El presidente que tenía como libro de cabecera a Adolf Hitler ¿Qué revelan los testimonios de Ivana Trump y John Kelly sobre el interés de Trump por Hitler?
Las controversias sobre Donald Trump y su supuesto interés por Adolf Hitler han marcado un enconado debate en la política estadounidense. Desde los relatos de su exesposa Ivana Trump hasta testimonios de figuras clave de su administración, este reportaje analiza las raíces de estas acusaciones, su impacto en la opinión pública y las posibles implicaciones para la peculiar democracia americana
POR MÁXIMO RELTI PARA CANARIAS SEMANAL.ORG
Desde que Donald Trump ascendió al escenario político como el líder más controvertido y como presidente de Estados Unidos, su vida personal y profesional ha estado bajo una intensa lupa de los medios de comunicación de todo el mundo. Una de las controversias más persistentes ha estado relacionada con su supuesto interés por Adolf Hitler, alimentada por anécdotas personales, testimonios de figuras cercanas y comportamientos públicos que han llevado a muchos a cuestionar sus valores y motivaciones políticas.
En este reportaje trataremos de abordar en profundidad las raíces de estas controversias, los testimonios que las alimentan, los paralelismos históricos y las implicaciones más amplias para la democracia y la política estadounidense.
IVANA TRUMP Y EL ENIGMÁTICO LIBRO EN LA MESITA DE NOCHE
La conexión más conocida entre Donald Trump y Adolf Hitler se encuentra en las conocidas declaraciones de su primera esposa, Ivana Trump, quien en una entrevista para la revista Vanity Fair en 1990 relató que Trump tenía un ejemplar de My New Order, una recopilación de discursos de Hitler, guardado en la mesita de noche junto a su cama. Según contaba Ivana, el libro formaba parte de su pequeña biblioteca personal y era un objeto que parecía haber captado todo su interés.
My New Order no es exactamente un libro escrito por Hitler, sino una recopilación de sus discursos desde 1918 hasta 1939, acompañados de comentarios que analizan la reacción de las masas y el impacto de su retórica. Este material ha sido usado a menudo como objeto de estudio para entender las estrategias propagandísticas y de manipulación masiva utilizadas durante el Tercer Reich.
Cuando el periodista de Vanity Fair preguntó a Trump sobre este libro, negó haberlo leído por completo y declaró:
“Si tuviera estos discursos —y no estoy diciendo que los tenga—, nunca los leería”.
A continuación, Trum aseguró que el libro había sido un regalo de su amigo Marty Davis, un editor que confirmó habérselo obsequiado. Sin embargo, Davis afirmó que no hubo intenciones políticas detrás del regalo, describiéndolo simplemente como una curiosidad histórica.
Estas declaraciones se volvieron rápidamente un tema candente en los medios y alimentaron teorías sobre la posible predilección de Trump por líderes autoritarios, especialmente aquellos que lograron hacerse con un poder absoluto mediante técnicas de manipulación de masas.
LAS DECLARACIONES DE JOHN KELLY: «HITLER HIZO COSAS BUENAS»
Otro testimonio relevante proviene de John Kelly, ex jefe de gabinete de Trump entre los años 2017 y 2019. En una entrevista reveladora publicada en 2024 por Business Insider, Kelly afirmó que Trump expresó en más de una ocasión admiración por Hitler, diciendo frases como «Hitler hizo cosas buenas». Esta afirmación estaría vinculada a su percepción de que el régimen nazi había impulsado una supuesta recuperación económica en Alemania.
Kelly también señaló que Trump solía elogiar a líderes autoritarios y cuestionaba el sistema democrático de Estados Unidos, sugiriendo que las instituciones limitaban su capacidad para gobernar. Según Kelly, Trump estaba fascinado por la supuesta lealtad que Hitler recibía de sus generales, llegando a expresar en privado su deseo de tener oficiales militares tan obedientes como los que supuestamente tuvo el régimen nazi.
Sin embargo, cuando se le informó que muchos generales nazis habían conspirado para asesinar a Hitler, Trump pareció sorprendido, lo que evidenció una proverbial superficialidad en el conocimiento de la historia del Tercer Reich.
¿ADMIRACIÓN POR LÍDERES AUTORITARIOS?
El interés de Trump por figuras de poder no se limita a Hitler. A lo largo de su carrera política, ha manifestado admiración por líderes con características autoritarias como las que parecen caracterizar Viktor Orbán o Vladimir Putin.
En un mitin celebrado en 2023, Trump calificó al primer ministro húngaro Viktor Orbán como «un líder fantástico» y elogió su capacidad para mantener el control político en su país. Estas declaraciones reforzaron las preocupaciones de que Trump podría estar utilizando su plataforma política para emular ese tipo de autoritarismos.
En 2024, durante un mitin en Iowa, Trump volvió a generar polémica al usar el término “envenenar la sangre de nuestro país” al referirse a la inmigración ilegal. La frase, cargada de connotaciones racistas, recordó a muchos la propaganda racial utilizada por el régimen nazi. Aunque Trump no hizo referencia directa a Hitler en ese momento, la elección de palabras fue considerada por los medios de la comunicación política como una estrategia calculada para movilizar emociones negativas entre su base de apoyo.
