Voces y ecos
RAFAEL PERALTA ROMERO
rafaelperaltar@gmail.com
Especial para Quisqueyaseralibre.com
Hace unos días, leí en un periódico digital una declaración
atribuida a un importante dirigente del Partido de la Liberación
Dominicana cuyo titular era el siguiente: “Francisco Javier alega
hay un plan oficial para destruir PLD y su obra”. Se trata de
Francisco Javier García Fernández, del comité político peledeísta.
García Fernández es un político que tiene dominio de la
expresión. Se ha caracterizado por ser un buen vocero de su
partido y defender los intereses de esa organización. Ha fungido,
en distintas jornadas electorales como un gallo de pelea del PLD
y jefe de campaña de los candidatos presidenciales morados.
Su declaración coincide con el desmantelamiento de la banda
criminal capturada por el Ministerio Público en la denominada
Operación Falcón. Esa organización delictiva se inició y operó de
2012 hasta la hora de su captura. Su tiempo de operación
coincide con los gobiernes de Danilo Medina, ahora presidente
del PLD.
El Ministerio Público ha presentado, para justificar las medidas
de coerción a 23 de las personas involucradas, una lista de 350
pruebas que sostienen las imputaciones. La red fue
desmantelada en coordinación con la DNCD y la cooperación de
la Administración de Control de Drogas de los Estados Unidos.
Francisco Javier tiene razón, en algún sentido. Las acusaciones
contra los acusados de Falcón, sumadas a la revelación de la
desvergüenza con que operaba desde la Procuraduría General de
la República el infame Jean Alain, atenta contra la integridad de
PLD. Jean Alain es un engendro del PLD, es obra suya.
Siendo Rodríguez obra del PLD, lógico será que sus indignas y
nefastas acciones desde la Procuraduría también sean obra del
PLD. Otros dirigentes del partido morado guardan prisión
acusados de corrupción. La solidaridad es una buena condición
de las personas, pero hay momentos difíciles para ejercerla con
dignidad.
El PLD, como un plan de su comité político, decidió sacudirse y ha
hecho sacar la cara a gente que permanecía muy reservada, en la
tranquilidad de sus mansiones. La estrategia incluye lanzar a las
calles sus aspirantes presidenciales para que embistan al
Gobierno con críticas dirigidas a desacreditar la persecución de la
corrupción.
Todo indica, por fortuna, que los expedientes están bien
instrumentados. La Operación Falcón, por ejemplo, ha
conllevado más de 80 allanamientos, de fiscales y la DNCD. El
temor de la dirigencia peledeísta radica en la persecución de la
corrupción. Me luce que no soportan un escrutinio al origen de
sus riquezas. De ahí el miedo.