La paradoja se instaló hace tiempo en la Casa de Gobierno. Por eso vemos que a escasos días de que el presidente Luis Abinader despachara tres cartas invitando a los expresidentes Hipólito Mejía, Leonel Fernández y Danilo Medina a una reunión de alto nivel para hablar sobre el tema haitiano, el vocero salió diciendo que los señores del Palacio se mantienen firmes en las 15 medidas tomadas contra la migración ilegal, ergo, no habrá plan de regularización para los extranjeros.
¿Será que Abinader quiere invitarles a un café para socializar? ¿Qué sentido tiene invitarlos a dialogar, si al final seguirán con su plan? ¿Los van a usar para darles visos de concertación o repartir las culpas si la comunidad internacional se queja?
Ya sabíamos que el estilo del Gobierno es la búsqueda de la validación silente, pero nunca había llegado tan lejos. Hasta ahora se limitó a invitar a la prensa a ruedas de prensa/actividades, sin permitir preguntas o enviar notas de prensa de actos a los que no invitan, como si nuestro papel fuera el de ser loros de la política estatal.
En los ministerios ya nadie habla como si hubieran amordazado a viceministros y directores. Cubrir o no cubrir, es lo mismo, porque no se consigue nada adicional. Son malos tiempos para la prensa, que tendrá que empantalonarse y reaccionar.