China, Revolución en la educación (1/4) (Documentos sobre la GRCP)

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Los grandes principios

A – Discusión en todo el país sobre la revolución en la educación primaria y secundaria

En este momento se lleva a cabo en todo el país una larga y minuciosa discusión sobre la revolución en la educación. Se inició en noviembre de 1968 con la publicación por parte de «Renmin Ribao» (Diario del Pueblo) de una propuesta presentada por dos maestros de escuelas primarias rurales, pidiendo que se le atribuyese la gestión de las escuelas primarias del Estado a las brigadas de producción de las comunas populares. La propuesta desencadenó inmediatamente un animado debate en todo el país y, sólo en 15 días, el periódico recibió sobre el asunto siete mil cartas o artículos de las masas revolucionarias de las ciudades y de los campos. El tema en discusión se fue extendiendo hasta abarcar, además de la gestión de las escuelas primarias rurales, la correcta gestión de las escuelas primarias y secundarias urbanas. En el pasado mayo, el mismo periódico publicó un programa de enseñanza para las escuelas primarias y secundarias rurales (Proyecto), elaborado por el comité revolucionario del distrito de Lichou, en la provincia de Kilin. Este programa, que sintetiza numerosas creaciones y sugerencias realizadas por las masas durante la Gran Revolución Cultural, llevó la discusión a una fase aún más importante. Durante los últimos diez meses «Renmin Ribao» publicó, en el epígrafe dedicado a este asunto, sesenta y cuatro grupos de cartas y artículos que también contribuyeron a impulsar aún más la discusión de otros temas como, por ejemplo, la gestión de las Universidades Socialistas.

¿Cómo hacer una revolución en la educación?

La Revolución Cultural Proletaria, iniciada y dirigida personalmente por el Presidente Mao, es una gran revolución política en el área de la superestructura que comprende, entre otras, la cultura, el arte y la educación. La Directiva del Comité Central del Partido Comunista de China sobre la Gran Revolución Cultural Proletaria subraya que «reformar el antiguo sistema de educación, así como los viejos principios y métodos de enseñanza es una tarea de extrema importancia para la Gran Revolución Cultural Proletaria en curso«. En 1966, apenas comenzada esta revolución, los profesores y estudiantes revolucionarios, así como los jóvenes de la Guardia Roja de todo el país, poniendo en alto el lema «Tenemos razón cuando nos rebelamos contra los reaccionarios«, desencadenaron el asalto contra el antiguo sistema educativo y alcanzaron importantes victorias. Después, con la entrada de la Revolución Cultural en la fase de lucha-crítica-reforma, y de acuerdo con la consigna lanzada por el Presidente Mao: «La clase obrera debe dirigirlo todo«, la clase obrera, fuerza principal de la revolución proletaria y los campesinos pobres y medios, que constituyen su aliado más firme, entraron en las escuelas que, poco después, cambiaron considerablemente de aspecto.

¿Cómo dirigir y gestionar las escuelas? ¿Cómo reformar la educación? Estas son, para la clase obrera, campesinos pobres y medios, las tareas arduas y gloriosas, al mismo tiempo, que nunca había sido llevadas a cabo por sus predecesores: más que eso, no tenían precedentes en los que poder basarse. Sin embargo, vinculando a su propia práctica la teoría del Presidente Mao sobre la revolución en la educación y experimentando sin cesar, las masas adquieren por todo el país un cierto conocimiento, una cierta experiencia en estas áreas. Por consiguiente, para llevar hasta el final y en todo el país la revolución proletaria de la educación, es necesario «partir de las masas para volver a las masas«, es decir, desarrollar la discusión a gran escala. Las masas de obreros, campesinos y soldados, los profesores y estudiantes revolucionarios, así como los camaradas interesados de los diversos rangos de los comités revolucionarios, dedicándose a la práctica, organizaron debates y llevaron a cabo a la reforma. Las discusiones comprenden tanto exposiciones teóricas profundas como las ricas experiencias adquiridas en la práctica.
Nos detendremos a continuación sobretodo en los debates relativos a la revolución de la educación en las escuelas primarias y secundarias de las ciudades y del campo.

¿Quién debe ejercer el poder en la educación?

