Por Odalís G. Pérez
Especial para Quisqueyaseralibre.com
Ciertamente, la política se ha convertido en pandemia y la cultura se quiere utilizar
como desastre en nuestro país. Solo hay que leer ciertos informes de salud para
darse cuenta de lo delirante que resultan algunos datos e informaciones propiciados
por autoridades del país dominicano. El pánico, el miedo y el desconcierto están a
la orden del día. Telediarios, periódicos, revistas y otros medios digitales se
debaten entre la certidumbre y la incertidumbre de una información pública
arruinada por los mismos hechos y prácticas que han surgido en estos tiempos de
pandemia, donde, como ya se ha puesto en evidencia, la llamada ciencia oficial y
oficiosa no ha podido hablar con voz propia ni soluciones propias.
Frente a toda esa política del desastre que cunde en los medios informativos, están
las voces de estudiosos sociales y culturales que han aclarado más que dicha
política devastadora de muchos ministerios de salud del Caribe, Latinoamérica y el
Oriente pobre. Las líneas de comunicación escrita se insertan en la superficie
social, contaminadas por textos, imágenes y productos muchas veces dudosos que
ayudan a equivocar los rutarios de una pantalla abierta a todo lo posible y lo
visible.
En el mes de Abril del presente año vio la luz un libro bastante esclarecedor, en
materia de pandemias y otras siembras de enfermedades letales. Se trata de un libro
titulado La Fiebre. Pensamiento contemporáneo en tiempos de pandemias, Eds.
ASPO (Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio, 2020, 260 págs.). El libro ha
sido escrito por filósofos, investigadores, sociólogos estudiosos de políticas
públicas, entre otros especialistas.
Creo de interés subrayar en dicho libro colectivo, algunas ideas de la investigadora
uruguaya, Silvia Ribeiro, en cuanto a la pandemia del Covid-19:
“La declaración de pandemia por el Covid-19 ha puesto todo de cabeza. Pero no
tanto para que los gobiernos cuestionen las causas reales por las que surgió este
virus y el hecho de que supuestamente se trabaja para contenerlo, otros virus otros
virus y pandemias se siguen formando”.(Ver, “La fábrica de pandemias”, en op.
cit. p. 49).
Más adelante, Silvia Ribeiro, nos aclara que:
“Hay aspectos fundamentales de las causas de las epidemias y pandemias recientes
que permanecen en la sombra”. (Vid. Op. cit. p. 50)
Lo que acentúa como propuesta de estudio y análisis la estudiosa uruguaya es que:
“Una primera consideración es que el capitalismo funciona con un mecanismo
perverso de ocultar las verdaderas causas de los problemas para no hacer nada
sobre ellas porque afectan sus intereses, pero sí hacer negocios con la aparente cura
de los síntomas”(Ibídem.)
Al tiempo que emite su consideración sobre el sistema funcional del capitalismo,
nos muestra cómo el mismo sistema convierte el problema en uso económico y
alejándolo volviéndolo caótico para reducirlo a “efectos”.
“Mientras tanto los estados gastan enormes recursos públicos en medidas de
prevención, contención y tratamiento que tampoco actúan sobre las causas, por lo
que estas formas de “enfrentar” los problemas se transforma en negocio cautivo
para algunas empresas transnacionales, por ejemplo con vacunas, medicamentos,
insumos médicos”. (Ibídem. Loc. cit.)
El Covid-19 entierra muchas hipótesis y procedimientos de salud que han normado
algunas instituciones encargadas de facilitar informaciones importantes para
cualquier solución de cura. La crisis del discurso médico se hace visible en
instituciones de salud, y sus procedimientos negativos o positivos como praxis; lo
que tampoco encubre aspectos y elementos que ayudan a crear pistas de
comprensión del proceso sanitario, sus anomalías y progresos.
Según la estudiosa uruguaya
“El Covid-19 es una cepa de las coronavirus que provoca enfermedades
respiratorias generalmente leves, pero que pueden ser graves para un pequeño
porcentaje de los afectados debido a su vulnerabilidad”. (Ver pp. 50-51, op. cit.)
Sin embargo, y según puntualiza Ribeiro
“Otras cepas de coronavirus causaron el síndrome respiratorio agudo severo
(SARS por sus siglas en inglés), considerado epidemia en Asia en 2003, pero
detectado desde 2004 y el síndrome respiratorio agudo de Oriente Medio (MERS)
en 2012, también prácticamente desaparecido”. (pp. 50-51)
La enfermedad que ocupa la atención de los humanos del planeta Tierra ha
levantado toda una dimensión de opiniones que cada vez más satura los diversos
radios de informaciones confiables, contradictorias y aparentes. Las condiciones
precarias que subyacen a los modos de vida de barrios en zonas urbanas,
periféricas y suburbanas, activan el contagio, la separación de sujetos enfermos con
el fin de evitar el golpe pandémica y la muerte en esos espacios sociales.
Algo que como hecho presenta expedientes sobre la “destrucción de hábitats
naturales”, es la repetida suma de imágenes que dan cuenta de los efectos
negativos que afectan el contexto de vida y movimiento de presencia en sociedades
complejas y conflictivas. En nuestro caso, el daño a los ríos, a la flora y la fauna, el
aumento de vertederos, basureros, en los diferentes lugares, contribuyen a crear
focos infecciosos y contaminantes que activan, desarrollan enfermedades y causan
líneas destructoras de la salud dañando la calidad de vida de nuestros ciudadanos.