Entrevista al colaborador de Canarias-Semanal, Cándido Gálvez: ¿Cómo hubieran analizado Marx y Lenin, en la actualidad, el llamado «socialismo con peculiaridades chinas»?
Asistimos, en la actualidad, a un inocultable cambio de los «actores» políticos y económicos más destacados a nivel planetario. Junto a la decadencia de EE.UU., y de sus socios occidentales, observamos el auge impetuoso de otras potencias económicas con un peso cada vez mayor en el PIB mundial. Entre todas estas potencias emergentes destaca China que cuenta, asimismo, con particularidades que la convierten en objeto de controversia a la hora de su caracterización política e ideológica. Para tratar de arrojar algo de luz sobre este tema trascendental entrevistamos al estudioso del marxismo y colaborador habitual de Canarias-Semanal, Cándido Gálvez, a quién interrogamos sobre cuál podría ser hoy el juicio de Carlos Marx y Lenin en relación con el gigante asiático, en base a los análisis y teorías que ellos mismos dejaron plasmadas en sus obras (…).
– Redacción CS: Buenos días, Cándido y muchas gracias por concedernos esta entrevista.
– Cándido Gálvez: Gracias a ustedes.
– REDACCIÓN CANARIAS SEMANAL: Para comenzar, y a modo de contextualización sobre el desarrollo del capitalismo, podrías exponer, de la manera más sencilla que te fuera posible, ¿por qué Marx sostuvo, en su teoría, que este desarrollo conduce necesariamente a su expansión a nivel global?
CÁNDIDO GÁLVEZ: Karl Marx comprendió que el desarrollo del capitalismo lleva inherentemente a la expansión global por varias razones fundamentales vinculadas a la naturaleza y las dinámicas internas de este sistema económico. En su análisis destacó cómo el desarrollo del capital no solo fomenta, sino que necesita una expansión constante más allá de las fronteras locales y nacionales. Aquí hay algunas razones clave que imponen esta tendencia. Permítanme exponerlas con un cierto orden:
– La búsqueda de nuevos mercados: Marx argumentó, basándose en la evidencia empírica, que el capitalismo está impulsado por la necesidad de acumular capital de manera continua. Esto significa que los capitalistas deben estar simpre en la búsqueda de nuevos mercados para vender sus productos. A medida que los mercados internos se saturan, la necesidad de encontrar nuevos compradores empuja a este sistema económico a expandirse globalmente. Esta expansión no solo tiene como objetivo vender productos, sino también adquirir materias primas baratas y explorar nuevas áreas de inversión.
– La necesidad de materias primas: El desarrollo industrial bajo el capitalismo requiere, asimismo, de un suministro constante de materias primas. Cuando éstas se vuelven escasas o costosas en el país de origen la lógica del capital lo empuja a buscar fuentes más baratas y accesibles en el extranjero. Esto no solo asegura la continuación de la producción a menores costos, sino que también abre nuevas áreas para el dominio capitalista.
– La reducción de costos de producción: Marx observó que la competencia entre los capitalistas los obliga a buscar constantemente formas de reducir los costos de producción con el objetivo de maximizar sus ganancias. Esto frecuentemente conduce a la búsqueda de mano de obra más barata fuera de sus fronteras nacionales. Los países con normativas laborales menos estrictas y salarios más bajos se vuelven muy atractivos para los inversores, fomentando la globalización de la producción.
– La competencia y la concentración de capital: A medida que los mercados se vuelven más competitivos, los capitalistas buscan expandirse para sobrevivir y prosperar. Poco importa cuáles sean los deseos de estos capitalistas. A este sistema económico le sucede algo similar a lo que les pasa a un gran número de especies de tiburones: si se paran, se asfixian y perecen.
Marx explicó, igualmente, cómo el capitalismo tiende a la concentración de capital, lo que significa que las empresas más grandes absorben a las más pequeñas o terminan expulsándolas del mercado. Este proceso no solo se produce dentro de cada uno de los países del sistema, sino también a nivel global, llevando a la formación de Corporaciones multinacionales que operan en múltiples geografías.