El Presidente Mao nos enseña: «La cuestión fundamental en la revolución es el poder«. El problema principal, puesto en discusión acerca de la revolución en la educación, es el siguiente: «¿Quién debe, en el campo, ejercer el poder en la educación?«. En el transcurso de las polémicas, los campesinos pobres y medios subrayaban: «En las zonas rurales el poder de la educación debe, sin ninguna duda, estar en la mano del proletariado. Si en el pasado la línea proletaria del Presidente Mao en el área de la educación no pudo ser aplicada a fondo y fue objeto de trastornos causados por la línea revisionista contrarrevolucionaria de Liu Shao-chi, ese renegado agente del enemigo y traidor de la clase obrera, si las masas escolares no pudieron formar continuadores de la causa revolucionaria según las reivindicaciones del proletariado, fue porque este no tenía en la mano el poder en la educación«. Y, con la fuerza de los hechos en su apoyo, muchos campesinos pobres y medios mostraron por qué razón «sin el poder cultural nuestro poder político no se puede mantener«.

Abordando la cuestión de la «plena confianza que tienen los campesinos en poder dirigir bien las escuelas«, algunos de ellos dijeron: «Tenemos un corazón rojo fiel al Presidente Mao, al pensamiento de Mao Tse-tung, a la línea revolucionaria proletaria del Presidente Mao; tenemos una historia familiar de sufrimientos y miserias soportadas en la vieja sociedad y un estilo de trabajo caracterizado por la aplicación, simplicidad y eficacia. Estas garantías son suficientes para permitirnos gestionar adecuadamente las escuelas primarias rurales«. En varios lugares, después de un cierto tiempo de práctica, se hizo evidente que las escuelas, una vez en manos de los campesinos pobres y medios, estaban perfectamente en condiciones de poder seguir una orientación justa en su funcionamiento así como en la formación de los estudiantes, y que así la educación podría ser rápidamente generalizada.

En el trascurso de las discusiones, muchos campesinos pobres y medios y muchos profesores que enseñaban en el campo, presentaron nuevas propuestas, como por ejemplo:

1) Creación, según las necesidades, de escuelas móviles, de escuelas que funcionen cada dos días y de escuelas que enseñan en las propias instalaciones, en las aldeas dispersas o remotas, en las regiones de pesca o de pastoreo donde las poblaciones se encuentran en constantes deslocalizaciones, con el fin de asegurar a todos los niños que tengan edad escolar la oportunidad de asistir a la escuela;

2) Creación, en las brigadas de producción, de los establecimientos que administrará, en siete años, la enseñanza primaria y secundaria del 1er ciclo; o de establecimientos que darán, en nueve años, la enseñanza primaria y secundaria de dos ciclos con el fin de, por una parte, reducir la escolaridad (bajo el antiguo sistema, los estudios primarios duraban seis años, los secundarios del 1er ciclo tres años y los del 2do ciclo también tres años; un total de 12 años) y, por otra, permitir a los hijos de los campesinos pobres y medios proseguir los estudios en el propio local en una escuela de grado superior y acabar, así, con las dificultades creadas por la distribución irracional de estos establecimientos.

En cuanto a la gestión de las escuelas primarias y secundarias de las ciudades, la opinión general surgida en el trascurso de las discusiones fue que, en cuanto a las escuelas rurales, debería llevarse a cabo una revolución a fondo en estos asentamientos urbanos que serían puestos enteramente bajo la dirección de la clase obrera y cuya gestión comprenderá tres formas principales: gestión de las fábricas, del barrio o gestión de la triple unión de la fabrica-comuna-distrito.

La razón por la que se recomienda confiar la organización de los barrios a la gestión de las escuelas primarias urbanas es que, de esta manera, se podrá combinar la educación escolar con la educación social y familiar. Los defensores de esta forma de gestión piensan que en los barrios se encuentran muchos trabajadores de fábricas locales y un gran número de trabajadores jubilados y que, por lo tanto, estos trabajadores podrían tomar en sus manos la dirección de las escuelas, dar los cursos e imprimir en la educación las directivas de la clase obrera.

