FOGARATE
RAMÓN COLOMBO
Cuando uno echa la mirada hacia el siglo XIX y ve a todos esos señores de grandes bigotes y barba bien cuidada, reloj de leontina en el chaleco, sombrero de copa, botas con polainas blancas y un eterno discurso republicano para salvar a una patria que, según parece, siempre ha estado en peligrosos trances (como una mujer golpeada y disputada por sus peores amantes), se resiste a aceptar que hoy, cuando ya pasaron de moda bigotes, barbas y polainas, la patria sigue teniendo el mismo tipo de amantes y resulta cada vez más difícil salvarla, porque han hecho que descienda a hacer esquina precisamente a la Duarte, mostrando sus mejores dotes carnales.