– La superproducción y las crisis cíclicas: Marx identificó que el capitalismo es propenso a ciclos de auge y caída, caracterizados por periodos de sobreproducción (en los que la producción de bienes supera la demanda del mercado). Para mitigar los efectos de estas crisis de sobreproducción, los capitalistas también buscan nuevos mercados fuera de sus fronteras nacionales, donde puedan vender sus excedentes de productos.
– La creación de un mercado mundial: Y para terminar, Marx entendió muy bien la expansión global del capitalismo no solo como un fenómeno económico, sino también como un proceso que transforma las sociedades a nivel mundial, creando un mercado mundial interconectado. Este mercado mundial es tanto el resultado de la expansión capitalista como la condición imprescindible para su continuo desarrollo.
Para resumirlo con pocas palabras: Marx demostró que la expansión global del capitalismo es una consecuencia inevitable de sus dinámicas internas de búsqueda de nuevas ganancias, necesidad de nuevos mercados, materias primas más baratas y mano de obra de menor costo. Este proceso de globalización capitalista remodela las sociedades a nivel mundial de acuerdo con las necesidades del capital.
– REDACCIÓN CS: En estos momentos, China se ha convertido en la potencia emergente más importante y parece que está destinada a sustituir a los Estados Unidos como el nuevo «hegemón» global. Sin embargo, China es un país peculiar, cuyo crecimiento es posterior a una revolución socialista que tuvo lugar en 1949 y que posteriormente ha sufrido otros cambios muy drásticos en su orientación ecónomica y político-ideológica. De acuerdo al desarrollo teórico de Marx, ¿cuál es tu opinión sobre el desarrollo actual de la economía china?
– CÁNDIDO GÁLVEZ: Karl Marx escribió en el siglo XIX y, obviamente, no pudo analizar desarrollos contemporáneos. Sin embargo, a nosotros sí nos es posible analizar la actualidad a partir de sus ideas centrales para aventurar cómo él habría podido interpretarlos, basándonos en sus críticas y teorías sobre el capitalismo, la acumulación de capital y la dinámica de la lucha de clases.
Hoy, China se describe a sí misma como una «economía socialista de mercado» con “características peculiares”. Pero lo cierto es que no ha dejado de incorporar cada vez más y más elementos propios del capitalismo a su economía, especialmente a partir de las “reformas” económicas que comenzaron en 1978.
El país ha tenido un crecimiento económico explosivo, pero paralelamente también una creciente desigualdad y cambios significativos en su estructura de clases.
China se ha integrado activamente en el mercado mundial y se ha convertido en una «fábrica del mundo». Pero también en una gigantesca exportadora de capital, con inversiones a lo largo y ancho de todo el planeta, con poderosas multinacionales, y omnipresencia económica internacional, etc. Marx, sin duda, la hubiera descrito como un claro ejemplo de la expansión global del capitalismo.
Ello ha incluido también la explotación de una vasta fuerza laboral para producir bienes destinados al mercado global, en condiciones de mayor explotación que en otros países del llamado “primer mundo”.
La rápida industrialización y urbanización de China, junto con la creciente brecha entre ricos y pobres, y entre áreas urbanas y rurales, también podrían ser interpretados como ejemplos paradigmáticos del desarrollo desigual y la explotación inherentes al capitalismo, temas que preocupaban profundamente a Marx.
Marx, probablemente, enfocaría su análisis sobre China, analizado escrupulosamente como las transformaciones económicas han afectado a la clase trabajadora, la dinámica de la explotación, la acumulación de capital, y las desigualdades sociales. Además, estaría enormemente interesado en el estudio de las contradicciones internas de este sistema y en cómo podrían influir en la potenciación de futuros cambios revolucionarios, dados sus conocidos puntos de vista sobre cómo el capitalismo eventualmente termina generando las condiciones para su propia superación.
– REDACCIÓN CS: ¿Y cuáles podrían ser, desde tu punto de vista, los juicios de Marx acerca de las relaciones económicas que China mantiene ahora con el resto del mundo?
– CÁNDIDO GÁLVEZ: Basándonos en la teoría y los análisis de Karl Marx sobre el capitalismo y sus contradicciones, podemos aventurar cómo habría visto las relaciones económicas entre China y el resto del mundo, especialmente dadas las transformaciones significativas que China ha experimentado, convirtiéndose en una economía central en el sistema capitalista global.