La revolucionarización ideológica de los maestros

El Presidente Mao dijo: «El problema esencial en la reforma de la enseñanza es el de los maestros«. El control efectivo del poder en las escuelas para los campesinos pobres y medios asegura que los maestros se ajustarán realmente a las exigencias del proletariado para administrar estas escuelas y, al mismo tiempo, acelera la revolucionarización ideológica de los propios maestros. Durante los debates, muchos campesinos pobres y medios eran de la opinión de que, debido a que son los maestros los que dan directamente la educación a otros, es de ellos, en gran medida, que depende la elección de los libros de enseñanza, el género de hombres que se pretende formar. Por lo tanto, preparar un contingente de maestros de nuevo tipo, dar la mayor importancia a la revolucionarización ideológica de los maestros, constituye para las escuelas gestionadas por las brigadas de producción un problema decisivo, es decir, el saber si ellas (las escuelas) caminan hacia la restauración del antiguo orden o si, por el contrario, avanza de acuerdo a la línea proletaria del Presidente Mao Tse-tung en materia de educación.

Con este fin, algunos son de la opinión de que los profesores deben ser elegidos por los campesinos pobres y medios, entre los mejores graduados de los diferentes grados de educación secundaria, primer o segundo ciclo, en el seno de las brigadas de producción y que, también, no es conveniente apartar sin reflexión alguna a los antiguos maestros: mantener a los que son apreciados por las masas y que tienen algunos méritos, mientras que los pocos inaptos para realizar esta tarea y cuyas familias se encuentran en el campo volverán al trabajo productivo en sus respectivas brigadas. Todos los que se expresaron sobre este tema dieron especial énfasis a la política del Partido, de unidad, educación y reeducación de los intelectuales, haciendo hincapié en la necesidad de traer hacia si a la inmensa mayoría de los profesores, de desarrollar su participación en la reforma educativa y, al mismo tiempo, darles la posibilidad de volver a ser reeeducados por los obreros, campesinos y soldados, para transformar profundamente su ideología no proletaria.

La formación de un contingente de maestros proletarios destinados a las escuelas primarias y secundarias de las ciudades fue también fuertemente discutida. Según la opinión general, el cuerpo de maestros existentes tenía la necesidad de ser reeducado por los obreros, campesinos y soldados, de remodelar profundamente su vieja ideología. Algunos han sugerido un sistema de rotación para los maestros de las escuelas primarias y secundarias urbanas: después de haber enseñado dos o tres años, que vayan a trabajar el mismo período como trabajadores y campesinos en las fábricas o aldeas y, luego, volver a enseñar. Este sistema tiene para ellos un gran significado respecto a la prevención del revisionismo y a la lucha contra este. Algunas escuelas urbanas, a su vez, invitan a trabajadores, campesinos y soldados a asumir el papel del maestro. Como poseen experiencias ricas en la lucha de clases, en la lucha por la producción y experimentación científica, pueden dar explicaciones extremedamente vivas y, además, orientar los trabajos prácticos en los campos o en las fábricas; son muy bien acogidos por los alumnos.

El problema de la calidad de la educación impartida

Discutiendo el problema de la liquidación de las influencias nocivas de la línea revisionista del renegado Liu Shao-Chi en la educación, todos hicieron incapié en que, si este y sus agentes, en la batalla de la educación, se habían aplicado con frenesí a la línea contrarrevolucionaria, era para contrarrestar la línea proletaria del Presidente Mao. Estos individuos predicaron la llamada teoría de «estudiar para ascender a altos cargos«, lo que llevó a muchos jóvenes a considerar su estudio como un medio de sustituir el trabajo productivo, de «llegar a los puntos altos«. Llegado a su fin, se felicitaban por haber «salido de lo normal» y, en caso contrario, clamaban al cielo y a la tierra y despreciaban el trabajo del campo. Para poner en práctica la directriz del Presidente Mao: «La educación debe estar al servicio de la política del proletarido y estar combinada con el trabajo productivo«, es necesario refutar y desacreditar definitivamente la línea revisionista en materia de educación y acabar de una vez por todas con sus influencias nocivas.

