El jefe de la diplomacia europea reconoce por qué no pueden permitirse una victoria de Rusia
Por EUGENIO FERNÁNDEZ PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
En las últimas fechas, diferentes mandatarios europeos, entre ellos la presidenta de la CE, Úrsula von der Leyen, han advertido de los planes de la UE para acelerar un proceso de militarización que parece aspirar a imponer en los países de la Unión una suerte de economía de guerra.
Mientras exhiben sus pretendidas diferencias de cara a la opinión pública, todos los partidos del establishment coinciden en su respaldo a estos planes militaristas, con los que los «socios» de la coalición occidental, liderados por Estado Unidos, pretenden hacer frente a los desafíos que les presentan otras potencias capitalistas emergentes.
El pretendido «peligro ruso» que supuestamente acecharía a Europa se ha convertido en la coartada que se esgrime para multiplicar los gastos militares. Pero también para seguir alimentando la guerra de Ucrania, tal y como ha decidido hacer el Gobierno español con nuevos envíos de armamento, que cuentan con el apoyo explícito de Sumar, el socio «izquierdista» de la coalición gubernamental.
Hace apenas unos días, el presidente francés, Emmanuel Macron, se permitía dar un paso más en la retórica guerrerista, sugiriendo la posibilidad de enviar tropas regulares francesas a luchar contra Rusia en Ucrania.
Sin embargo, en este cúmulo de declaraciones cabe destacar las breves pero significativas palabras pronunciadas por el jefe de la diplomacia de la UE, Josep Borrell, quien no ha tenido reparos en reconocer, a las claras, las verdaderas razones por las que, de facto, se está imponiendo la guerra a los pueblos de Europa.
«No podemos permitirnos que Rusia gane esta guerra, de lo contrario, los intereses de Estados Unidos y los intereses europeos se verán muy perjudicados» -afirmó Borrell.
«No es una cuestión de generosidad. No se trata de apoyar a Ucrania porque amamos al pueblo ucraniano. Es por nuestro propio interés y también redunda en interés de Estados Unidos como «jugador» global; alguien que tiene que ser percibido como socio confiable. Un proveedor de seguridad para sus aliados»- concluyó.