Voces y ecos
RAFAEL PERALTA ROMERO
rafaelperaltar@gmail.com
Especial para Quisqueyaseralibre.com
La experiencia dicta las mejores crónicas. Ejemplo de ello son las
impresiones recogidas por la escritora Sol Lora en una visita a
Miches, la tierra donde nací y fui bautizado. Ella la ha titulado:
“¡Qué bueno se siente en Miches!” A continuación, transcribo su
bello escrito:
¡Es increíble que aún no conozcas Miches! Acabo de llegar a
Santo Domingo con los labios aún ardientes de sabor por aquel
último café que, en su humareda de nuez moscada, nos
ofrecieran las manos preñadas de sueños de doña Italia, en su
típico escondite de sabores, flotando del carbón y la leña que
latía en los fogones chispados de su hogar, comedor obligatorio
para todos los que se hincan en el corazón de Miches.
Pescado con coco y orégano quemado; la masa del cangrejo,
bañada en el sudor de especias naturales; el maravilloso seviche
(jugoso y fresco), preparado de la mano de un vecino; el lazo
fraternal con que nos atan los semblantes del michero,
extendido en mano de amistad y aquellas bocas-sonrisas,
abiertas en su abrazo…
Miches cautiva con asombro en su largo paseo de azules de mar
y verdor de paisajes, en el adiós que hasta pronto nos espera a
que apuremos, con sed de promesa, el regreso…
El festival Artemiches ha sido toda una experiencia, una feria
vivificante; no solo por reunir pintores, escultores, artesanos,
escritores y poetas, músicos, personas de distintas entidades; lo
ha sido porque es un buen lugar, un pueblo virgen, cargado de
cuentos viejos e historias embriagadoras… Donde aún se
reconoce al individuo, por la trayectoria de amor y lealtad a sus
raíces; a su folklore, a su activa dedicación por el trabajo
compartido, al espíritu de hermandad que brota desde cada
rincón de una tierra colmada por el aliento humano…
Sélvido Candelaria, los hermanos Peralta Romero, Rossalinna
Benjamín, y tantos otros que fueron nuestros anfitriones en su
pueblo natal; quienes desbordaran en atenciones a un grupo que
pronto deseara retornar hacia aquel edén de misterio
conquistador y al rescate por un salpicón de mariscos en un plato
dispuesto por el sazón criollo, que puede aspirarse de patio en
patio, sudado de las estufas y calderos de gente única,
caracterizada porque sabe verdaderamente el significado del
valor que representa un amigo y lo justifica en sus acciones…
Gracias interminables, Miches, por regalarnos (a trozos de
saludos) un poema de dulzura, donde todos los allí convocados
supimos sentir el abrigo, inconfundible, de tu tierra que es de
todos los que te visitan…Sol Lora.