Habiendo sido las escuelas primarias del Estado transferidas a las brigadas de producción, las horas consagradas al trabajo productivo aumentarán, al tiempo que disminuirán las dedicada al estudio; en este caso, ¿no se resentirá la calidad de la educación impartida en estos establecimientos? Este es uno de los problemas planteados en algunos artículos polémicos. Ciertos comités de gestión escolar de brigadas de producción, compuestos de campesinos pobres y campesinos medios y algunos maestros revolucionarios, se pronunciaron sobre el tema: en cuanto a la calidad de la enseñanza, las opiniones varían en función de las posiciones de clase en la que la colocamos. La línea revisionista desea que los criterios de calidad de la enseñanza sean «el porcentaje de alumnos que pasaron a una escuela de alto grado«, «la cantidad de conocimiento libresco adquirido por los alumnos«, mientras que, de acuerdo con la línea proletaria del Presidente Mao, el único criterio correcto es ver si los alumnos formados sirven o no de todo corazón al pueblo, al proletariado.

Los comités de gestión escolar de las brigadas de producción, compuestos por campesinos pobres y medios que ya han adquirido experiencia en la gestión de las escuelas, hablaron mucho de lo que han aprendido, perseverando en la línea proletaria del Presidente Mao. Tomando las obras del Presidente Mao como los principales manuales de enseñanza, la lucha de clases como materia primordial, el trabajo productivo como base, ellos mismos establecieron cursos y tiraron al basurero de la historia todo lo que estaba desligado de la práctica y que había servido para propagar ideas feudales, burguesas y revisionistas.

En las ciudades, miembros del equipo obrero de propaganda del pensamiento Mao Tse-tung trabajando en las escuelas, profesores y estudiantes revolucionarios, así como los padres de los estudiantes, critican el viejo programa, que era escolástico y lleno de materias, que daba gran importancia al pasado y despreciaba el presente, que sobrecargarba a los estudiantes de deberes y les enseñaba a aspirar a ser una celebridad y a pensar en su interés individual. Es absolutamente necesario, dicen, seguir la política del Presidente Mao según la cual los estudiantes «consagrándose principalmente a los estudios, deben al mismo tiempo adquirir otros conocimientos«; es necesario elaborar un nuevo programa de acuerdo con el principio de «poco pero mejor«. Algunas escuelas secundarias, bajo la dirección de la clase obrera, organizaron grupos de redacción de los cursos integrados por campesinos, obreros y soldados, profesores y estudiantes revolucionarios; ahora ellas tienen sus nuevos manuales.

En el presente, esta discusión nacional sobre la revolución en la educación sigue desarrollándose en profundidad. Creando laboriosamente lo nuevo, las masas de obreros, campesinos y soldados, así como los intelectuales revolucionarios, hacen constantemente el balance y el intercambio de experiencias con el fin de conseguir siempre un resultado mejor. Sus esfuerzos aceleraron la aparición de un sistema de educación completamente nuevo y de acuerdo con el pensamiento Mao Tse-tung.

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B- Un ejemplo de la nueva escuela creada: de servir a dar clases

Ho Kouei-Tchen, trabajadora de la fábrica de colofonia del distrito de Houaitsi, provincia de Kouangtong, entró, con el equipo de trabajo de propaganda del pensamiento Mao Tse-tung, en la escuela primaria nº1 de la ciudad de Houaitcheng, para desde ahí, dirigir la revolución en la educación. La primera vez que subió al estrado dio a los estudiantes de cuarto año una lección sobre el pensamiento Mao Tse-tung.

Tocó el timbre. Ho Kouei-Tchen entró en el aula y abrió el libro «Citas del Presidente Mao Tse-tung«. Fomentando un sentimiento profundo por el Presidente Mao, leyó en voz alta: «Un Partido disciplinado, armado con la teoría marxista-leninista, practicando la autocrítica y ligado a las masas populares; un ejército dirigido por un Partido; un frente único de todas las clases revolucionarias; estas son las tres principales armas con las que vencemos al enemigo«. Los estudiantes le pidieron escribir esta cita en la pizarra, lo que ella hizo muy lentamente, concentrando en ello toda la atención. Detrás de ella algunos estudiantes comenzaron a discutir en voz alta, mientras que otros se ponían a reír. Se dio la vuelta y preguntó: «¿Qué estáis diciendo?«. Un estudiante respondió audazmente: «Decíamos que, al contrario de nuestro antiguo maestro, la señora escribe muy lentamente y los caracteres utilizados no son del mismo tamaño«. Entonces Ho Kouei-Tchen, muy emocionada, respondió: «Sí camaradas, no soy como vuestros viejos maestros, soy una trabajadora que nunca frecuentó la escuela«.

