FRANCIA EN LLAMAS: LA PROTESTA SOCIAL SACUDIÓ AL ESTADO NEOLIBERAL GALO (VÍDEO)

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Testimonios directos y personales recogidos desde el centro mismo de la protesta. El balance hasta ahora: 70 heridos – varios de gravedad- y 470 detenidos en toda Francia

El 10 de septiembre de 2025, Francia vivió una de las jornadas de lucha más intensas de su historia reciente. Bajo la consigna “¡Bloqueemos todo!”, decenas de miles de personas tomaron las calles en protesta contra los recortes sociales, la precariedad y la represión. El Estado respondió con fuerza, pero lo que emergió fue mucho más que una protesta: una nueva conciencia colectiva que desafía al neoliberalismo desde abajo.

POR HANSI QUEDNAU, EN UN REPORTAJE EXCLUSIVO DESDE. PARIS  PARA CANARIAS SEMANAL.ORG.-

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      Francia amaneció este miércoles 10 de septiembre  envuelta en un ambiente insurreccional, protagonizado por una marea humana que, bajo la consigna «¡Bloqueemos todo!», tomó las calles, plazas, estaciones, carreteras y liceos. 

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    El llamamiento, lanzado desde redes sociales meses atrás por colectivos como “Lo esencial”, había ido cobrando fuerza ante laaprobación de un presupuesto que golpeaba directamente a las clases populares.

    En ese texto, defendido hasta su dimisión por el ya ex primer ministro François Bayrou, se contemplaban 

    – recortes por más de 44.000 millones de euros en gasto público, con una alarmante reducción de servicios sociales, 

   – congelación de pensiones, aumento del gasto militar y 

   – una defensa férrea de las exenciones fiscalespara los sectores más ricos del país.

    Este cóctel neoliberal encendió la chispa de una revuelta profundamente popular. El descontento, acumulado durante años, encontró una nueva forma de canalizarse en este movimiento heterogéneo y descentralizado, sin líderes visibles ni estructuras verticales.

    Se sumaron colectivos estudiantiles, sindicatos combativos, organizaciones de vivienda, plataformas feministas, sanitarios, transportistas y trabajadores de múltiples sectores

      Incluso antiguos chalecos amarillos reaparecieron, ahora integrados a una movilización más amplia, con un mensaje más radicalizado.

 

UN PAÍS PARALIZADO DESDE ABAJO

      A lo largo del día, Francia vivió tres fases de protesta:

   Primero, los bloqueos matutinos de carreteras,rotondas, estaciones y puentes. 

   Luego, al mediodía, las marchas sindicales y estudiantiles llenaron el centro de París, Marsella, Lyon, Rennes, Toulouse, Burdeos y decenas de otras ciudades. 

  – Finalmente, al caer la tarde, se sucedieron concentraciones multitudinarias y cacerolazos espontáneos.

    El gobierno desplegó 80.000 efectivos policiales en un intento de controlar la situación. En París, donde la tensión fue máxima, más de 200 personas fueron detenidas solo en las primeras horas. A nivel nacional, la cifra de arrestos superólos 470.

     Las escenas de represión se multiplicaron en redes sociales: gases lacrimógenos, cargas a caballo, helicópteros sobrevolando liceos y detenciones arbitrarias se convirtieron en la respuesta del Estado.

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 Una joven estudiante de secundaria, Claire, participaba por primera vez en una barricada cerca del liceo Hélène-Boucher:

   “Es mi primera barricada… Protesto contra la desigualdad. Hay una brecha creciente entre los muy ricos y los pobres”. A su lado, su cartel rezaba: “Primero quemar los contenedores, luego Matignon”.

    Gaston Florit, profesor de instituto, no ocultaba su rabia: 

   “La gente está harta y el presidente sigue en sus trece, cambiando primeros ministros como si esto fuera un partido de fútbol. Macron tiene los días contados”.

     En los trenes paralizados, entre pancartas y humo de bengalas, una consigna resonaba: 

“¡No trabajaremos más para mantener a los ricos!”. 

      Fue precisamente esa consigna la que canalizó el hartazgo acumulado ante la frase del primer ministro Bayrou meses atrás, cuando aconsejó a los franceses “trabajar más” para superar la crisis presupuestaria, mientras blindaba los beneficios fiscales de las grandes fortunas.

