El ejemplo de don Zaro por Rafael Peralta Romero

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Voces y ecos

RAFAEL PERALTA ROMERO
rafaelperaltar@gmail.com

Especial para Quisqueyaseralibre.co

Payita es una comunidad semirrural que junto con Arroyo Salado
forma un distrito municipal, adscrito al municipio Cabrera, en la
provincia María Trinidad Sánchez. La tierra sirve a la agricultura y
la ganadería sin ignorar su vocación turística. Como paradoja, allí
las riquezas conviven con la pobreza y las carencias.
No todos, de sus poco más de 9,000 habitantes tienen iguales
oportunidades de acceso a salud, educación y alimentación. Los
payiteros esperan y merecen algo más. El pasado 21 de julio se
cumplió el primer año del funcionamiento de una institución que
tiene entre sus objetivos remediar esas viejas insuficiencias.
Desde hace tiempo, los programas oficiales en estas áreas
resultan insuficientes. Su objetivo general consiste en apoyar
iniciativas que permitan a los más pobres el desarrollo integral
de la persona, la familia y la comunidad. Se trata de la Fundación
Don Zaro, la cual honra la memora del señor Nazario Ozoria
Mosquea.
Este señor vivió entre 1928 y 2010, tuvo su casa y su parcela en
Payita y se distinguió como hombre de bien. Sus hijos, sus nietos
y otros parientes han creado la organización, no para idolatrarlo,
sino para poner en práctica su ejemplo de servicio,
emprendiendo con ese fin acciones en beneficio de la
comunidad.

Como objetivos específicos, la entidad apoya la educación de
niños y jóvenes de escasos recursos económicos, para que
puedan lograr un oficio o carrera que les permita su realización
personal y servir a la sociedad. Por igual, busca elaborar e
impulsar proyectos de desarrollo comunitario sostenibles,
conforme a la solidaridad y el bien común.
La agricultura es otra vía mediante la cual la Fundación Don Zaro
se propone contribuir al mejoramiento de la vida en Payita-
Arroyo Salado. Con la creación de pequeños y medianos
proyectos agrícolas, quiere ayudar a los labradores a desarrollar
fuentes de ingresos que les permitan crecer humana, social y
económicamente.
Don Zaro y su esposa, Altagracia Acosta, procrearon tres hijos:
Francisco, Secundino y José Miguel. Criaron otras tres:
Guadalupe, Francisca y Fidelina, a quienes los muchachos Ozoria
acogieron plenamente como hermanas. Todos colaboran con la
fundación, inspirados en el ideal de servicio y solidaridad que
motiva la fe cristiana.
Los valores que la rigen dicen mucho de esta organización: fe,
caridad, solidaridad, honestidad, unidad, trabajo, superación,
desarrollo, amistad, optimismo y creatividad. La persona que
funge de presidente resulta un valor agregado. Su nombre:
Francisco Ozoria Acosta, payitero de nacimiento y arzobispo
metropolitano de Santo Domingo.

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