«Evistas», partidarios de Morales, y «arcistas» del presidente Luis Arce se enfrentaron violentamente en La Paz, con un resultado de dos heridos
Esta disputa, que esté pasado lunes se expresó de manera virulenta en las calles de La Paz, está reflejando dos visiones ideológicas contrapuestas dentro de un mismo movimiento. Pero, ¿cuál es el auténtico signo de ambas facciones? ¿Qué reivindican ideológicamente los «evistas»? ¿A qué aspiran políticamente los «arcistas»? . Un análisis de nuestro colaborador Martín Álvarez.
POR MARTÍN ÁLVAREZ PARA CANARIAS SEMANAL.ORG.-
Un mitin encabezado por el expresidente boliviano Evo Morales concluyó este pasado lunes en La Paz con enfrentamientos entre manifestantes afines al ex mandatario y oficialistas que apoyan al Gobierno de Luis Arce.
Al menos dos personas resultaron heridas y un coche fue dañado, según informó la Agencia Boliviana de Información, citando al delegado adjunto de la Defensoría del Pueblo, Ronald Céspedes.
Los disturbios ocurrieron después de la concentración de la denominada Marcha Para Salvar Bolivia, convocada por Morales, cuando grupos ‘evistas’ y ‘arcistas’ se confrontaron con petardos, golpes y la detonación de explosivos en la avenida Montes y sus alrededores, según la agencia Erbol.
Este incidente refleja las tensiones internas que atraviesa el Movimiento al Socialismo (MAS), el partido político que ha gobernado Bolivia desde 2006, primero bajo la presidencia de Evo Morales y, desde 2020, con Luis Arce a la cabeza. Para entender el contexto de este enfrentamiento, es crucial analizar los antecedentes históricos y políticos que han llevado a este punto de fractura interna.
El ascenso de Evo Morales y la consolidación del MAS
Evo Morales asumió la presidencia de Bolivia en 2006, tras una larga trayectoria como líder sindical y representante de los pueblos indígenas. Morales fue el primer presidente indígena de Bolivia, un país con una población mayoritariamente indígena, pero que históricamente había sido gobernado por elites criollas y mestizas. Su gobierno, apoyado por el MAS, se caracterizó por políticas que promovieron la inclusión social, la nacionalización de recursos naturales como el gas y el petróleo, y la implementación de un modelo económico basado en el control estatal de sectores estratégicos.
Durante su mandato, Morales se consolidó como un líder de referencia para la izquierda latinoamericana. Bajo su liderazgo, Bolivia experimentó un crecimiento económico significativo y una disminución de la pobreza, principalmente gracias a los ingresos por la exportación de gas. Sin embargo, su largo periodo en el poder generó críticas desde su propia organización por la creciente centralización y personalización del poder en su figura.
En 2016, Morales promovió un referéndum para modificar la constitución y permitirle postularse para un cuarto mandato. Aunque perdió la consulta, el Tribunal Constitucional le permitió presentarse en las elecciones de 2019, lo que provocó protestas y un clima de polarización. La crisis política alcanzó su punto culminante en noviembre de 2019, cuando Morales fue acusado de fraude electoral en los comicios que, según el Tribunal Supremo Electoral, había ganado con un margen ajustado.
La renuncia de Morales y el ascenso de Luis Arce
Ante la presión de las protestas, una parte de las fuerzas armadas y la policía le retiraron su apoyo, lo que derivó en su renuncia y posterior exilio en México y Argentina. El vacío de poder fue llenado por la derechista Jeanine Áñez, quien asumió la presidencia interina con el apoyo de sectores de la extrema derecha. La gestión de Áñez estuvo marcada por la represión de las protestas pro-Morales, dejando decenas de muertos y miles de detenidos.
Este periodo, que Morales y sus seguidores calificaron como un autentico golpe de Estado orquestado por los EEUU, fue criticado por los organismos internacionales.
En las elecciones de 2020, el MAS recuperó el poder de la mano de Luis Arce, exministro de Economía de Morales y arquitecto del éxito económico de su gobierno. Arce ganó con un margen abrumador, lo que significó un retorno al poder del partido de Morales, pero con una nueva figura en la presidencia. Desde entonces, Arce ha gobernado con una postura más técnica y menos confrontativa.
Las fracturas internas del MAS
Aunque el MAS continúa siendo el partido hegemónico en Bolivia, las contradicciones internas se han ido agudizando. Evo Morales, desde su retorno al país en 2020, ha mantenido un rol activo en la política, liderando a una facción del MAS que exige un mayor protagonismo para él y sus aliados más cercanos. Por otro lado, Arce ha buscado consolidar su propio liderazgo y diferenciarse de Morales, tanto en estilo como en algunas políticas.
Estas tensiones han llevado a una fragmentación dentro del partido, con dos grandes corrientes: los ‘evistas’, que son leales a Morales y su legado, y los ‘arcistas’, que apoyan al actual presidente y su enfoque más moderado y tecnocrático. La Marcha Para Salvar Bolivia, convocada por Morales, es un ejemplo claro de estas divisiones. Morales ha criticado a Arce por no cumplir con las promesas de su gobierno y por, según él, haber abandonado los principios del MAS y de la Revolución Democrática y Cultural.
El conflicto reciente
Los enfrentamientos ocurridos este lunes en La Paz son una manifestación visible de estas tensiones internas. Los sectores afines a Morales critican a Arce por no defender lo suficiente las políticas nacionalistas e indígenas que caracterizaron sus primeros mandatos. Mientras tanto, los seguidores de Arce acusan a Morales de querer desestabilizar el gobierno y recuperar el control del MAS, en un contexto en el que el partido necesita mantener su cohesión para enfrentar a una oposición fortalecida.
En el fondo, esta disputa está reflejando un problema bastante más amplio: el conflicto entre dos visiones en la izquierda boliviana. Por un lado, la corriente más radical, representada por Morales, que sigue abogando por una agenda más confrontativa con los sectores de la derecha y las elites económicas. Por otro, la corriente más “pragmática”, liderada por Arce, dice tratar de mantener un equilibrio entre la redistribución social y la estabilidad económica.
Mientras que Morales continúa siendo una figura influyente y respetada por amplios sectores de la población, Arce está intentando «forjar su propia andadura», lo que ha generado fricciones difícilmente evitables.
La pregunta que queda pendiente es si el MAS podrá mantener su unidad en el futuro cercano o si estas divisiones internas lo debilitarán frente a una oposición que espera agazapada para capitalizar sus errores.
Fuentes consultadas:
- Agencia Boliviana de Información
- Erbol
- «El nuevo imperialismo» – David Harvey
- «Acerca de la formación de los países neoimperialistas» – Stefan Engel
VIOLENTOS ENFRENTAMIENTOS ENTRE LAS DOS FRACCIONES DEL «MOVIMIENTO AL SOCIALISMO»