 

UNA RESPUESTA SOCIAL DE CLASE

     Esta movilización puede comprenderse como una respuesta colectiva a la ofensiva capitalista, que, en momentos de crisis, busca recomponer su tasa de ganancia atacando directamente las conquistas sociales del proletariado.

      El presupuesto propuesto no era más que una hoja de ruta para desmontar aún más el Estado del bienestar, convertido hoy en caricatura. La clase dominante, representada en la figura de Macron y su gobierno, no ha dudado en recurrir a la represión organizada del Estado para imponer su agenda.

    André Fadda, sindicalista de la CGT, lo sintetizó con claridad: 

    “Esta jornada no es solo contra el presupuesto, sino contra el modelo neoliberal que quiere imponerse a fuerza de recortes y represión. El pueblo no lo va a permitir”.

     La caída del primer ministro Bayrou, sustituido de urgencia por el ministro de Defensa Sébastien Lecornuno aplacó la indignación. Más bien la avivó. Para muchos, era solo un gesto desesperado del Ejecutivo por contener el vendaval popular. 

     “Es la misma mierda de siempre; Macron es el problema, no los ministros”, gritaba un conductor de autobús en la manifestación de Lyon.

     Marie, profesora universitaria de Niza, señalaba entre lágrimas: 

      “Hay una acumulación de frustración en Francia… Nadie me escuchó cuando protesté contra Macron por la reforma de las pensiones en 2023. Este no es el mundo en el que quiero vivir, donde los pobres cada vez lo tienen más difícil”.

 

  UN NUEVO SUJETO POLÍTICO EN CONSTRUCCIÓN

     El movimiento “Bloqueemos todo” no solo denuncia las consecuencias de la austeridad. También está gestando una nueva subjetividad social: joven, precaria, antiautoritaria, transversal.

     Sus métodos de lucha —la ocupación, el sabotaje, los bloqueos— y su discurso —anticapitalista, ecológico, feminista— conectan con generaciones que ya no creen en el parlamentarismo ni en los ciclos electorales tradicionales.

      Sindicatos como la CGT y SUD han apoyado parcialmente el movimiento, aunque también han sido cuestionados por su tibieza en convocatorias previas. En cambio, los colectivos estudiantiles, como los liceístas de París, han dado lecciones de organización autónoma.  

   “No queremos un futuro hecho de precariedad y represión. Por eso bloqueamos nuestros institutos”,dijeron algunos jóvenes desde las redes sociales.

    La encuesta de Toluna-Harris indicaba que un 63 % de la población apoyaba el movimiento. Un dato demoledor que demuestra el agotamiento del modelo actual. Ya no se trata de una huelga más. Es una ruptura cultural con el sistema neoliberal.

 

 UN ESTADO QUE SE BLINDA CONTRA EL PUEBLO

      La respuesta del Estado francés ha sido la de siempre:criminalización del disenso, violencia policial, propaganda mediática.

      El ministro del Interior Retailleau culpó a “grupúsculos encapuchados” de querer desestabilizar la democracia. Macron acusó a la izquierda radical de fomentar el caos. Pero los rostros de la protesta no eran encapuchados. Eran enfermeras, cajeras, profesores, estudiantes, padres y madres de familia.

      La represión ha sido feroz. La policía cargó contra manifestantes pacíficos, gaseó a estudiantes y golpeó incluso a periodistas. Pero la indignación no se detiene. Más bien se organiza.

     La plataforma antirrepresiva ha documentado más de 70 heridos, varios de gravedad. La Red Jurídica Popular ha activado un fondo de apoyo para los detenidos. Y colectivos como Solidaires, ATTAC y los Gilets Noirs llaman a sostener el bloqueo.

UN PAÍS EN ENCRUCIJADA

      La jornada del 10 de septiembre no ha sido solo una protesta. Es un síntoma. Francia está en una encrucijada. El modelo neoliberal tambalea, pero no cae. El pueblo se levanta, pero aún no encuentra su instrumento político unitario.

  ¿Estamos ante un nuevo ciclo de luchas duraderas o ante una chispa efímera? Eso está por verse. Lo que ya está claro es que millones de personas han dicho basta. Y que no están dispuestas a volver atrás.

https://canarias-semanal.org/art/38617/francia-en-llamas-la-protesta-social-sacudio-al-estado-neoliberal-galo-video

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