Las coincidencias en la izquierda son inmensamente superiores; algunas diferencias han impedido la unidad

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 Francis Santana  

El liderazgo de nuestra izquierda carece de suficientes argumentos para poder evadir su responsabilidad histórica de forjar ahora una vigorosa unidad del campo alternativo en la coyuntura por la que estamos atravesando en nuestro país y en América Latica.
Cualquier justificación para mantenernos distantes, separados, en reuniones bilaterales interminables y jugando a cuál es la fuerza principal, no es más que una mayúscula inconsecuencia política, vista desde cualquier ángulo de la lucha revolucionaria.

En ningún otro momento, en más del medio siglo recién transcurrido, se había presentado una coyuntura tan propicia para unir a lo mejor de la nación dominicana, tras claros y alcanzables objetivos de reformas y transformaciones democráticas.

Ya hemos planteado reiteradamente esos factores que contribuyen poderosamente a que ahora nos unamos las fuerzas democráticas y de izquierda, organizadas o no.

Sintéticamente podemos afirmar que los aspectos predominantes que pueden favorecer la referida unidad son los siguientes:

El desprestigio del partidarismo tradicional de derecha y neoliberal.

El declive de la aceptación del presente gobierno de Luis Abinader, del PRM y sus aliados.
Una crisis económica que golpea a la mayoría de la población, principalmente al campesinado, a los moradores de barrios marginados, a la clase obrera y a sectores de clase media; siendo la inflación una de las más crudas expresiones de esta crisis, que se ha profundizado debido a las secuelas de la pandemia del COVID-19 y a la guerra en Ucrania.
El inicio de un amplio y unitario movimiento de lucha que se está manifestando prácticamente en todas las regiones del país y en los más variados sectores sociales.

Todos esos factores, junto a la nueva ola de victorias de las fuerzas progresistas y de izquierda en América Latina, configuran una situación sumamente interesante para ser aprovechada en la dirección de acumular fuerzas de manera ascendente y disputarles el poder político a distintos niveles al partidarismo neoliberal y a la oligarquía criolla.

Esos elementos que evidentemente coadyuvan a que nos unamos, encuentran un terreno bastante fértil en la actualidad, en las filas democráticas y de la izquierda, ya que la mayoría de las organizaciones de esta naturaleza, coincidimos en la necesidad de participar unitariamente en el proceso electoral del 2024, simultáneamente con el impulso vigoroso de las luchas sociales.

Hemos manifestado por distintos medios y en reiteradas oportunidades, que la izquierda que está de acuerdo en participar en las elecciones, tiene una visión programática común y cónsona con el método para seleccionar las candidaturas a distintos niveles electivos.
Entonces, ¿dónde se encuentra el obstáculo que ha impedido hasta el día de hoy, concretizar la anhelada unidad de la izquierda revolucionaria y de otras organizaciones alternativas y personas con visión y metas comunes?
Sobre esto no se quiere opinar, se viene tratando como si fuese un tema prohibido, se ha preferido mejor andar por las ramas sin ir las raíces del problema. Es mucho más cómodo y mucho menos polémico; pero no correcto, porque mientras seguimos dando interminables vueltas y haciendo piruetas de circo; el tiempo corre, se agota, las elecciones del 2024 se aproximan, y no terminamos de detenernos a pensar que el tiempo que dejamos pasar sin cumplir las tareas que reclama la coyuntura, es absolutamente irrecuperable y que además, llegar tarde a las elecciones, es exactamente lo mismo que hacer un pobre y ridículo papel, como lamentablemente ya lo hemos hecho en el pasado.

La gran verdad por la que aún no nos hemos unido, no obstante tener tantas coincidencias en la lectura de la presente coyuntura, es porque hay organizaciones que no terminan de romper su inclinación a unirse con el actual partido de gobierno, y cuando llegamos al momento de arribar a un determinado acuerdo electoral, y el Movimiento Patria para Todos y Todas (MPT) plantea que esa unidad no puede incluir a ningún partido neoliberal, incluyendo por supuesto al PRM, (actual partido de gobierno) hasta ahí llega el entusiasmo unitario de dirigentes y organizaciones democráticos y de izquierda, que aún no han roto de manera total sus lazos con el PRM, luego de haber participado aliados a distintos niveles en las elecciones del 2020.
Y cuando decimos que la unidad que postulamos no puede permitirle a ninguna de sus organizaciones y personas integrantes de esta, hacer alianzas o acuerdos con terceros que puedan afectar la unidad alcanzada; hasta ahí llega el interés por la unidad, produciéndose a partir de esto, una especie de España Boba en las relaciones y de evidente enfriamiento en los trabajos e iniciativas unitarios.

Patria para Todos y Todas, ha sido suficientemente categórica, en el sentido de que, en la presente coyuntura, la unidad debe ser entre fuerzas, sectores y personas del campo popular, democrático y de izquierda.
También valoramos, siendo coherentes con nuestra posición y punto de vista tácticos, que la candidatura presidencial de la unidad tiene que estar encarnada en un hombre o en una mujer de probada tradición de lucha junto al pueblo, democrática y de izquierda, sin pactar unidad o acuerdo electoral con partido neoliberal alguno, esté o no en el gobierno.

Y que aquella organización o persona que esté apoyando o siendo parte del presente gobierno oligárquico y servil al poder extranjero o estar en cualquier partido neoliberal, tiene necesariamente que romper de manera convincente sus vínculos con el gobierno o esos partidos, como condición imprescindible para poder ser parte de la unidad que impulsamos.

Esas son las diferencias fundamentales que existen hoy en el debate entre las organizaciones que estamos de acuerdo en participar en el proceso electoral del año 2024. Diferencias que debemos tratarlas con madurez, con alto sentido de responsabilidad, sin atropellarnos, apostando a unirnos, hacerlo a tiempo y garantizando que la unidad lograda, podamos llevarla más allá del 2024, siempre enfocados en conquistar y construir el poder de las mayorías.
Tenemos otras diferencias, pero son muy secundarias.
Los partidos neoliberales, estén en el gobierno o en la oposición, junto a la dominación extranjera, constituyen nuestros blancos de ataque y el PRM como partido que en la actualidad ejerce el poder político de la nación, es nuestro blanco principal.

Mensaje difundido bajo la protección del Art. 19 de la Declaración de Derechos Humanos, que señala: «Todo persona tiene derecho a la libertad de opinión y expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión». Asamblea General de la ONU   a  10.12.1948.

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