Abogaba por rechazar los enfrentamientos étnicos y por la revolución proletaria internacional
En la madrugada del 4 de diciembre de 1969, un joven revolucionario de los Estados Unidos era abatido por el Estado mientras dormía al lado de su novia embarazada. Fred Hampton, con solo 21 años, había desafiado junto a sus compañeros de militancia al sistema capitalista y racista de Estados Unidos (…).
Por ARTURO INGLOTT PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
En la madrugada del 4 de diciembre de 1969, un joven revolucionario de los Estados Unidos era abatido por el Estado mientras dormía al lado de su novia embarazada.
Fred Hampton, con solo 21 años, había desafiado junto a sus compañeros de militancia al sistema capitalista y racista de Estados Unidos. Su crimen fue trabajar por la unión de todos los oprimidos y predicar la solidaridad de clase frente a la división racial promovida por los poderosos.
Fred Hampton nació el 30 de agosto de 1948 en Summit, Illinois. Desde niño, sus padres le inculcaron valores de justicia e igualdad, arraigados en su experiencia como una familia afroamericana trabajadora. Hampton mostró temprano un talento para la oratoria y un sentido profundo de justicia social. Estas cualidades lo impulsaron a involucrarse en actividades comunitarias y en la lucha por los derechos civiles.
En el instituto, Hampton no solo fue un estudiante destacado y un atleta talentoso, sino también un líder nato en la lucha por la justicia. Tras graduarse, asistió a Triton Junior College con la esperanza de convertirse en abogado, decidido a defender a los oprimidos también desde los intersticios que permitía el marco legal.
Su activismo comenzó formalmente en la Asociación Nacional para el Progreso de las Personas de Color (NAACP), donde presidió el consejo juvenil de su localidad.
Hampton trabajó incansablemente para mejorar las condiciones de vida en su comunidad, ganándose rápidamente la atención de otros activistas y organizaciones. Su carisma y habilidades de liderazgo lo convirtieron pronto en una figura prominente.
En 1968, Hampton se unió al Partido Pantera Negra, una organización revolucionaria que abogaba por la autodefensa de la comunidad negra y la lucha contra la opresión sistémica.
Como presidente del capítulo de Illinois del partido, Hampton promovió una coalición interracial, la «Coalición del Arco Iris», que unía a afroamericanos, latinos, blancos pobres y otras minorías en la lucha conjunta por la justicia social.
![[Img #79659]](https://canarias-semanal.org/upload/images/07_2024/9046_fred-speecht.jpg)
Otra de sus iniciativas más destacadas fue la creación del programa de Desayunos Gratis para Niños, que proporcionaba alimentos a miles de niños desfavorecidos en Chicago, asegurando que comenzaran su jornada escolar bien alimentados.
Además, impulsó la creación de clínicas de salud comunitarias que ofrecían atención médica gratuita, llenando un vacío crucial en los servicios de salud para las comunidades más pobres.
Estas acciones no solo abordaban necesidades inmediatas, sino que también desafiaban el abandono sistemático de las comunidades negras por parte del Estado.
COINTELPRO: EL PROGRAMA DE J. EDGAR HOOVER CONTRA LOS «SUBVERSIVOS»
![[Img #79656]](https://canarias-semanal.org/upload/images/07_2024/9515_hoover.jpg)
Huelga decir que este activismo político convirtió a Hampton en una “peligrosa amenaza” para las clases dominantes de los Estados Unidos y el Estado que las representa.
En 1967, fue identificado como un “radical subversivo”, y el gobierno desencadenó una operación para destruirlo.
El programa del FBI COINTELPRO, diseñado bajo el mandato de John Edgar Hoover para vigilar, infiltrar, desacreditar y desmantelar organizaciones consideradas subversivas, incluidas las que luchaban por los derechos civiles y otras causas sociales en los Estados Unidos, se centró en Fred Hampton con una ferocidad implacable. Las tácticas de los agentes del FBI incluían la desinformación, la infiltración y la provocación.
El 4 de diciembre de 1969, la brutalidad del Estado capitalista alcanzó su apogeo. Una unidad táctica del Fiscal del Estado del Condado de Cook, junto con el Departamento de Policía de Chicago y el FBI, irrumpió en el apartamento de Hampton.
Mientras dormía junto a su novia embarazada, los agentes abrieron fuego, asesinando a Hampton y a otro miembro de los Panteras Negras, Mark Clark.
La operación fue premeditada y ejecutada con precisión militar, evidenciando una intención clara de eliminar al joven revolucionario.
![[Img #79658]](https://canarias-semanal.org/upload/images/07_2024/9107_fredasesinado.jpg)
Las investigaciones posteriores revelaron la magnitud de la conspiración. Un informante del FBI había infiltrado el círculo íntimo de Hampton, proporcionando el plano del apartamento y detalles cruciales para la redada. A pesar de las evidencias de que Hampton estaba indefenso cuando fue asesinado, un jurado forense dictaminó que las muertes fueron «homicidios justificados».
La muerte de Fred Hampton desató una ola de indignación y protestas. Las revelaciones sobre COINTELPRO y los documentos asociados con los asesinatos confirmaron que el gobierno de Estados Unidos había perpetrado un crimen político para suprimir a la disidencia realmente peligrosa para los intereses del Estado.
LA VISIÓN UNITARIA Y CLASISTA DE FRED HAMPTON FRENTE A LOS DISCURSOS FRAGMENTADORES DE LA «IZQUIERDA WOKE»
![[Img #79657]](https://canarias-semanal.org/upload/images/07_2024/1950_fred_hampton.jpg)
“Se puede encarcelar a un revolucionario, pero no se puede encarcelar a la revolución”. —Fred Hampton, líder del Partido Pantera Negra de Chicago asesinado durante una redada policial patrocinada por el FBI.
A pesar de su corta vida Hampton dejó un legado duradero. Su visión de una coalición unida por la justicia social continúa inspirando a activistas en todo el mundo.
Fred Hampton fue un firme defensor del socialismo. En sus discursos, enfatizaba la necesidad de superar las diferencias étnicas y unir a las clases trabajadoras en una lucha común contra el sistema capitalista, que debería concluir con una «revolución proletaria internacional».
Lejos de las actuales visiones de la llamada «izquierda woke», que sitúa en primer término aspectos tales como el origen étnico de los colectivos, sus orientaciones sexuales o sus «identidades de género», Hampton tenía claro que el racismo, la discriminación y la segregación eran – y son – herramientas utilizadas por la clase dominante para dividir y controlar a los oprimidos. La «Coalición del Arco Iris» que formó fue un testimonio de su habilidad para reunir a diversas comunidades bajo una causa común. Incluía afroamericanos, latinos, blancos pobres, nativos americanos y otros, unidos en la lucha por la justicia social y económica.
Este enfoque y su capacidad para conectar con personas de diferentes orígenes demostraron su profunda comprensión de las dinámicas sociales y su habilidad como líder, pero fueron también, sin duda, los perfiles de su militancia que lo convirtieron en un líder tan peligroso para el establishment y que dieron lugar al crimen de Estado que acabó con su vida.
Hoy, Fred Hampton sigue siendo una figura emblemática en la lucha por los derechos civiles. Su vida y legado son una llamada constante a la acción, un recordatorio de la importancia de la solidaridad y la resistencia colectiva frente al capitalismo. En un mundo donde las desigualdades, la opresión y la injusticia, lejos de haber desaparecido, continúa creciendo, su visión y su proyecto de lucha por una sociedad más justa es más relevante que nunca.