«¿Por qué no fue a la escuela?«. Los críos, ingenuos, esperaban la respuesta de Ho Kouei-Tchen y esta se explicó con las siguientes palabras llenas de significado. «Camaradas, antes de la liberación mi familia era muy pobre y no podía pagar mis estudios. Después de la liberación muchas escuelas fueron influenciadas por la línea revisionista contrarrevolucionaria aplicada por Liu Shao-Chi en la enseñanza y servían a los intereses de los terratenientes y de la burguesía, y por eso, tampoco pude ir a la escuela«. Entonces, con lágrimas en los ojos, comenzó a contar el episodio siguiente:

«Antes de la liberación, bajo el dominio reaccionario del Kuomintang, había una niña cuya familia, compuesta por siete miembros, se apretujaba en un miserable cuchitril y no tenía casi nada que comer. La niña, con su hermano, mendigaba por todas partes. ¿Cómo querían que fuese a la escuela en estas condiciones? Más tarde, por la absoluta falta de recursos, su abuelo se suicidó. Obligaron a su padre a vender a su hermano y a su hermana mayor a un terrateniente y a dar a su hermana pequeña a otro terrateniente. A pesar de que la niña apenas tenía ocho años, no llegaba a vuestra edad, fue vendida a una familia rica como criada. Nunca se pudo acostar antes de la medianoche o levantarse después de que el sol saliese. Tenía todo el cuerpo negro de los golpes que recibía de su malvado patrón«.

Los estudiantes escuchaban en silencio, con los ojos llenos de lágrimas y los puños cerrados; estaban llenos de odio contra la vieja sociedad. Secándose las lágrimas y mostrando la cita del Presidente Mao escrita en la pizarra, Ho Kouei-Tchen continuó: «Camaradas, fue con estas tres principales armas que nuestro gran líder, el Presidente Mao nos llevó, a los pobres explotados y oprimidos del antiguo régimen, a derrotar a los enemigos y a liberar a toda China. La familia de esta niña fue así salvada del infierno y ahora está junta de nuevo. La niña es ahora una trabajadora, lleva una vida feliz y aprendió a leer y a escribir«.

Los estudiantes le preguntaron: «¿Dónde está ahora esa niña?«. Ho Kouei-Tchen respondió emocionada: «Es miembro del equipo de trabajo de propaganda del pensamiento Mao Tse-tung que han mandado a vuestra escuela. En este momento os está dando un curso del pensamiento Mao Tse-tung acerca de la lucha de clases; ella es precisamente la trabajadora que, ante vosotros, escribió tan mal y tan lentamente«. Después les preguntó: «Camaradas, en la antigua sociedad, nosotros, los obreros, los campesinos pobres y medios, podríamos ir a la escuela?» «No«, respondieron los estudiantes al unísono y en voz alta. Luego añadió: «Fue gracias a la correcta dirección del Presidente Mao que vosotros hoy en día podéis seguir con vuestros estudios. Pero Liu Shao-Chi quería restaurar el capitalismo y hacernos volver al sufrimiento. Buscaba por todos los medios formar en las escuelas a los sucesores de la burguesía. ¡Nunca le dejamos hacer esto! Debemos estudiar a fondo las obras del Presidente Mao, seguir a sus buenos hijos y mantenernos siempre fieles a él«. Guiados por Ho Kouei-Tchen, los estudiantes recitaron con toda seriedad la cita de Mao escrita en la pizarra. Habían comenzado a ver con otros ojos esta torpe escritura.

Toca el timbre. La trabajadora-profesora dice: «Esta lección no ha terminado, todavía tengo que daros explicaciones la próxima vez, ¿de acuerdo?» «¡Sí!«, fue la respuesta. Al acabar la clase, fue rodeada por los estudiantes. Algunos de ellos hicieron su autocrítica: «No debimos burlarnos de su manera de escribir«. Otros dijeron: «La lección que nos dio nos ayuda a entender mejor lo que es la lucha de clases«. Otros expresaron su conclusión: «Siempre seguiremos las enseñanzas del Presidente Mao y seremos sus buenos hijos«. Todos le pidieron a Ho Kouei-Tchen que les diese más clases sobre el pensamiento Mao Tse-tung.

Traducido por «Cultura Proletaria» de ligaoperaria.org.br

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