Como ya he apuntado, Marx podría haber analizado la integración de China en el mercado mundial como un ejemplo destacado de la globalización capitalista y la división internacional del trabajo.
China se ha convertido en un líder como fábrica mundial, especializándose en la producción de una vasta gama de bienes para el mercado internacional. Un ejemplo de cómo el capital busca y requiere expandirse constantemente y reestructurar la producción a una escala global, buscando maximizar las ganancias a través de la explotación de mano de obra barata, el desarrollo tecnológico constante y la penetración de nuevos mercados.
Aunque el mencionado desarrollo tecnológico ha sido un elemento fundamental para el crecimiento chino, Marx explicó cómo la acumulación de capital proviene de la extracción de plusvalía, –creada por trabajo no remunerado–, de la clase trabajadora.
Uno de los pilares sobre los que se ha sustentado el crecimiento chino en las últimas dos décadas es su condición de país con más población del mundo, por lo que la mano de obra barata estaba garantizada para conseguir una producción rentable por su bajo coste.
Marx habría considerado las contradicciones inherentes a las relaciones comerciales y económicas de China con el mundo. Por un lado, China es un motor clave del capitalismo global, esencial para la estabilidad del sistema económico mundial. Por otro, su modelo de desarrollo intensivo en capital y exportaciones contribuye a desequilibrios globales, competencia entre trabajadores a nivel internacional y potencialmente a crisis económicas resultantes de sobreproducción, sobreinversión y fluctuaciones en la demanda global.
Sí resulta importante subrayar que éstos no son fenómenos que tengan que ver con la buena o la mala voluntad de los gobernantes chinos. Se trata de la dinámica inherente al sistema capitalista en el que China se ha insertado como un actor central. Son dinámicas que se imponen sin importar cuál sea la potencia que desempeñe este papel hegemónico. De esta forma, objetiva, científica, creemos que lo habría analizado Carlos Marx, si atendemos a cuál era su enfoque metodológico a la hora de estudiar y elaborar sus aportes teóricos.
– REDACCIÓN CS: Tras la muerte de Marx, Lenin fue el autor que más contribuyó a actualizar sus análisis sobre ese desarrollo propio del sistema capitalista. Especialmente, en su célebre “Imperialismo, fase superior del capitalismo”. ¿Qué te parece que habría aportado Lenin al análisis sobre la China actual, a partir de las reflexiones que realiza en esa obra?
– CÁNDIDO GÁLVEZ: En esa obra clásica, Lenin clarificó que el imperialismo no debe identificarse solamente con determinadas políticas de dominio, con intervenciones militares o las guerras de conquista de algunos países, aunque éstos sean algunos de sus rasgos característicos.
Clarificó, polemizando con otros autores como Karl Kautsky, que el imperialismo es la etapa final del capitalismo, caracterizada por la concentración de la producción y el capital en monopolios, la fusión del capital bancario con el industrial, la exportación de capitales (a diferencia de la exportación de mercancías), la formación de asociaciones internacionales monopolistas que dividen el mundo entre ellas, y la conclusión del reparto territorial del mundo entre las potencias capitalistas más importantes.
Si nos basamos en estas tesis, Lenin muy probablemente habría tenido que señalar algunos aspectos que se pueden constatar en la expansión económica de China.
En lo que se refiere a la exportación de capital, China ha estado invirtiendo activamente en otros países, especialmente en Asia, África y América Latina, a través de iniciativas como la Nueva Ruta de la Seda. Estas inversiones pueden verse como una forma de exportación de capital, algo que Lenin identificó como una característica clave del imperialismo.
La inversión china en infraestructuras extranjeras, minería, energía y otros sectores podría interpretarse, igualmente, como un esfuerzo por asegurar fuentes de materias primas, nuevos mercados para sus productos y esferas de influencia política y económica.
En lo que tiene que ver con la formación de monopolios u oligopolios hay que señalar que la tendencia hacia la formación de grandes corporaciones y su búsqueda de control sobre mercados y recursos globales continúa siendo uno de los rasgos más significativos de la economía mundial. En este contexto, la expansión de empresas chinas en mercados internacionales, muchas de las cuales cuentan con un fuerte respaldo gubernamental, podría verse como un ejemplo moderno de la formación de esos monopolios o semi-monopolios que buscan dominar ciertos sectores económicos a nivel mundial.
