
Putin, el Papa Francisco y el «truco del almendruco»
En estos tiempos de crisis, -asegura Aday Quesada- no hay día que uno se levante sin que los titulares de prensa d te desconcierten con una Impactante noticia. El pasado fin de semana uno de sus flashes informativos me dejó atolondrado. El hombre que se había encargadode forma escrupulosamente y diligente de desmontar el socialismo en la URSS, descubre repentinamente el Mediterráneo y asegura que el sistema capitalista está «haciendo aguas». ¿Qué rayos está ocurriendo para que los representantes de Moscú y el Vaticano coincidan en el mismo diagnóstico?
POR ADAY QUESADA PARA CANARIAS SEMANAL
El presidente del Gobierno ruso, Vladimir Putin, hizo gala este fin de semana de su característica habilidad de viejo tahúr del Volga que al igual que aquellos otros que mercadeaban en el río Mississippi, intenta engañar a los políticamente despistados.
En efecto, el pasado jueves el mandatario del Ejecutivo ruso, en un debate que tuvo lugar en el balneario de la localidad rusa de Sochi, manifestó haber descubierto que el «actual capitalismo» que prevalece en la inmensa mayoría de los países «se ha agotado». Para dejar más claro que ha logrado descubrir el Mediterráneo, el político ruso precisó, además, que una vez que uno se mete en ese Sistema económico resulta imposible salir de su complicado nudo de complejas contradicciones.
Indicó, igualmente, que hace 30 años, coincidiendo con la «implosión» de la Unión Soviética, había dado comienzo la búsqueda de un «nuevo equilibrio» planetario, de relaciones estables en todos los ámbitos, en la base del sistema mundial. Pero -puntualizó-:
«hemos estado buscando esa base, pero –hay que admitirlo– no hemos podido encontrarla. Y aquellos que después del fin de la «guerra fría» se sintieron vencedores creyeron que habían alcanzado la cima del Olimpo y no tardaron en darse cuenta que este se estaba desmoronando, y que, incluso, bajo sus pies se había empezado a mover el piso”.
Putin se refirió, asimismo, a lo que él estima como los grandes desafíos del momento. Mencionó, entre otros, laS deformaciones del clima y la degradación del medio ambiente o la injusta distribución de los bienes materiales que conduce a una creciente desigualdad. También habló de la crisis de los alimentos, la escasez de agua, la falta de energía eléctrica, la pobreza y las dificultades para recibir asistencia médica adecuada.
«Todo el mundo dice que el modelo de capitalismo existente, que hoy es la base de la estructura social en la abrumadora mayoría de países, se ha agotado (…). En todas partes, incluso en los países y regiones más ricas, la distribución desigual de la riqueza material agrava la desigualdad».
CUANDO EL SISTEMA CAPITALISTA ES UNA «CATÁSTROFE NATURAL» IRREMEDIABLE
Llama poderosamente la atención como, de un tiempo esta parte, destacados personajes de la política mundial, que comparten la Administración de importantes poderes tanto políticos como económicos en el mundo, no dejan de lamentarse del «estado ruinoso» al que el sistema capitalista está conduciendo a nuestro planeta. No deja de resultar significativo que estos pronunciamientos coincidan siempre con los momentos más agudos de las crisis económicas y políticas generadas por este sistema. Cuando en el 2008 estalló la crisis de las hipotecas, un hombre tan fanáticamente afín al capitalismo como como ha sido y es el corrupto ex presidente de Francia Nicolás Sarkozy, manifestara «urbi et orbi» que había que plantearse de forma urgente lo que él denominó la «refundación» del sistema capitalista. A muchos de nuestros «progres» socialdemócratas, que han dejado de pensar en el socialismo como un objetivo factible y se conforman con un «capitalismo de rostro humano», declaraciones de este tipo hicieron que se les aflojaran los esfínteres. Sin embargo, sucedió que cuando los aspectos más agudos de la crisis económica desaparecieron aquellos vehementes propósitos -como era natural- se esfumaron con la misma velocidad con la que habían aparecido.
