Como ciudadano y sin inmunidad presidencial, le espera una docena de denuncias, unas por acoso sexual y otras por fraudes en los negocios por los que puede terminar en la ruina y a la cárcel
Por: Elisa Pastrana
En la Casa Blanca Donald Trump tiene un fortín judicial inexpugnable que caerá de inmediato el día en que, maletas en mano, salga de allí con Melania Trump. Tendrá, entonces, que comparecer ante los estrados judiciales, enredado entre una docena de demandas que incluyen fraude fiscal y bancario, obstrucción a la justicia y una fila de mujeres que se han decidido a denunciar el acoso sexual del presidente que el 20 de enero de 2021 entregará el poder.
Según el diario británico The Guardian en estos años han sido 26 las denuncias de las mujeres, que cubren todo el espectro del delito sexual, desde acoso hasta agresión y violación. La más antigua de las acusaciones fue la de Jessica Leeds, acosada por Trump en los setenta en un vuelo rumo a Nueva York. La más reciente, en septiembre de este año, de la exmodelo Amy Dorris, quien describió al Guardian el ataque de Trump en el US Open de 1997. Ambas coinciden en la comparación del presidente con un pulpo. “Sentía que eran tentáculos que no me podía sacar de encima”.
La avalancha de denuncias se desencadenó en el 2016, cuando el Washington Post publicó una grabación hecha al magnate en 2005 por el programa Access Hollywood, donde alardeó que las mujeres “a los famosos les permiten cualquier cosa, inclusive que las agarren de la vagina”. Al día siguiente Leeds estaba en el New York Times contando su caso.
E. Jean Carroll, columnista de Elle en 1995, año en que denuncia que Trump abusó de ella en un exclusivo almacén de NY
De las 26 denuncias algunas están en curso. Entre ellas la de la columnista Elizabeth Jean Carroll, quien ha alegado que Trump abusó sexualmente de ella. Días antes de las elecciones de 2020, un juez federal rechazó un intento del presidente, representado por abogados del Departamento de Justicia, de desestimar efectivamente el caso. “Ella no es mi tipo”, arguyó Trump.
Otro caso abierto es el de Zummer Zervos, una exconcursante de El aprendiz por difamación en 2017, al negar que la había agredido sexualmente. Trump perdió el caso el año pasado y el proceso seguirá con una posible citación a declaración tan pronto deje el cargo.
El más sonado de los procesos tiene al exabogado personal del presidente, Michel Cohen, en prisión tras declararse culpable de irregularidades electorales durante la campaña 2016 por pagos de USD 130.000 a la actriz porno Stormy Daniels quien dice haber tenido un affaire con Trump.
A un presiente en ejercicio no se le puede procesar penalmente, ha dicho varias veces el Departamento de Justicia. Trump ha estado amparado por esa inmunidad presidencial en escándalos que, según expertos, podrían revivir en nuevas acusaciones cuando solamente sea el ciudadano Donald Trump.
Los casos que lleva el fiscal Cyrus Vance Jr, en Manhattan son los que más le preocupan a Trump
De todos los casos judiciales hoy abiertos, los que más le preocupan son los que lleva el fiscal Cyrus Vance Jr. en Manhattan y Letitia James, la fiscal general del estado de Nueva York, que podrían llevarlo a la ruina y a la cárcel. La fiscalía de NY sospecha que ha cometido fraude bancario al ocultar el verdadero estado de sus negocios. Los activos crecen cuando se trata de aparecer entre los más ricos de Forbes y obtener créditos y seguros baratos, y disminuyen cuando se trata de pagar impuestos. El New York Times reveló que Trump solo pagó USD 750 en impuestos sobre la renta en 2016 y 2017, lo cual fue tema en el candente debate preelectoral con Joe Biden.
La Corporación Trump está en la mira y bajo sospecha de llevar contabilidades paralelas. Las investigaciones muestran que si se trata de inflar, la Torre Trump en la Quinta Avenida de Nueva York tiene 68 plantas, cuando en realidad tiene 58, los viñedos de Virginia 2.000 acres y apenas llegan a 1.200; y si el caso es de desinflar, la finca de recreo en Westchester (Nueva York) es una empresa donde se deduce el coste de mantenimiento como si fuera inversión empresarial y de rebote, se reduce el impuesto de propiedad. La fiscal James llamó el mes pasado a Eric Trump a interrogatorio bajo juramento, sobre si él o la organización Trump inflaban o desinflaban artificialmente los activos.
Trump ha buscado a toda costa en los tribunales no tener que revelar la información fiscal de la empresa que hoy dirigen sus hijos, aunque el mantiene su propiedad. “Cacería de brujas”, ha llamado a las investigaciones y en el debate televisado dijo que ha “pagado millones en impuestos”.
En los próximos cuatro años Donald Trump no solo tendrá que pagar impuestos, sino deudas de cientos de millones de dólares. El New York Times dice que son USD 300 millones las que ha avalado. Y el Financial Times que USD 900 millones las de los negocios inmobiliarios. El fisco se coloca en tercer lugar pidiendo USD 100 millones de una deducción, que según dice, no le correspondía. Los negocios han sido golpeados por la pandemia, los bancos ya no quieren prestar, y el único que le queda es el Deutsche Bank, se comenta entre los banqueros.
En Forbes -inflado o no- Trump aparece con USD 2.500 millones para enfrentar las deudas y las multas de algunos delitos que se saldan solo con dinero, pero otros pueden estar vinculados al fraude fiscal que contempla penas de prisión. Además, líos políticos como la trama rusa en la que pudiera ser acusado de obstrucción a la justicia por inhibir la investigación del fiscal especial Robert Mueller sobre el papel de Rusia en las elecciones de 2016. Ante el Congreso, Mueller dijo en julio del año pasado que Trump podría ser acusado al dejar el cargo, y que había “conservado pruebas”.
Trump tendrá la opción de autoperdonarse, para la cual no hay antecedentes ni jurisprudencia. Ese autoperdón cubre delitos federales, pero no estatales. Por lo tanto, no le servirá para quitarse de encima a los fiscales de Nueva York. Nixon recibió el perdón de su sucesor, Gerald Ford, y se dice que Trump podría renunciar antes de que termine su cargo y que el vicepresidente Mike Pence asuma la presidencia y lo perdone. Especulaciones que se unen a un exilio con su sueño dorado de una Torre Trump en Moscú, o un retiro más convencional en su mansión de Florida con un canal de televisión. O en prisión. The End.-.
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