Atendiendo al reparto territorial del mundo y la lucha por las áreas de influencia entre las grandes potencias, la estrategia de inversión y desarrollo de infraestructuras de China en otras naciones, especialmente a través de la ya mencionada Nueva Ruta de la Seda, también podría ser interpretada como una forma moderna de nuevo reparto territorial, desde la perspectiva de Lenin, donde el control de áreas estratégicas es crucial para los intereses económicos nacionales de la potencia expansionista.
– – REDACCIÓN CS: Pero China no se ha expandido, al menos hasta la fecha, a golpe de cañoneras, con intervenciones militares o promoviendo golpes de Estado en aquellos países que interfieren en sus negocios, como los Estados Unidos y antes otros imperios europeos.
– CÁNDIDO GÁLVEZ: La participación de China en este nuevo «reparto», efectivamente, no tiene que realizarse necesariamente mediante una anexión territorial, ni mediante intervenciones militares o bajo coacción, tal y como hace la potencia imperialista hasta ahora hegemónica, que son los Estados Unidos.
La situación de China como gran economía emergente le permite imponerse a sus competidores occidentales sin tener que recurrir, por el momento, a tales métodos. Sin embargo, su expansión sigue reflejando una lucha por la influencia y el control económico en regiones clave del planeta.
Lenin analizó cómo el imperialismo lleva a una mayor interdependencia económica global, al mismo tiempo que agudiza las contradicciones entre las potencias imperialistas. La creciente participación de China en la economía global y su competencia con otras potencias económicas, especialmente con los Estados Unidos, ponen de manifiesto que estas contradicciones se mantienen y reproducen actualmente.
La rivalidad en comercio, tecnología y esferas de influencia refleja la competencia inter-imperialista que Lenin describió. Por otro lado, no solo la teoría leninista, sino también la propia historia, indican que estas contradicciones, más tarde o más temprano, desembocan también en enfrentamientos militares.
Lenin tenía muy claro el papel cada más preeminente que desempeñan los grandes Estados en la fase imperialista del capitalismo, para defender los intereses de sus respectivas burguesías. El Estado puede defender a sus elites dominantes utilizando la fuerza militar o su capacidad para imponer sanciones económicas o diplomáticas a otros países, como hace continuamente Estados Unidos. Pero también el fuerte control y dirección del Estado chino sobre su economía, incluyendo su sector exterior, es una forma de garantizar el crecimiento de sus grandes empresas que, en este momento, está demostrando ser mucho más efectiva.
En definitiva, desde la perspectiva de la teoría de Lenin sobre el imperialismo, la expansión económica de China podría interpretarse como una expresa manifestación de las dinámicas imperialistas en el siglo XXI.
Aunque los contextos históricos y las configuraciones específicas de poder han cambiado, existen elementos clave de la teoría leninista —como la exportación de capital, la búsqueda de mercados y recursos, la formación de monopolios y la competencia por la influencia global— que continúan siendo extraordinariamente relevantes a la hora de analizar la posición y las acciones de China en la economía mundial actual.
Para concluir, y ya como aportación personal al debate, me gustaría señalar que no existe ninguna evidencia empírica que permita sostener la creencia de que el desarrollo económico capitalista-imperialista podría dejar de provocar los efectos que ha generado desde su aparición hasta la fecha: empobrecimiento de la mayor parte de la población mundial como contrapartida del crecimiento del polo capitalista dominante, superexplotación de los recursos naturales, degradación medioambiental, etc.
Creo que tanto Marx como Lenin insistirían en señalar, basándose en toda la evidencia acumulada y plasmada en su teoría, que tales males no dependen de quienes hegemonicen este sistema a nivel mundial, sean estos británicos, estadounidenses, rusos, chinos, españoles o latinoamericanos.
Se trata de males que nacen de la propia naturaleza de un sistema económico cuya dinámica esencial es la depredación creciente e irreversible de las personas y del planeta.
– REDACCIÓN CS: Muchas gracias.