Claro, el discurso del presidente Luis Abinader ante la asamblea general de la Organización de las Naciones Unidas fue un nuevo grito a la comunidad internacional ante la crisis que sacude a Haití desde hace más de tres años. “Mientras la seguridad nacional de mi país esté implicada, no cesaré de reclamar por la estabilidad de Haití”, dijo Abinader poco después de haber afirmado que esa es una necesidad estratégica no solo para la seguridad del país, sino para toda la región.
Nueva vez Abinader citó la carga que significa la migración haitiana para RD y reclamó a los países que no han aportado al fondo fiduciario para Haití: a mayo solo se habían recibido US$21 millones de los US$600 millones estimados para cubrir los costos de la misión keniana. En junio Estados Unidos aportó US$109 millones.
Abinader también volvió a desconocer la legitimidad de la reelección de Nicolás Maduro, rechazó la propensión de los líderes a perpetuarse con la reelección indefinida y mencionó la reforma constitucional criolla que busca consolidar el límite a la reelección presidencial a dos períodos consecutivos y nunca más.
Abinader duró 14 minutos y 16 segundos en leer 1,924 palabras (10 páginas). Ojalá que no se haya convertido en un moderno fray Antón de Montesinos.
