FOGARATE
RAMÓN COLOMBO
Ayer conversé con un viejo. De esos que cuentan aún mosaicos imaginarios en las aceras de la ciudad vieja. Y empezábamos a dialogar pacientemente sobre las «vertientes epistemológicas de la conflictualidad epocal». Y empezaba a reír cuando me exhortó a reconvenir sobre la calidad de los políticos de hoy. Y yo le cité discursos, contradicciones, paradigmas, propuestas, soluciones históricas, contradicciones de clases. Y nada. El viejo no cree en nada de eso, porque –me dijo – ningún político vale si no es capaz de inventar una frase como esta de Trujillo: «Mis mejores amigos son los hombres de trabajo». (No dije ni una palabra más).