Ambas formaciones se disputan la «defensa» de Alberto Rodríguez, pero este les da un «corte de mangas»
En una batalla propia de infantes, Sumar y Podemos continúan sin desaprovechar la menor oportunidad para tirarse de los pelos. En esta ocasión el pretexto ha sido el pronunciamiento del Tribunal Constitucional que establece que la decisión de despojar de su escaño escaño al canario Alberto Rodríguez no se ajustó a derecho. Ni que decir tiene que tanto Sumar como Podemos se rasgan las vestiduras atribuyéndose haber defendido «aguerridamente» el disputado escaño de Rodríguez.
Las plumas apenas están dejando ver el gallinero y a las gallinas, después de que el Tribunal Constitucional sentenciara que la desposesión del escaño del ex diputado canario Alberto Rodríguez no se ajustó a la ley.
En cuanto se conoció el dictamen del Constitucional, el gallinero de la progresía socialdemócrata comenzó a agitarse. A Podemos y a Sumar le faltó tiempo para tratar de difundir a los cuatro vientos la coherencia con la que, supuestamente, ambas formaciones habían actuado en la defensa del diputado atropellado.
Según llegó a expresar el órgano escrito portavoz de la formación política Podemos, «Diario Red», esa organización fue la única en el variopinto espectro de la «izquierda progre» que defendió por tierra, mar y aire al diputado canario de la tropelía de la que había sido víctima.
Según el podemita «Diario Red»:
» Podemos llegó a pedir la dimisión de la presidenta de la Cámara baja Meritxell Batet, la que habían denunciado de boquilla por prevaricación, mientras que el PSOE había respaldado su actuación “en el cumplimiento escrupuloso del deber”.
El mismo digital llegaba a afirmar que:
«El propio ministro de Cultura y Deporte y líder del PSC, Miquel Iceta, llegó a pedir un aplauso a la militancia socialista para Batet, mientras que Salvador Illa, el exministro de Sanidad, valoró con contundencia que : “Sin Estado de derecho no hay libertad”.
Según expresaba el digital de Podemos no habían sido sólo los diputados del PSOE los que se dedicaron a aplaudir con las orejas la actitud mantenida por la presidenta del Parlamento Meritxell Batet, de arrebatarle a Rodríguez su escaño, sino que la mismísima Yolanda Díaz, entonces vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra de Trabajo, también participó en el aquelarre, negándose en redondo a apoyar al diputado tinerfeño. Según «Diario Red», Yolanda Díaz eludió pronunciarse en una rueda de prensa sobre la dimisión de Batet cuando fue interrogada por los periodistas, a los que instó a centrarse en el tema que motivaba la conferencia de prensa a la que concurría .
“¡Uy, de verdad, vamos a centrarnos en Comisiones Obreras!”, aseguró «Diario Red», que llegó a exclamar finamente la vicepresidenta eurocomunista.
Sin embargo, las alegrías podemitas de desear aparecer a estas alturas como los únicos y aguerridos defensores del disputado escaño del diputado Alberto Rodríguez duraron apenas unas pocas horas.
En efecto, el periódico ultraconservador «El Mundo», que olia a «sangre» y conoce perfectamente en qué llaga debe meter su dedo purulento, aprovechó la ocasión para tirar de la lengua a Rodríguez hasta llegar a provocarle el vómito. Y así fue. El interfecto soltó tanto por aquella boquita que terminó no dejando títere con cabeza.
– ¿Se sintió usted apoyado por Podemos?, le inquirió el plumilla de turno del periódico ultraconservador.
La contestación de Alberto Rodríguez resultó un jarro de agua fría para los intentos, tanto de Sumar como de Podemos, de adjudicarse gratuitamente una defensa aguerrida del llamado «diputado rastras»:
– «No es ético que Podemos y Sumar – dijo Rodríguez– se apropien de esta victoria; me estuvieron presionando para poder ocupar mi escaño».
Según siguió explicando Alberto Rodríguez:
«sólo se protestó de una manera performativa. No se fue más allá y pasadas 24 o 48 horas se intentó pasar página lo más rápido posible. Y la prueba de ello es que se presionó a las compañeras de la lista por parte de las fuerzas estatales de manera totalmente subalterna al PSOE, porque en el fondo, quien daba la orden de que se ocupara el escaño era el PSOE y las diferentes fuerzas estatales. Desde aquel momento hasta ahora, han demostrado claramente una posición subalterna al cumplir con la voz del amo…«.
Y continuó soltando:
«En aquel momento no se decidió ir más allá para presionar. Estas fuerzas estatales, tanto las de antes como las ahora, forman parte del Gobierno y podrían haber explorado muchísimas herramientas de presión. Pero mi percepción, y creo que la de muchísima gente, es que se limitó a algo performativo, a declaraciones, y sobre todo a pasar página muy rápido. Porque –según el ex diputado- mientras hablaban del tema, por detrás ya estaban ejerciendo presiones telefónicamente a las compañeras para que ocuparan el escaño y que todo este asunto quedara en el olvido».
Lo dicho: los gozos oportunistas tanto de tirios como de troyanos acabaron en el profundo pozo de la desvergüenza.