El propio Papa Francisco ha indicado en diversas alocuciones públicas, con la muy cuidada ambigüedad que suele caracterizar al oportunismo clerical, que el sistema capitalista se encuentra ya en almoneda. Y para demostrar la firmeza que contenía esa creencia hizo un desesperado llamamiento a las grandes fortunas mundiales para que derramaran su generosidad sobre los mismos pobres, que luego ellos se dedicarían a refabricar.
En nuestra opinión, con tales efímeros cantos de sirena no tienen otro propósito que presentarse ante la sociedad como «agentes ajenos» a las catástrofes que genera la economía capitalista y transmitir la idea de que el sistema capitalista es una «hecatombe natural», como lo puede ser una tormenta, un volcán, un terremoto o un maremoto. Y, naturalmente, ante tales «fenómenos naturales» no existe otra alternativa que la de aplicar paliativos, que reformen sus aspectos más lesivos, más hirientes, pero sin atreverse a tocar su esencia, pues esta es siempre intrínseca a la perversa naturaleza humana.
EL «CASO PUTIN»
No obstante, al caso del último pronunciamiento de Vladimir Putin hay que añadirle otros componentes que tienen mucho que ver con la situación de su propio país. Como es históricamente sabido, Putin logró ascender a la jerarquía de la burocracia postsoviética gracias al respaldo que recibió de Boris Yeltsin, un funcionario borrachín, pendenciero y corrupto que, con el apoyo de Estados Unidos, desmanteló, pieza a pieza, todo el edificio de la propiedad pública soviética .
Vladimir Putin hasta la retirada por razones de salud de Boris Yeltsin, en alianza con la nueva oligarquía rusa que se había apoderado a precio de saldo, de toda la infraestructura industrial soviética , desempeñó el papel de disciplinado «jefe del taller» en el desmantelamiento de la URSS.
Vladimir Putin, no obstante, que hasta entonces había sido un eficiente y organizado miembro de los servicios secretos de la URSS, se apercibió rápidamente de la perentoria necesidad de apropiarse de los valores históricos de la antigua URSS, muy sentidos y arraigados en el pueblo ruso a lo largo de los más de 70 años de la Revolución soviética. Esa operación política, con propósitos estrictamente oportunistas, permitió el rápido crecimiento de su popularidad entre el pueblo ruso.
Sin embargo, en la medida en que la crisis económica ha ido profundizando en Rusia y que una buena parte de la sociedad se ha ido apercibiendo de la pérdida de numerosas conquistas sociales obtenidas durante el período anterior, la popularidad de Putin inició un veloz proceso de deterioro.
En las últimas elecciones, celebradas hace apenas un mes, su partido Rusia Unida, una construcción política manufacturada ad hoc para el presidente y la oligarquía que lo apoya, conservó la mayoría. No obstante, el escrutinio dio unos excelentes resultado al Partido Comunista ruso que, de forma preocupante para Putin, comenzó a subir como la espuma en el apoyo de votantes. De ahí, este súbito interés del presidente ruso en someter al denuesto público a un ambiguo «sistema capitalista» cuya presencia es tangible pero al que no se le contrapone ninguna alternativa política y económica.
Los dos breves videos que insertamos en esta página pueden resultarle al lector muy significativos del característico oportunismo putinista mostrado a lo largo de los últimos tiempos . El primero corresponde a hace unos años. En él, Putin manifiesta claramente que el restablecimiento del socialismo en Rusia «es imposible». Agrega, además, las razones por las que piensa de esa forma. El segundo, contiene las declaraciones formuladas por el presidente ruso hace unos días, en las que denuncia el «agotamiento del sistema capitalista».
Vea ambos videos. Compárelos. Y, finalmente, saque sus propias conclusiones. Y si las comenta al pie de este artículo, mucho mejor, su opinion podrá ser conocida por miles de lectores.
1) PUTIN RESPONDE SI EN RUSIA SE PODRÍA REESTABLECER EL SOCIALISMO
2) «EL CAPITALISMO ESTÁ AGOTADO»