Es urgente la formación del Movimiento Femenino Revolucionario
La situación de las mujeres trabajadoras en Colombia, pese a las leyes contra el feminicidio, la línea púrpura, las secretarias de la mujer etc., etc., sigue siendo de doble explotación y opresión. En los sitios de trabajo, las mujeres viven infiernos de acoso laboral, ambientes hostiles, acoso sexual; sin contar con que se mantienen las brechas salariales respecto a los hombres, así como diferencias en las cifras de desempleo, por el simple hecho de ser mujeres.
Según la ONU Mujeres «El porcentaje de mujeres que trabajan a tiempo parcial es mayor que el de los hombres. En muchas ocasiones, las mujeres reducen su jornada para hacer frente al trabajo no remunerado de cuidado de sus familias, especialmente a raíz de su maternidad. Los trabajos a tiempo parcial están peor remunerados que los trabajos a tiempo completo».
Las consecuencias de ello, por supuesto, radican en menos salario para las mujeres, no solo porque en mayor porcentaje son empleadas a tiempo parcial, sino porque incluso laborando la misma cantidad de horas, las mujeres cobran menos dinero que los hombres, porque sus empleos son concebidos como de «tiempo parcial».
Y si se habla de los tipos de empleo, las mujeres se desempeñan en los peores: «…tienen menos posibilidades de obtener empleos de mayor nivel, y de progresar en su carrera profesional, siendo la maternidad una de las circunstancias que provocan esa discriminación». A esto se suma que un alto porcentaje de mujeres se desempeñan en trabajo de cuidados, servicios generales e incluso educación, labores que históricamente se han establecido como exclusivas de las mujeres -aunque ya se estén incluyendo hombres en servicios generales por ejemplo- y peor remuneradas por los explotadores respecto a otro tipo de empleos.
Pero no solo el aspecto laboral es una condena para las mujeres; en lo social su situación es tétrica. Si se habla de los efectos de la guerra, de acuerdo con el informe de la Comisión de la Verdad más de 350 mil víctimas hacen parte de poblaciones indígenas y de esta cifra casi el 52% fueron mujeres; lo más terrible de esto, es que la guerra lejos de desaparecer se viene agudizando y son las mujeres las que más sufren los efectos de ella, la misma realidad sigue mostrando incremento en las cifras de feminicidios, abuso sexual, violencias de todo tipo contra mujeres y niñas, prostitución, desapariciones…
A esta sombría realidad las instituciones del Estado burgués responden con protocolos y rutas, que en la mayoría de los casos terminan en revictimización, demostrando la ineficacia de la justicia respecto a los agresores y feminicidas y visibilizando que cuando actúan rápidamente, lo hacen porque las mismas masas se organizan, luchan y exigen justicia ante los casos que ya no pueden esconderse. Es claro entonces que aunque se desplieguen líneas, hogares de protección y hasta leyes para atender la situación de la mujer no es suficiente.
Y no se trata de no utilizar las líneas o no acudir a la justicia, se trata de comprender que un Estado que defiende los intereses de los explotadores, no resolverá la situación de la mujer, porque como lo expresa la Plataforma para el Movimiento Femenino Revolucionario (MFR) «La opresión de la mujer surge con la propiedad privada, la división de la sociedad en clases y la sumisión de la familia al poder paterno; esta situación de opresión ha estado invariable durante el esclavismo, el feudalismo y el capitalismo, donde la condición de las mujeres está sustentada en relaciones de propiedad, de la misma forma en que se ejercen sobre los medios de producción y las relaciones sociales de producción que engendran, es decir, las mujeres son consideradas una propiedad». y esta situación de opresión, en el capitalismo imperialista se duplica, se agudiza y se suma al problema de la doble explotación para las trabajadoras.
De ahí que para responder a esta situación hay que luchar, y hacer consciente al movimiento de masas en general de la necesidad de levantar la bandera de la emancipación de la mujer. Las mujeres en especial necesitan organizarse de manera revolucionaria para luchar por mejores condiciones de vida y de lucha, porque su emancipación está íntimamente ligada con la emancipación de la clase obrera y su papel en esta gesta es determinante; es decir no es opcional, no es de apoyo, no es el papel de estar a la sombra del hombre ¡NO! es un trabajo hombro a hombro por la liberación de la humanidad y de las mujeres mismas.
Entonces, este es un llamado a conformar un movimiento revolucionario de las mujeres, un movimiento que no se conforme con la igualdad jurídica y legal que da el capitalismo, sino que arranque sus derechos con la lucha organizada y los ligue directamente con la emancipación de los desposeídos, es eso lo que se necesita hacer para afrontar esta situación, porque como decía el dirigente obrero alemán Augusto Bebel: «¡La mujer y el trabajador tienen en común su condición de oprimidos!», «¡La emancipación de las mujeres forma parte de la liberación del proletariado!».
Por esto desde Revolución Obrera en este mes de noviembre, desataremos una campaña sobre la situación de la mujer. Nuestros apreciados lectores y seguidores tendrán a su disposición un suplemento especial impreso, con interesantes artículos sobre la situación de las mujeres en Colombia y en el mundo. Así mismo, contenido digital especial para que a través de esta campaña se promueva la organización revolucionaria de las mujeres, pero también para que se conozca la historia de aquellas mujeres invisibles, que con su lucha han aportado a la emancipación de la mujer. Pero sobre todo, con artículos dirigidos a la necesidad de construir y hacer realidad el MFR, cuya base son los comités de mujeres, una tarea ineludible mucho más en este mes en que se conmemora el «Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer», fecha que como comunistas empuñamos firmemente, porque comprendemos el papel que desempeñan las mujeres en la sociedad y su transformación.
Empuñar con firmeza la tarea de construir el MFR empezando por concretar comités de mujeres, es parte de esta campaña y el llamado a todas las mujeres y al movimiento en general es a vincular a las compañeras en los sitios de trabajo a la organización sindical, a las compañeras campesinas e indígenas a los comités de mujeres en sus resguardos y lugares de trabajo y vivienda en el campo, a las estudiantes, a las recicladoras.. en fin, acercar a las mujeres trabajadoras a la lucha revolucionaria y de clases, impidiendo que las importantes reivindicaciones obtenidas sean para acomodarse dentro del sistema capitalista; por el contrario, utilizarlas como condición para continuar en la lucha por el poder político, ese que en manos de la burguesía, mantiene vivo a este podrido sistema.
Desde el portal Revolución Obrera llamamos a desarrollar la campaña sobre la situación de la mujer, construyendo un Movimiento Femenino Revolucionario que levante la bandera de la emancipación de la mujer como parte de la lucha general contra el capitalismo imperialista; un Movimiento Femenino Revolucionario basado en unos principios y una plataforma de lucha firmes en el combate al sistema económico actual y su Estado burgués, principal causa de la opresión y explotación a la mujer.