Abierta y radical oposición del Partido Comunista alemán al proyecto de ilegalizacion
La propuesta de ilegalizar a AFD, apoyada por parlamentarios de varias formaciones como el SPD, CDU/CSU, Los Verdes y los socialdemócratas de Die Linke, se apoya en el argumento de que la extrema derecha, ganadora de las últimas convocatorias electorales, promueve una agenda «que intenta socavar el orden democrático al pronunciarse activamente contra los inmigrantes, musulmanes y minorías sexuales». Para los comunistas alemanes, en cambio, la prohibición del AfD «no resolverá las causas estructurales que están permitiendo el auge de la extrema derecha… Lo único que hará es convertirlos en víctimas».
POR HANSI QUEDNAU, DESDE ALEMANIA PARA CANARIAS SEMANAL.ORG.-
El recientísimo anuncio de que el Bundestag, (parlamento alemán), votará sobre una moción para solicitar la prohibición del partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD), ha generado un intenso debate en el escenario político aleman.
Esta propuesta, apoyada por parlamentarios de varias formaciones como el SPD, CDU/CSU, Los Verdes y Die Linke, trata de declarar inconstitucional al AfD o, en su defecto, excluirlo de la financiación estatal de partidos.
Esta propuesta responde a las acusaciones de que el AfD está promoviendo una agenda que intenta socavar el orden democrático, fomentando una postura combativa hacia la dignidad humana, en particular contra los inmigrantes, musulmanes y minorías sexuales.
Sin embargo, esta moción no solo no ha estado exenta de enconadas críticas, tanto desde dentro del propio Bundestag, sino también desde sectores de la izquierda y de los comunistas, que ofrecen una lectura radicalmente diferenciada sobre el fenómeno fascista y las posibles repercusiones de esta medida.
EL ANÁLISIS DE LOS COMUNISTAS: EL FASCISMO ES UNA EXPRESIÓN DEL CAPITALISMO EN CRISIS
Desde la perspectiva de los comunistas germanos, la extrema derecha, y en particular la AfD, es interpretada como un instrumento utilizado por las élites capitalistas afines al poder, para intentar desviar la atención de las verdaderas causas que están provocando la crisis económica y los altos niveles de desigualdad en este país.
Desde sus publicaciones y análisis recientes, han denunciado a la extrema derecha AfD como una herramienta de división de la clase trabajadora, que utiliza el racismo y la xenofobia para enfrentar a los sectores más desfavorecidos y proteger los intereses de la burguesía.
El Partido Comunista Alemán (KPD), que es una de las formaciones más antiguas y con una larga trayectoria histórica de lucha antifascista, ha sido especialmente claro en su rechazo tanto al AfD, pero también a las «soluciones superficiales» que se estan proponiendo en el Bundestag para «resolver» ese problema . Según el KPD, la prohibición del AfD no resuelve las causas estructurales que permiten el auge de la extrema derecha.
EL FASCISMO NO ES UNA ANOMALIA, SINO UN SINTOMA
Para el Partido Comunista de Alemania, el fascismo no es una anomalía, sino un síntoma de las crisis periódicas del sistema capitalista. En tiempos de inestabilidad, el capital ha recurrido siempre tanto al fascismo como a la extrema derecha para tratar de preservar su poder y reprimir con mayor facilidad a sus enemigos de clase organizados.
Este análisis del KPD no solo se establece la relación entre capitalismo y fascismo, poniendo a la AfD como un peligro inminente, sino que critica igualmente que la prohibición de partidos por parte del Bundestag es una medida altamente contraproducente. Según los comunistas, al prohibir un partido como el AfD, este podría adoptar una narrativa de victimización, fortaleciendo su base electoral y ganando aún más apoyo entre los sectores alienados de la sociedad, como ya ha advertido Gesine Schwan, una figura clave de la socialdemocracia germana.
LA EXPERIENCIA HISTÓRICA DE LOS COMUNISTAS: LA ILEGALIZACIÓN DEL KPD
Un aspecto que a menudo se pasa deliberadamente por alto en el debate actual, es el hecho de que los comunistas alemanes también fueron objeto de ilegalizaciones y persecuciones a lo largo de varias décadas.
Después de la Segunda Guerra Mundial, el KPD fue declarado ilegal en la Alemania Occidental en 1956 por el Tribunal Constitucional Federal bajo el pretexto de ser una amenaza para el «orden democrático». Esta prohibición se mantuvo hasta la reunificación alemana en 1990, lo que significa que, durante más de treinta años, los comunistas operaron en la clandestinidad o bajo formas legales limitadas.
La justificación de la prohibición del KPD en 1956 fue similar a la que ahora se esgrime contra el AfD: que su ideología representaba «un peligro para la democracia». Sin embargo, desde la perspectiva de KPD, esta prohibición no fue más que un instrumento represivo, deliberadamente utilizado por las élites del poder para silenciar a los movimientos de izquierda que luchaban por una verdadera transformación social. A pesar de estar fuera de la ley, los comunistas siguieron organizándose, creando redes clandestinas y manteniendo viva la lucha por el socialismo y el antifascismo.
Siguiendo esta experiencia histórica, el KPD y otros sectores comunistas argumentan que la prohibición de la AfD, aunque a algunos les pueda parecer una «solución inmediata», no será efectiva a largo plazo. El pensamiento ultraderechista no se erradica con medidas legales, sino con un cambio profundo en las condiciones económicas y sociales que permiten y favorecen su crecimiento. Mientras existan las bases materiales que generan pobreza, desigualdad y alienación, siempre habrá espacio para que movimientos de extrema derecha o parafascistas ganen terreno.
Además, los comunistas destacan que, al centrar la lucha antifascista exclusivamente en el aparato legal, se corre el riesgo de fortalecer al mismo sistema que protege los intereses de los grandes consorcios que se están lucrando con la crisis económica alemana. La prohibición del AfD podría reforzar la idea de que el sistema actual es «justo y democrático», desviando la atención de las profundas contradicciones de la sociedad capitalista. Los comunistas alemanes abogan por una lucha política y de masas contra el fascismo, que no se oriente en eliminar a un partido, sino en construir un movimiento obrero fuerte y consciente, capaz de transformar la sociedad en su conjunto.
En este sentido, el KPD, así como otros grupos comunistas, llaman a la construcción de una amplia coalición antifascista, que incluya a trabajadores, inmigrantes, mujeres, minorías sexuales y otros sectores oprimidos, para enfrentar no solo al AfD, sino al sistema capitalista en su conjunto