Instituto para Asuntos Norteamericanos de Corea revela el expediente criminal de Estados Unidos

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Pasaron más de 70 años desde el armisticio de la guerra coreana.

Ya no se puede encontrar en este territorio las huellas del genocidio y destrucción cometidos por los imperialistas norteamericanos.

El Instituto para Asuntos Norteamericanos (IAN) del Ministerio de Relaciones Exteriores de la República Popular Democrática de Corea hizo pública el 25 de junio una carta blanca para revelar el expediente criminal de EE.UU., que cometió contra la RPDC las barbaridades peores en su magnitud, duración y brutalidad, y exponer la voluntad invariable del pueblo coreano de ajustar sin falta las cuentas con los enemigos jurados.

La nota revela que EE.UU. impuso a la RPDC enormes pérdidas humanas que no tienen precedentes en la historia de la especie humana.

Lo más grave del caso es el genocidio de civiles pacíficos, adelanta la carta blanca y continúa:

Según las estadísticas oficiales, el número de dañados por el exterminio masivo de EE.UU. se totaliza en más de 5.600.770, de ellos 1.247.870 muertos, más de 911.790 secuestrados y más de 391.40 desaparecidos.

Según las pérdidas calculadas acorde a las costumbres internacionales, los asesinados, secuestrados y desaparecidos perdieron más de 16 billones 533 mil 396 millones de US$ si se toma en consideración los ingresos de ellos en el período laboral si estuvieran vivos y el rédito del plazo no remunerado y otros y los heridos y discapacitados, más de 9 billones 635 mil 427 millones de US$.

En total, superan 26 billones 168 mil 823 millones de US$.

EE.UU. nunca podrá eludir la obligación de cumplir su responsabilidad como Estado criminal de guerra ante el gobierno y pueblo de la RPDC por sus tremendos crímenes intolerables tanto en vista de la ley internacional como a la luz de la moral ética.

Son incomparables con las secuelas de una guerra mundial los daños materiales y económicos que ha causado EE.UU. a la RPDC.

La suma de bienes perdidos, que impuso EE.UU. a la RPDC en la pasada guerra coreana, se calcula en más de 16 billones 661 mil 622 millones de US$.

También en el tiempo posbélico, EE.UU. mandó de modo sistemático al territorio de la RPDC a los terroristas y saboteadores quienes destruyeron las instalaciones pacíficas valoradas en más de 21 mil 266 millones de US$.

Según las estadísticas preliminares, los daños económicos, que sufrió el pueblo coreano por la sanción y bloqueo de EE.UU., ascienden a más de 29 billones de 354 mil millones de US$, cifra recogida sólo en más de 70 años desde 1945 hasta 2017 y que va en aumento brusco.

Este pillaje material y económico constituye otra forma de exterminio masivo encaminado a acabar con la soberanía de la RPDC y sus derechos a la existencia y desarrollo.

EE.UU. abulta sus crímenes dejando la herida incurable al pueblo coreano y destruyendo el ambiente de seguridad de la RPDC con la amenaza y chantaje nucleares.

A los 5 años de la masacre de cientos de miles de habitantes inocentes de Japón con el uso de bombas atómicas, EE.UU. anunció abiertamente el empleo de estas armas mortíferas también en la guerra coreana.

Tras engendrar el problema nuclear en la Península Coreana, EE.UU. amplió e intensificó de manera escalonada el chantaje y amenaza nucleares contra la RPDC vulnerando el ambiente de seguridad de esta región.

Durante 70 años pasados desde Focus Lens de 1954 hasta Ulji Freedom Shield de ahora, EE.UU. vino adiestrando la capacidad de cumplimiento de guerra nuclear contra la RPDC aprovechando las maniobras militares conjuntas de diversas formas.

Este año, hace más abierto el entrenamiento de guerra nuclear anti-RPDC ejercitando el ataque preventivo a las instalaciones nucleares y bases principales de la RPDC, en virtud del nuevo “Plan Operacional-2022”.

No se puede recompensar por nada los daños mentales sufridos por el pueblo coreano debido a la creciente amenaza nuclear de EE.UU.

El pueblo coreano toma en cuenta todos los crímenes anti-RPDC de EE.UU., que se perpetran de siglo en siglo y década tras década, y espera el momento de liquidarlos.

Al final, la carta blanca subraya que “¡Sangre con sangre se paga!” es la norma inconciliable de la RPDC en cuanto a la indemnización de daños y su invariable voluntad de venganza.

ACNC

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