TESTIMONIOS ADICIONALES: UNA OBSESIÓN CON EL PODER ABSOLUTO
Además de ex esposa Ivana Trump y John Kelly, otras figuras que trabajaron estrechamente con Trump han ofrecido relatos que refuerzan la percepción de su interés en figuras autoritarias. Michael Wolff, por ejemplo, autor de Fire and Fury: Inside the Trump White House (2018), describió a Trump como alguien obsesionado con la dominación y el control absoluto, características que él mismo asociaba con líderes históricos como Hitler.
Wolff relató que en una reunión privada, Trump comentó cómo admiraba la capacidad de Hitler para «controlar a su público». Aunque esta afirmación no fue confirmada por otros asistentes, Wolff sugirió que la fascinación de Trump no radicaba necesariamente en una simpatía ideológica, sino en su interés por la retórica y la manipulación como herramientas de poder.
Por otro lado, Stephanie Grisham, ex secretaria de prensa de la Casa Blanca, reveló en su libro I’ll Take Your Questions Now (2021) que Trump solía preguntar a sus asesores sobre cómo podría ampliar sus poderes presidenciales. Según Grisham, estas preguntas a menudo mostraban un desconocimiento sobre los límites legales y constitucionales del cargo, y reforzaban la idea de que Trump aspiraba a un estilo de liderazgo más autoritario.
ANÁLISIS HISTÓRICO: SIMILITUDES Y DIFERENCIAS
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Historiadores y politólogos han debatido ampliamente la entre Trump y líderes fascistas como Hitler. Richard J. Evans, un experto en la Alemania nazi, ha señalado que, aunque Trump no es un fascista en el sentido clásico, comparte ciertas estrategias retóricas y de manipulación. Entre ellas, Evans destaca el uso de la mentira como herramienta política, el culto a la personalidad y la explotación de los miedos colectivos para consolidar el poder.
Por su parte, Robert Paxton, historiador especializado en el estudio del fascismo, reconsideró su postura inicial sobre Trump tras los eventos del 6 de enero de 2021. En un artículo publicado por El País, Paxton afirmó:
“Trump encaja ahora en la definición de un líder fascista. Su capacidad para movilizar a las masas mediante la desinformación y su desprecio por las instituciones democráticas lo acercan peligrosamente a este modelo político”.
IMPACTO EN LA POLÍTICA ESTADOUNIDENSE
Las controversias sobre el interés de Trump en Hitler y su supuesta afinidad por ideas autoritarias han tenido impacto en la política estadounidense. Por un lado, han intensificado la polarización entre sus seguidores y detractores. Para sus oponentes, estos relatos refuerzan la narrativa de que Trump representa una amenaza para la democracia y los valores fundamentales de Estados Unidos. Para sus seguidores, en cambio, estas acusaciones son vistas como parte de una campaña de desprestigio por parte de los medios de comunicación y las élites políticas.
El interés de Donald Trump por Adolf Hitler, ya sea a través de lecturas, comentarios o paralelismos en su estilo político, sigue siendo un tema que mantiene en los Estados Unidos dividida a la opinión pública, generando enconados debates.
En cualquier caso, las peculiares características de la personalidad de Donald Trump no solo ponen en evidencia las complejidades de la figura de Trump, sino también cuál está siendo en estos momentos el sentido de la batalla que se está produciendo en la política y la economía estadounidense.
En Estados Unidos, está teniendo lugar una dura confrontación dentro de su propia clase dominante, marcada por el enfrentamiento entre dos fracciones de la oligarquía. Por una parte, aquella vinculada al capital financiero internacional y a las grandes corporaciones transnacionales, que han promovido durante décadas la deslocalización industrial hacia países con mano de obra más barata. Este grupo, defensor del libre comercio y de la globalización, ha impulsado el predominio de Wall Street y un sistema financiero desvinculado de las economías productivas nacionales.
PERO, ¿CUÁL ES REALMENTE LA BATALLA QUE ESTÁ TENIENDO LUGAR EN EL SENO DE LA CLASE DOMINANTE ESTADOUNIDENSE?
Por otro lado, en plena emergencia se encuentra otra facción en la clase dominante que aboga por un regreso al proteccionismo económico, la recuperación industrial interna y el reforzamiento de la hegemonía estadounidense sobre América Latina, su tradicional “patio trasero”. Este bloque, representado políticamente por figuras como Donald Trump, trata de proceder a una reorganización del capitalismo estadounidense que lo ponga en condiciones de hacer frente a la competencia global, promoviendo políticas que prioricen los intereses económicos en la fracción oligárquica que representan, en detrimento de los acuerdos multilaterales.
Se trata, pues, de un litigio de intereses que se dirime entre los intereses de los dos grandes bloques hegemónicos del capitalismo estadounidense, en el que poco tienen que ver los de las clases populares de ese país, aunque estas últimas sean deliberadamente utilizadas por ambas fracciones para inclinar la balanza a favor de una o de otra.
Algunas de las fuentes consultadas
- Vanity Fair (1990): Ivana Trump revela que Donald Trump guardaba discursos de Hitler junto a su cama
- Business Insider (2024): John Kelly afirma que Trump dijo «Hitler hizo cosas buenas»
- People (2024): Trump expresó deseo de tener generales como los de Hitler
- El País (2024): Robert Paxton analiza el liderazgo de Trump
- The Independent (2023): Trump usa retórica nazi en discurso sobre inmigración
- Vozpópuli: Richard J. Evans sobre Trump y el fascismo
- I’ll Take Your Questions Now (2021), Stephanie Grisham