en que la Palestina histórica fue destruida y se creó el Estado de Israel. Desde entonces, generación tras generación, la juventud de Jenin sigue luchando y muriendo por su libertad.

   Resulta que Jenín nunca enseñó la bandera blanca, después de todo, y que la batalla que comenzó en 2002 -de hecho en 1948- nunca ha concluido realmente.

   (1) El documental sobre la masacre de Jenin de 2002, titulado “Jenin, Jenin”, de Mohammad Bakri, fue censurado por el gobierno de Israel.

   Ramzy Baroud es periodista y editor de The Palestine Chronicle. Es autor de cinco libros, el último de los cuales es “These Chains Will Be Broken: Palestinian Stories of Struggle and Defiance in Israeli Prisons” (Clarity Press). El doctor Baroud es también investigador no residente en el Center for Islam and Global Affairs (CIGA) y también en el Afro-Middle East Center (AMEC). Su página web es www.ramzybaroud.net

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