Me encanta Trump. Es el mejor actor que conozco. La actuación de ayer anunciando el «Día de la liberación» es fantástica porque sí, es el día de la liberación… de la dependencia obsesiva y enfermiza de EEUU. Ahora todos los supuestos gobiernos «progres» del mundo mundial tienen que decidir: o aceptar las famosas tasas arancelarias o ir a la guerra respondiendo. No hay otra. A partir de ayer nada será igual. Todo el mundo quedará retratado. Especialmente, los supuestos «progres».
Trump ha estado jugando, y probando, desde que llegó a la presidencia, con México y Canadá al imponer aranceles que luego suspendió y que volvió a anunciar, que volvió a suspender y que ahora acaba de imponer definitivamente. Mientras Canadá sí se atrevió a responder, México no. Tragó. Ahora uno y otro tienen un mínimo, pero tienen. Gratis porque Trump ya consiguió que esos mismos países, sobre todo México, se autohiriesen aceptando sus exigencias, especialmente en el control de las fronteras.
Desde ayer las nuevas tarifas oscilan entre el mínimo del 10% y el 50% de cargos adicionales, con los países asiáticos como principales destinatarios: Camboya (49%), Laos (48%), Vietnam (46%), Sri Lanka y Myanmar (44%), Bangladés (37%), Tailandia (36%), China (34%), Indonesia y Taiwán (32%), Pakistán (29%), India (26%).
Vietnam es uno de los principales perjudicados. ¿Responderá o se callará, como ha venido haciendo desde hace 50 años al no reclamar daños a EEUU por el uso del «agente naranja» contra la población? Acaba de ser invitado a la cumbre de los BRICS de este año ¿dará el paso de incorporarse o seguirá mirando arrobado a EEUU por su fobia antichina?
Tailandia, Myammar y Sri Lanka están interesados en los BRICS. Indonesia ya está dentro. Luego el ataque a Asia es, también, un ataque a los BRICS.
Lo interesante de todo esto es que coloca a Taiwán como un país independiente. China, que responderá como suele hacer a todo este tipo de tropelías, lo tendrá esto en cuenta también. Ya lo dijeron en febrero: «Ya sea una guerra arancelaria, una guerra comercial o cualquier otro tipo de guerra, estamos listos para luchar hasta el final». Hay que recordar que China tiene ya unos aranceles del 20%, por lo que el total para China es del 54%.
¿Y Brasil, que ahora preside los BRICS? El comercio brasileño-estadounidense es favorable a este último desde hace 15 años, y aún así ha impuesto aranceles aunque del 10%.
Habrá muchos países que agacharán la cabeza, como siempre, y se lo tragarán. El zombi conocido como Unión Europea será uno de ellos pese a toda la retahíla de «respuesta»… y tras repetidas llamadas de la condesa de la UE a Trump sin que este coja el teléfono. Es lo que suele hacer el patrón con los vasallos. Aunque mendiguen.
Haciendo algo de humor, EEUU demuestra al mundo lo que es la «democracia»: hay algo para todos, nadie queda excluido. Aunque haya pingüinos por medio o productos que llegan a EEUU porque EEUU no los tiene.
Fuera del humor, asistimos al fin ¿temporal? de la llamada «globalización», donde cada país va a buscar sus propias relaciones con EEUU, obviamente en condiciones muy desventajosas. Y vuelvo a lo de los «progres», donde se tienen que retratar. Será a partir de ahora, en virtud de la postura que adopten, o rendición o guerra, cuando se vislumbre si lo son o no. Las etiquetas no valen de nada.
Porque si fuesen a la guerra, tendrían que posicionarse en la búsqueda de mejores acuerdos comerciales y eso supone que tienen que tomar distancia definitiva no solo de EEUU, sino de todo Occidente. Evidentemente que EEUU se opondría a nivel económico, financiero e, incluso, militar. Pero esos países valientes ya no estarán solos y se dejará de hablar de eso de «democracia» y sus sacrosantos «valores», al tiempo que también se resintirá EEUU.
Trump también está intentando fortalecer al dólar al hacer esto. El dólar está de capa caída, comenzando este año en su nivel más bajo desde siempre, con el 57’4% del total de las monedas de reserva del mundo. Los países que tengan la valentía de resistir la embestida van a abandonar aún más el dólar y, casi tan importante, quienes sigan agachando la cabeza como buenos vasallos no podrán evitar preguntarse hasta cuándo se puede confiar en EEUU.
Es evidente que ninguna liberación es indolora. En todas las guerras hay bajas. Ahora las hay gratis, como en el caso de Japón, el principal vasallo de EEUU en Asia, que ya ha estimado que su producto interior bruto bajará un 0’3% por estos aranceles. Si responde tal vez sea mayor a corto plazo, pero mejorará su posición en la zona y se verá obligado a romper/reducir su dependencia con EEUU si quiere realmente prosperar.
Esta es otra de las estrategias de Trump cuando dice que «hay un margen para la negociación». En esta «negociación», los aranceles pueden bajar hasta el 4’9%, pero lo que en realidad quiere es calificar a los países de forma definitiva: amigos, enemigos, traidores e indecisos. A los amigos, a los vasallos, a los que bajan la cabeza, les impone el 4’9% y se irán con una colleja en la cabeza. A los enemigos, ni agua y quedarán señalados como tales también para los vasallos, a quienes amenaza con sanciones si comercian con los enemigos. Los traidores, lo mismo. Si es que hay alguno. Y los indecisos durarán un día y medio como tales antes de tomar una postura que será la de agachar la cabeza.
La realidad, la triste realidad, es que no espero nada o muy poco de los países gobernados por «progres». La probabilidad de que den el paso valiente de incorporarse a los BRICS, por ejemplo, al ser la única plataforma capaz de resistir multilateralmente el envite, es menor de que se rindan otra vez.
(Publicado en el blog del autor)
Publicado por Lynx Pardinus