El caso de Leyda, muy similar, tuvo un saldo peor el lunes pasado: su exmarido, Rubén Darío Jiménez Pérez, también mató a sus padres y a su cuñado. La hermana sigue en condición crítica y él está prófugo.
La tragedia de Leyda pudo evitarse, tal como lo demuestra un audio de ella. “En psicología me dieron una cita. Pero necesito que me atiendan de una vez para salir de aquí con una orden de arresto porque temo por mi vida.
Estoy esperando por el Fiscal para decirle que no, que es urgente”. Pero la fiscal, explicó su tía Adelfa Vicente, lo dejó libre y, al no escucharla, la condenó a muerte.
Aunque Rubén Darío mató a Leyda y a una parte de su familia, aún amenaza a los demás. La Policía, sin embargo, no da con él. ¿Acaso falta agregar más dolor?
Ojalá que nadie más tenga que morir. También que la Procuraduría haga algo para evitar otras Anibel, Silvia o Leyda. Es triste que ni siquiera reaccione. Con su silencio las vuelven a matar.