
En este día controversial tengo con confesar que sujeta a las leyes de la dialéctica, no se libra esta pecadora de ser un contradicción con patas. Y hoy es el día en que vengo como «española» a apostatar hasta del día en que nací, porque hoy que se celebra el día de la hispanidad en la Patria que la vida me endosó y en esta Patria Grande qué me acoge se conmemora el principio de las luchas por la liberación del colonialismo.
Hoy que los Pueblos Originarios recuerdan quinientos años de resistencia y genocidio, vengo cumpliendo años y no cualquier cifra, porque para colmo nací en el año de Golpe de Estado de Tejero y, coronando lo imposible me vinieron afectuosamente a nomenclar con el nombre de cierta reina católica qué infortunadamente compartía nombre con mis dos abuelas. Así es que estoy sentenciada y no por la «predestinación divina» a ser una pura contradicción entre lo que me tocó en «suerte» y lo que mi conciencia me ha dictado adoptar como principios de vida motivados por los efectos de la lucha de clases.
Y no es nada personal que quiera yo contar este cuento, sino que es para ilustrar, que siendo yo hija de jornaleros y producto de las condiciones en las que se desarrolló mi infancia y el resto de mi vida, no me escapo de contradicciones como estas o de cualquier otra. En mi familia nunca se celebró orgullo patrio nacional y menos todavía genocidio de Pueblos de ninguna parte, será por eso que luego busque en la literatura respuestas a ese firme convencimiento qué vi en esos humildes braceros qué fueron mi universo de niña, criminales se le llamaba a los colonialistas en mi casa. Luego quise saber cuales eran esos crímenes y heme aquí aprendiendo filosofía del joropo y materialismo histórico de la tradición ancestral del mapuche.
Aquí, en América Latina y el Caribe, se aprende mucho de lo que no se cuenta sobre economía, astronomía o física, en barrios y poblaciones, en comunidades donde la dialéctica se aprende observando la vida, pero el volcán Lonquimay no cotiza en la bolsa, y el Machu-Pichu es una atracción turística. Acá, el neoliberalismo empaña todo para destruirlo o convertirlo en negocio. Por lo que se sufre en este continente, es por ver que todo se sigue reduciendo a la lucha de clases y esta se solapa una y otra vez, bien sea por la descarada acción del imperialismo colonial y cinco siglos de desmanes sin empacho o por la también manipulación y perversión del sistema convirtiendo lo bueno y rico de la diversidad cultural en una prostitución folclórica.
Los pueblos originarios de América fueron sometidos también por otros pueblos sometidos a su vez, moriscos, judíos, guanches y gitanos. Fueron empujados a la perversidad del precipicio, conquistar o morir. A uno y otro lado del Atlántico, se expandió una «civilización» depredadora sin la que el capitalismo habría estado lejos de existir como lo conocemos. Es falsa la historia que nos han impuesto de que el continente americano fue conquistado por hombres superiormente desarrollados, apenas tecnológicamente lo eran, pero si es cierto que ante la necesidad de expansión y por el empuje de nuevas formas económicas, apuraron todos los mecanismos creativos y los destinaron en gran medida a la opresión colonial en todas sus formas y variantes. La ingente cantidad de recursos que demandaba el naciente capitalismo fue satisfecha a sangre y fuego, y no solo de este continente, que ahora está preñado de negros, zambos y mulatos. Con la invasión de América, nació una era colonial, que abandonó los márgenes del mediterráneo para convertirse en un fenómeno internacional.
El imperialismo como hoy lo conocemos, no es más que la derivada inevitable de aquella secuencia histórica ininterrumpida de saqueo y expolio, para «crecer» económicamente. Hay estadísticas para todo, pero no conozco, perdónenme si existen, estadísticas qué midan el nivel de desarrollo filosófico e intelectual de una sociedad. Modestamente, creo que se trata de una abstracción lo que estoy diciendo, pero en definitiva me sirve para advertir, sobre una realidad bien concreta y es que todo lo que se mide como desarrollo en el mundo, se hace con parámetros occidentales. Hasta cuando se habla de Bienestar, no se alude a la felicidad de los Pueblos y las personas, sino a la medida en artículos de consumo y el poder adquisitivo para conseguir estos artículos.
Tampoco conozco, si hay sesudos filósofos occidentales, salvo los marxistas, que se hayan dedicado a estudiar el robo de horas de la vida de los seres humanos para someterlos a la explotación del hombre por el hombre, porque el tiempo para la propia vida en los países «civilizatorios» coloniales, parece carecer de todo valor. El tiempo es una unidad limitada de vida que cada individuo disfruta o padece, pero que no tiene posibilidad de ser transferida y en eso radica uno de los grandes problemas de la humanidad. El hombre vive un tiempo limitado,y además está obligado a ocuparse de sobrevivir y obtener los recursos necesarios para que su tiempo no expiren abruptamente. Si otro hombre se apropia del tiempo de otro hombre, sencillamente, lo está privando de vida. Si la cortina de humo sobre esa sencilla realidad funciona, es porque hombres con una tecnología superior, han conseguido imponer un cuento mucho más amable, pero ojo, lo han hecho con unos métodos muy salvajes. Consuelo para el alma y dolor para el cuerpo; el mejor legado ideológico de la tradición judeocristiana para proteger un sistema mercantil calvinista. Lo viejo debe morir, pero lo viejo no es el mundo occidental emergido del antiguo colonialismo europeo, lo viejo son las estructuras de poder y sus formas de expolio y explotación. Lo nuevo que debe nacer es la unidad de los oprimidos de los países colonizados y los países colonizados y la riqueza de todos los pueblos enfrentado un narrativa disociada de la verdad que ha durado ya demasiado.
Nada de lo que nos rodea, está sujeto a un orden superior divino, salvo claro está, el azar de nacer en un año feo, un día sin gloria y un nombre impuesto. Todo lo que no es fortuito, que es muy poco, es producto de decisiones que algunos hombres toman y terminan por trascender a través del tiempo y afectan a millones de personas.
Revertir la realidad y sus consecuencias, es tarea de muchos hombres que tampoco estamos solos y que a la vez somos depositarios de la tradición de lucha y resistencia de todos los que a lo largo de la historia y de estos más de quinientos años de lucha y resistencia han enfrentado y desafiado a las élites del poder colonial e Imperialista.